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Los días habían pasado, los ensayos de la obra fueron una maravilla. En cuanto el señor Gueermo, se recupero de la gripe, volvió. Se sintió orgulloso al vernos, y atribuyo nuestra buena actuación a los días en los que su estúpido hijo lo suplanto.

Si, claro, como no.

Estos días, tuve que estar con Pip, más de lo que me gustaría. Lo bueno, era que no siempre Damien estaba allí. Y las veces que mi hermano no estaba, lo trataba mal. A ver, no tenía nada en contra suya. Pero la gente tan buena y tranquila, me enfurece. Es como si quisiera matar a sus padres, y dárselos de comer, para ver como reaccionan.

Por suerte, Pip es huérfano.

También estuve concentrada en el baile, fui a comprar un hermoso vestido, junto a mi pareja, que hacía juego con su smoking. Nos íbamos a ver de maravilla. También intenté ver tutoriales de maquillaje, para realizar algo impactante. No pensaba pagar para que me maquillen una noche. Apreciaba el trabajo de los estilistas, pero conociéndome, prefería hacerlo yo.

Estaba pintandole las uñas a Damien, cuando alguien me llama.

—¿Si? —respondí atendiendo.

—¡_____! ¿Te enteraste? La obra será el mismo día de la fiesta —abrí mi boca sorprendida, y mi otra mano manchó un poco del dedo de Damien, quien chasqueo la lengua.

¡Era super genial!

Podría sacarme dos asuntos de encima, en un mismo día. Y como la fiesta era a la noche, podría divertirme y festejar con mis amigos, por lo bien que salio el musical. Todo estaba marchando tan bien, que sentía que alguien debía morir o algo.

Seguí hablando un rato más con la peli negra, mientras el azabache a mi lado solo golpeaba su pie contra el piso, siendo bastante irritante. La verdad es que no entiendo como no me di cuenta de que el era mi hermano antes. Es decir, tenemos un mal humor terrible, poca paciencia, pocas ganas de sociabilizar, ante la incertidumbre somos agresivos. Y mejor ni hablar de nuestras expresiones faciales.

Vi a Damien de reojo, mientras escuchaba lo que decía mi amiga. Me observe en el espejo, e imite el ceño fruncido del muchacho. No pude evitar soltar una risita, al ver nuestro parecido. Era ese tipo de parecido que no lo ves a primera vista, más bien, cuando vas conociendo a las personas.

Mi primo, por ejemplo, es idéntico a un YouTuber argentino.

—_____, ¿Estas bien? Te oí reír...digo, no quería molestarte con mis problemas. Mis relaciones no son tan importantes.

Oh, dios. Tomaré nota, no volver a reírme cuando mis amigos me hablan.

Al parecer, Wendy estaba sintiendo algo por dos chicos. Por Stan, y por Cartman. Eso sí que casi me saca una risa. Es más, cuando dije el nombre de Eric, mis dos hermanos (el muerto, y el demoníaco) se acercaron a mí, para escuchar mejor la conversación. Sin embargo, no fue tan interesante como esperaban. Sólo que la azabache, quería a toda costa volver con Stan, pero se daba cuenta que cuanto más cerca estaba del chico, más le costaba sacarle los ojos de encima al castaño. Yo la aconseje de manera muy básica, no podía ni aconsejarme a mi, menos sabría que hacer con ella. Aún así, me agradeció.

(...)

Y, oh, el gran día, llegó.

—Dios, esta peluca es muy molesta —se quejo Stan.

—¿Por qué la llevas puesta? —reí.

—Mi padre...—suspiro—. Quiere empezar a vender marihuana para actores, gente más influyente y eso. Entonces tiene una idea disparatada, de hacer que me parezca a Lin Manuel Miranda, para llamar su atención en las redes sociales, y ofrecerle su hierba.

A Typical Anti Typical Love [South Park y Tu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora