𝕮 𝖆 𝖕 𝖎́ 𝖙 𝖚 𝖑 𝖔 6

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Y aquí el capítulo.

Declaimer: Harry Potter no me pertenece, si no, a su autora JK. Rowling. Sólo lo utilizo para entretenerme y entretener, pero no me beneficio lucrativamente.

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Era las ocho de la mañana, el comedor apenas tenía estudiantes, en especial Gryffindor, sólo la casa de las serpientes tenía sus correspondientes estudiantes desayunando como se debía.

Ellos se levantaban a las seis los mayores, la siete los menores, para salir de los dormitorios a las siete y media. Era un régimen estricto utilizado por Severus, incluso salían en fila en las mañanas protegiéndose entre sí y ayudando a los menores para que no se pierdan.

Harry le gusto esto. Por más que las otras casas se quejen de este sistema tan estrictos, todos se cuidaban entre si por más que los estudiantes no fueran agradables. En el colegio muggle no era de esta manera y se debían cuidar solos después de cruzar la entrada. Harry lo sabía muy bien porque los profesores nunca lo defendieron de el matón de su primo (¡Que ya no lo era!) y sus amigos. Ahora era diferente.

En el desayuno tenía avena que podía ser acompañado por frutas o miel. Aparte unas tostadas y leche, diferente a la casa de Gryffindor que ni siquiera tenían una alimentación adecuada y algunos comían como cerdos.

Su desayuno era acompañado de la poción nutritiva pasada por el profesor Snape que le dio una mirada diferente al otro día. Se podía decir que había cariño, sólo un poco, y acariciar su cabeza fue una sorpresa para él.

Con voz neutra, los miro a ambos y dijo. "Espero mucho de ustedes hoy" y se fue como vino.

Hoy tocaba pociones, después de encantamiento. Sería entretenido si era como química que fue una de las materias que más le gusto y claro, se leyó el libro, pero no estaba seguro si sería capaz de responder las preguntas que seguro que le haría en la clase.

Draco parecía algo cansado por quedarse despierto más tiempo de lo que debía. Harry lo animo como pudo diciendo que la primera clase era encantamiento, algo que a Harry le gusto bastante.

Lo que sí animo a Draco fue recibir en la mañana una carta de sus padres y algunos dulces de cortesía de la señora Malfoy. Harry por otro lado, el primer día de clases, que fue ayer, quedó fascinado con las lechuzas que repartían el correo a primera hora.

Obviamente no recibió nada el primer día, pero Hedwig estaba ahí volando a su alrededor. A veces le mordisqueaba la oreja jugando con él para después irse a dormir en la lechucería de Hogwarts. Sin embargo, recibió una carta y Hedwig recibió una chuchería que trajo consigo sabiendo que vendría.

Fue una carta de su padre.

Querido Harry (decía con una hermosa caligrafía)

El viernes después de clases, cual tienes libre, podremos hablar con mayor claridad a la hora de las cuatro (Tengo libre). Te contaré con detalles (no demasiados) sobre la relación que llevaba con tu padre, sé que algunas historias te gustarán y otras no tanto, pero que debes de saber. Habrá galletas y chocolates.

También te escribo para decirte que tienes cita con el oftalmólogo (así lo conoces tú) para ver el asunto de los lentes. Será hoy después de pociones. Te buscare y arréglate lo mejor que puedas, puede que vayamos a comprar algunas ropas.

Thomas Gaunt .

Cuando Draco dejó de escribir la respuesta a la carta de su madre, le pidió prestada la pluma que aún no se acostumbraba a escribir. Respondió «Me gustaría y estaré preparado para hoy, nos vemos más tarde» y la envió con Hedwig. Claro que fue una sorpresa para algunos que la lechuza de Harry volará hasta el profesor de DCAO.

El Secreto de James PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora