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El sujeto se veía unos años mayor que él y su vista se dirigía con seriedad a los juegos donde los niños corrían y se divertían frente a ellos. ¿Será que es padre de alguno?

—¿Tengo algo en la cara?—preguntó de improvisto el sujeto, sacando al castaño de sus pensamientos y avergonzándolo. Rayos, no se había dado cuenta que lo quedó mirando por varios segundos.

—¡No! Claro que no. Yo solo... lo lamento—intentó disculparse, sonrojándose levemente—. Solo... me preguntaba si era pariente de alguno de los pequeños de allá...—murmuró con vergüenza, desviando la mirada.

—No lo son. No tengo hijos, ni siquiera parientes—respondió con frialdad. Su mirada parecía estar vacía y totalmente perdida. El castaño se sintió peor por haber preguntado tal cosa—. No sabes cuánto daría por ser padre...—añadió con seriedad en sus palabras, aún sin dirigirle la mirada a TaeHyung—. ¿Tienes tú alguno?

—Uh, no, pero estoy en espera...—respondió con una sonrisa.

Fue allí donde el extraño volteó y lo observó de pies a cabeza, deteniéndose por un tiempo en su redondo vientre, frunciendo levemente el ceño. Cuando elevó la mirada y prestó más atención al rostro del castaño, sus ojos se entrecerraron, como intentando recordar algo, abriéndose de golpe en cuanto lo logró.

—¿Pasa algo?—cuestionó el menor con suavidad, confundiéndose por la reacción del desconocido.

—¿Estás comprometido?—preguntó de un momento a otro, sorprendiendo al castaño.

—Uhm, n-no creo que esa pregunta sea cortés, señor...—contestó lo más calmado y educado posible.

—¿Quién es el padre del niño?—soltó nuevamente el sujeto, empezando a asustar al menor, quien lo más discretamente posible intentaba alejarse del tipo e irse al otro extremo de la banca.

—¿Por qué pregunta tal cosa?—cuestionó TaeHyung muy nervioso. La forma tan desvergonzada en la que el extraño hacía preguntas fuera de lugar, lo estaba poniendo muy intranquilo.

Cuando vio que la mano del contrario se acercaba a él con la intención de posarla sobre su vientre, fue que su cuerpo empezó a temblar con fuerza y su respiración a acelerarse cada vez más, teniendo como único reflejo el abrazarse a sí mismo y hacerse más pequeño en su lugar.

—No creo que sea de buena educación amedrentar a una persona—demandó una potente voz de la nada.

En cuanto TaeHyung abrió los ojos, se encontró con un pelinegro sosteniendo con vigor la muñeca del sujeto extraño que segundos antes quiso tocarlo sin su consentimiento. Sin pensarlo dos veces, se puso de pie rápidamente y se escondió detrás de su salvador, sintiéndose protegido por este.

La gente que caminaba alrededor observaba con los ojos bien abiertos lo que estaba sucediendo.

—Le pido, por favor, que se retire—habló JungKook, agravando su voz y mirando fijamente al tipo frente a él, liberando por fin su muñeca.

—¿Quién eres tú, mocoso, para venir a darme órdenes?—cuestionó de forma hostil el extraño.

—Se lo estoy pidiendo de forma civilizada, señor—dijo Jeon—. De lo contrario, me veré obligado a llamar a la policía y acusarlo de acoso. Hay muchos testigos, por si cree que puede salirse con la suya—añadió de forma calmada, aunque por dentro quisiera liarse al golpes.

El desconocido miró con odio puro al pelinegro, y, tras observar con sus oscuros y peligrosos orbes a TaeHyung, se retiró de la escena a grandes zancadas.

—TaeHyung, ¿estás bien? ¿Lo conoces?—preguntó JungKook, volteándose para abrazar por instinto al tembloroso castaño, quien aceptó los brazos del contrario y enterró su rostro en la curvatura del cuello del menor.

911-KookTae Donde viven las historias. Descúbrelo ahora