Parte 5 "El Corazón Lo Sabe"

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Narra Roy Mustang.

Después de volver, camine hacia mí asiento, mire que no estaba el pequeño rubio... Fue demasiado extraño.

— ¿Edward? —pregunte al llegar y no ver ni un rastro de él. —

Debo admitir que me estaba preocupando un poco al no ver ninguna señal de él. Comencé a buscar en los demás vagones y no encontraba nada...

— Hey... ¿A quien buscas?

Por fin, pude escuchar esa tierna y suave voz... Tranquilizada.

— Edward... —camine rápido hacia él y lo mire una vez que estaba frente suyo, toque con delicadeza su hombro. — ¿Estas bien?

— Eso no importa... Vamos a descansar. —dijo el ojidorado ignorando mi preocupación y quitando mi mano de su hombro. —

— ¿Enano?... —susurre para luego suspirar... Parece que esta enojado por algo. —

Ya estaba atardeciendo más, ta estaba obscuro en un abrir y cerrar los ojos, el pequeño no me dijo nada en todo el transcurso que llevábamos... Era extraño, él siempre se quejaba o me molestaba pero esta vez... Era extraño que no me voltear a a ver...

— Hey enano.

—¿mh?

Lo sabía... Él no puede ser Edward... Jamás me respondería cuando le hablo de enano... Veamos cuanto dura su engaño...

— ¿Estas bien?

— si, ¿porqué? — preguntó devuelta él mirándome recargado en el brazo de metal. —

— Esque... Te vez... Diferente... Creo que... Yo estoy... Confundido entiendes...

— ¿confundido?, ¿a qué te refieres?

— yo... Creo que no me casaré con Riza... —dije fingiendo dolor. —

— ¿porque debería importarme si te casas o no con ella?

Joder... Edward sí respondería algo así... Tal vez estoy alucinando... Él está cansado y yo también...

— Lo siento pequeño... Nose porque lo dije...

Era extraña esa sensación, me dio nervios hablar así con él.

— al parecer no estas en tus sentidos completamente. Dormiré un rato...

Al acabar su frase se acomodo a mi lado y se dejó caer en mi brazo,  después de un rato, un mal presentimiento me llegó, estaba muy nervioso... ¿A que se debía?...
Suspire y mire al rubio completamente dormido a mi lado, su respiración lenta y su cabello dorado flotando por la brisa del aire que entraba, era cálido tenerlo a mi lado... Pero no podía dejar de presentir algo malo.
Note que al parecer le molestaba un poco su coleta por lo que decidí quitársela y dejarlo con el cabello suelto.

Sin embargo...

— ¿Qué ...?

No podía sujetar su coleta, era como si al momento de tocarla me traspasará la mano.

— Idiota... —sentí como aquel tipo se levantó bruscamente y me arrebato de mi bolsillo interior del abrigo, mis guantes.— Ahora ambos están desprotegidos... —hablo el sujeto levantándose del asiento. —

Un fuerte resplandor salió de su bolsillo del pantalón, de ahí mismo, sacó una esmeralda, convirtiéndolo en un sujeto... Que ya recordaba...

— ¿Donde está Edward?

— jaja, tal vez él ya no esté con vida... Lo dejé por ahí tirado mientras se lo comía algo... —note que sacó su reloj de alquimista. —

— Eres un.... AAAHHHH —un fuerte dolor de cabeza me hizo desviar la mirada de donde estaba. —

— Fue un placer coronel Mustang, ahora a recuperar lo que me quitaron. —dijo el corriendo y saliendo de vagon. —

— Ed.... Ward.... —temblando y algo adolorido, corrí del otro lado, para ir a los últimos vagones... Es posible que este por ahi... —

Narra Edward.

Estaba tan desesperado, el dolor me invadía, mis fuerzas se debilitaban, así que trate de forzar las cuerdas de mi mano, haciendo la suficiente fricción para sacarme sangre y dibujar un círculo de transmutación, soltandome de las cuerdas, me arrastre a la puerta y por suerte ahí se encontraba mi pierna y brazo. Me levante debilitado y comencé empujar aquel librero para bajar mis extremidades, una vez lo conseguí, estaba tan cerca de ellos... Pero mi cuerpo dejó de responder... Estaba tan adolorido... Aquel insecto implantado en mi ya había consumido gran parte de mi cuerpo interno, no podía hacer nada...

— EDWARD.... —La voz de mi gran ángel lleno el vacío de la habitación y de mi corazón... —

— Roy... Llegas... Te... —dije sin ganas y adolorido, así sonriendo le casi sudando. —

— Edward...

Su voz... Me hacía tan feliz... Me alegraba poder escucharlo denuevo... No lo perdí...

Mi AlquimistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora