Parte 4 "Felicidad No Tiene Cambio"

900 109 10
                                    

Narra Edward.

Ya era muy tarde para mi.

Despues de horas abordamos el tren el coronel Mustang y yo, Al solamente estaba ahí parado, preocupado y asustado por lo que pronto pasaría... La boda del coronel, mis sentimientos destrozados, pulverizados...todo.

— Oye niño, ¿puedes ser honesto conmigo de una vez? —Comento el azabache después de que el tren avanzará. —

— ¿de que estas hablando ahora idiota? —me cruce de brazos y mire afuera, ¿se habrá dado cuenta que yo... Lo amo?. —

— Ah... Últimamente has estado demasiado cortante y serio conmigo. ¿Que te sucede?.

— ¿porque te preocupa tanto imbecil?

— ¿ahora lo entiendes?. Antes no eras tan agresivo, no me insultaba tanto como ahora. Dime si hay algo que te molesta Elric.

Su rostro serio y el ambiente tenso me hizo mirarlo a los ojos, sabía que en ese momento estaba totalmente rojizo, mis megillas ardían, el sol de aquel atardecer me ayudó a disimular mi sonrojo. Pero el ambiente seguía igual de tenso, no sabía que decirle, no sabía cómo hablarle... No sabía que hacer.

— No tengo nada...

Yo te amo...

— ¿entonces... Que hice para que cambiaras?

Casarte con esa idiota niña rubia...

— Estoy bien Roy, entiende... Son problemas que cualquier niño tiene.

— Edward... Por favor dime la verdad.

— ¿qué?, es ridículo.

Abrázame...

— Iré al baño...

— No...

Me dejes Roy, por favor.

El coronel ignoro mi negación y salió hacia el otro vagon, había pensando en voz alta, sus ojos cansados y pequeños...

Yo le causó problemas.

Debería dejar todo así...

— Oye tu... ¿Eres un Alquimista?

— ¿mh?

Mire hacia mi izquierda, del lado del pasillo se encontraban unos cuantos sujetos con abrigos grises y anteojos de sol.

— ¿para que quieres saber eso?

Roy aparece por favor...

— Niño, no deberías hablarme así. —dijo el tipo más alto mientras chasqueaba los dedos, uno de sus compañeros sacó una esmeralda verde la cual comenzó a brillar. —

Al verla, mis ojos comenzaron a ver borroso, muchos recuerdos venían a mi mente, mi hermano, Winry, Riza...

Roy...

No pude recordar nada después de aquel acontecimiento, no tengo noción del tiempo, sólo sabía que era muy tarde, era de noche.

Abrí los ojos, mi cabello estaba suelto, estaba en una silla, atado de pies y brazos... Es decir, Pie y brazo. Mis partes robóticas no estaban conmigo...

— ¿q-qué? —susurre para luego empezar a sentir un horrible dolor en mi brazo y pierna faltante . — ¿donde estoy?

— Despertaste... Acero... —al fondo del vagon donde estaba, un hombre con una vela se acercaba a mi, jugando con mi reloj de alquimista estatal. —

—¿Que es esto?, ¿quién eres? —dije con una voz seria pero en el fondo de mi, estaba asustado. —

— Niño, se que no comprendes nada ahora... Pero no importa, cuando obtenga al fin mi reconocimiento, todos te olvidarán. Alquimista de Acero.

— ¡SUELTAME AHORA! — dije moviéndome de lado a lado, las fuertes cadenas no me lastimaban. —

— Entiende... Ahora yo soy tú. Y volveré a recuperar lo que en un inicio se me otorgó. —finalmente pude visualizarlo. Era un hombre de unos 30 o tal vez 40 años, barba roja y cabello rojizo, ojos verdes como su esmeralda y una tes morena. — Gracias a ti, por fin podre volver a donde siempre pertenecí. —dijo mientras se acercaba a mi, con una sonrisa, tocando mi cabello suelto y mi frente , río malicioso mientras miraba como de su esmeralda salían varios destellos que iluminaban la habitación, su voz estaba cambiando... -

Se convirtió en mí.

Mire como a lo lejos estaba mi brazo y pierna, junto con ellos mi ropa exterior, mientras el se convertía trate de formar un plan para llegar por lo menos a mis partes metálicas.

Me fue imposible...

Él ya me había quitado todo, mi identidad.

— Bueno, hora de que me reconozcan...

—IDIOTA, JAMÁS TE RECONOCERÁN SI TE VEZ COMO YO... SOLO HARÁS QUE ME RECONOZCAN MÁS A MI. —grite mientras sentía mi cabeza doler. -

— Estúpido niño. —me dio un golpe a puño cerrado en mi rostro, sacándome sangre de la nariz y haci haciendo que me mordiera mi labio y de este salir sangre. —

— Jamás serás igual que yo...

Roy ayuda... Tengo miedo.

— Eres un bastardo...

Mi cabeza... Sentía como estaba por explotar.

— mocoso, deja de pelear, mientras más peleas, estas muriendo, implanté en ti un pequeño ser se está comiendo lo más profundo de ti. Lo siento pero este ser no puede ser destruido, a menos que esta hermosa joya sea destruida. —empezó a reír mientras aquella esmeralda seguia brillando. — bueno... Adios. —se llevó mis cosas excepto mi brazo y mi pierna, solamente las dejo arriba de un librero muy alto, tratando de esconderlas. Que idiota. —

Me dejó totalmente solo, Roy vera que no soy yo...
A Roy no le importo...

No puedo hacer nada... Aquel sentimiento de dolor y frustración se apoderó de mi. Mientras mi cabeza estaba a punto de explotar, yo estaba rendido... No podía hayar ninguna solución en ese momento, era un vagon solitario, nadie podía escuchar mis gritos de desesperación y mis fuerzas se debilitaban...

Soy débil....

Y siempre viví con el horrible pensamiento de que Roy algún día seria mio...

Soy un idiota...

Mi AlquimistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora