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El señor Gueermo se estaba tomando demasiado en serio lo del musical. Tanto, que nos inscribió a toda la clase, en un grupo de comedia musical. Por suerte, era todo pagado por él. Aun asi, solo nos inscribió a los actores principales, mientras que los bailarines fueron a clases de baile directamente. Era estúpido, pero si podía hacer que ganemos, no importaba.

Ya había pasado otra semana y media, en la cual tuve que soportar al chico que decía ser mi novio. Por momentos se mostraba tierno, y por otros, como un completo imbécil. No sabía qué hacer con él, imaginen que incluso pensé en hablar con Heidi. Me encontraba algo desesperada.

Me encontraba practicando en casa, cuando Damien se apareció.

—No quiero molestarte, pero, ¿Sigues con él? —se apoyó en el marco de la puerta.

A diferencia de otras veces, me miraba cansado, y no enojado como solía hacerlo.

—Hola, ¿No?

—Claro —revoleo los ojos—. ¿Sigues con él?

—Sí, asi es —suspiro pesado—. No hay nada que pueda hacer, le prometí una oportunidad y lo estoy cumpliendo, ¿Qué quieres que haga?

—¿Y si te muestro que tengo evidencia en su contra? —¿Ahora jugaba al abogado?

—No me importaría, no tengo tiempo para amoríos absurdos. Debo dedicarme a ensayar, para ganar ese concurso —movía mis pies de un lado a otro, para controlar mi respiración mejor. No era algo que el profesor me haya dicho que haga, pero parecía funcionar para mí.

—Saldrás lastimada. O muy enojada —señalo.

—Ya que, otra decepción en mi vida no me hará más débil —lo vi resignado, con la mirada baja—. Pero hey, gracias por ser como eres conmigo —le sonreí con amabilidad.

Estos días, mis padres me dijeron que debería ser más buena con mis amigos, y con quienes me quieren. Yo les dije que a ellos los amaba, y los trataba bien. A lo que dijeron que debo ser buena con todos por igual. Eso era una desventaja de contarles todo. Se veían tranquilos con el tema de Eric, felices porque yo "intente rehacer mi vida". Ojalá fuera asi. Aunque si es cierto, que después de Clyde, no he tenido pareja. Sin embargo, me sentía bien con eso. Incluso diría que me siento peor ahora que supuestamente tengo novio, que antes.

Lo peor es que cada día, tengo que lidear con los comentarios del resto. Cada día, sin falta, escucho a alguien hablando sobre lo que me conviene o lo que no. Sé que hacer, y sé que soy responsable de mis asuntos. Lo que, al parecer, los demás no entienden.

Seguí ensayando, hasta que recibí un mensaje.

Wendy.

Ella también me trataba diferente estos días.

Me trataba con extrema dulzura, a la vez, que decía que mi relación no iba a funcionar. Yo intentaba decirle que no era algo serio, que yo ni lo consideraba nada. Ella no escuchaba. Eso me tenía preocupada, no era la chica que solía conocer. Era distinta. Pero tampoco podía enfocarme en ella.

Su mensaje, hablaba sobre mi relación, de nuevo. Suspire agotada, y lance mi teléfono a la cama. Este volvió a sonar. A toda velocidad fui a buscarlo, no iba a responder bien. Pero se trataba de Pete, asi que respire hondo y revise lo que sea que quería decirme. Una propuesta, de participar cantando con él en un dueto. Me negué. En sí, quería hacerlo, pero me sentía agotada. La escuela se ponía pesada, debía ensayar y encima escuchar las opiniones del resto sobre mi vida, todo el día. Era tan tedioso, que en cualquier momento me escapaba.

Recibí otro mensaje, esta vez del grupo del colegio. Estaban organizando una fiesta para el viernes. Consideré el estrés que cargaba, y supe que quería ir, relajarme y disfrutar un rato. Baje las escaleras, para pedirle permiso a mis padres. Como siempre, aceptaron. Ese día era martes, y yo ya deseaba que sea viernes. Necesitaba un descanso. Reí con amargura, casi me sentía como Alexander Hamilton.

Nah. El cargaba con mucho mas estrés.

Lo mío eran puros dramas adolescentes. Estúpidos y banales.

Luego de cenar, y preparar mis cosas para el día siguiente, al fin era hora de dormir. Repasé mi cuarto, y sonreí. Al menos en mis sueños me sentiría libre, por unas horas. Para después despertar, y volver a la vida que estaba llevando. La cual, no me hacía sentir nada bien.

(...)

Estaba sonando con mi madre. Y era consciente de que era un sueño, eso solo hacía que mi actitud en él sea peor. Ella se encontraba cuidando a Damien, atendiéndolo como a un rey. Al principio no me molestaba, pero allí, yo era invisible. O me estaban ignorando, quizá. Yo llamaba la atención de mi amigo, de mil y una formas, sin conseguirlo. Hacia un berrinche, tirando todo lo que estaba a nuestro alrededor. Escuchaba su estúpida conversación, y me enfadaba más. A mí nunca me hablo asi, siempre me maltrataba. Maldita perra.

—Oh, Damien, ¿Crees que hice bien en darle poder a _____? —le dijo ella, amorosa.

¿Qué, que? Ella... ¿Es la responsable?

—No, para nada. Sabrá manejarlos, tenlo por seguro. Además, no se lo diste tu —de repente, el chico me miraba—. Está en su sangre.

Sonreía con malicia, y yo me espantaba. Ambos me miraban, y se transformaban en seres horrendos. Yo corría, y corría por toda la casa, espantada. Asi, caía en los brazos de un hombre, vestido de blanco.

—Tranquila, _____. Yo te guiare.

Su voz serena, me hizo sentir mucho mejor. Me aferre a él con fuerza, y él me tapo con sus prendas. Aun asi, podía oír el sonido que los otros dos hacían. Yo temblaba, de solo escuchar.

—No temas, no debes temerles, o eso te hará débil —decía aquel hombre.

Yo quería creerle, pero entonces ellos me tomaban y me arrastraban por el suelo.

Grite.

Y de esa forma, me desperté, con mi teléfono sonando sin parar.

Revise, y se trataba de alguien llamando.

—¿Hola...?

—_____, ¿Qué estás haciendo? Alguien me dijo que me estas engañando, carajo —era Cartman.

Corte la llamada.

Y asi lo supe, por fin.

Mi paciencia ya se había desbordado.

A Typical Anti Typical Love [South Park y Tu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora