𝖖𝖚𝖆𝖙𝖙𝖗𝖔.

417 59 60
                                    

John abrió la puerta de la tienda el sábado por la mañana y se encontró con gritos infantiles.

-¡No quiero irme con ellos!

Cassie, de cinco años, estaba agarrada a la pierna de su madre mientras Brendan, de seis, corría alrededor de la mesa y Audrey, de ocho, miraba soñadora por la ventana.

John miró a Roger y vio con alivio que parecía divertido ante la escena. Brian, sin embargo, estaba dando golpecitos con las uñas sobre la caja registradora y la expresión de sus ojos era decididamente fría.

«Funciona», pensó John encantado.

-¡Buenos días!-saludó.

-Hola, tío John-contestó Cassie corriendo hacia el.

-¿Qué te sucede, Cassie?-le preguntó John arrodillándose a su lado.

-Tenemos un problema-le explicó Roger-Cassie no se quiere venir con nosotros.

-Si Cassie no va, yo tampoco voy-dijo Audrey.

-¡Yo sí voy!-gritó Brendan sin dejar de correr.

-Si tus hermanas no van, tú tampoco-dijo Julie.

John vio su perfecto plan arruinado.

-Cassie, ¿no te quieres ir con Roger? Pero si te va a llevar a un sitio muy divertido.

-¿Dónde?-preguntó la niña llorando.

-¿Dónde quieres ir?-le preguntó Roger.

-¡Al laberinto!-contestó Brendan.

-Sí, mira, el laberinto-dijo John-El laberinto es muy divertido. Es mi sitio preferido..¿A que quieres ir?

Cassie se metió el pulgar en la boca mientras consideraba la cuestión.

-Sí... pero si tú vienes, tío.

-¿Yo?-exclamó John-No puedo,Cass. Tengo un montón de trabajo.

-Pues, entonces, yo tampoco voy-se cerró Cassie-Me quedo y los ayudo.Mamá dice que soy muy buena ayudando.

John se estremeció y miró a su hermana, pero Julie se limitó a encogerse de hombros. John consideró sus opciones: ir o despedirse de su plan. Miró a Brian.

El pelinegro seguía mirando a los niños. ¿Era desagrado lo que irradiaban sus ojos?

-Muy bien, voy con ustedes-contestó John.

Cassie sonrió encantada. Roger sonrió también. Brian arqueó las cejas.

-¿No habías dicho que tenías que terminar una boda para hoy?-preguntó.

-Sí, pero con volver a las cinco todo irá bien.

-Si no vas a trabajar, no es necesario que Roger y yo cuidemos de los niños, ¿no?-apuntó Brian con lógica aplastante.

-Oh, pero... pero les hace ilusión que vengan ¿sabes?.

-A mí me da igual que vengan o no-gritó Brendan.

-¡Brendan!-lo regañó su madre-No seas maleducado.

-Perdón-se disculpó el niño sin parar de correr.

-¿No te apetece estar unas horas con ellos, Brian? Seguro que sí-insistió John-Sobre todo con Cassie, que va a llevar las flores en tu boda.

-A mí me apetece mucho ir,cariño-dijo Roger-¿Te parece bien?

Brian no parecía muy contento, pero asintió.Así que se metieron todos en el coche de Roger, y fueron rumbo al laberinto.

John se sentó en la parte de atrás con Cassie en el regazo. Los niños se pusieron a gritar y a cantar a todo pulmón. En lugar de hacerles callar, como habría hecho en otro momento, John dejó que lo hicieran.

𝕷𝖎𝖆𝖗 (𝖉𝖊𝖆𝖑𝖔𝖗)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora