Hora del café: hablemos sobre terror

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Estoy saturado de tanto estudiar, así que voy a hacer una cosa maravillosa para hablaros sobre el terror y así despejo la mente un rato. Sobre todo porque tengo que hacer resúmenes de una asignatura que, curiosamente, me aterra mucho.

Si bien el terror es uno de mis géneros favoritos, es el que menos consumo. De hecho, la mayoría de historias que ideo y tengo en el tintero son, aparte de niños sufriendo, de miedo.

Creo que ya lo hemos visto en las películas de terror actual, esas en las que nadie sale asustado y todo se basa en un screamer constante tras otro. Parece como si todas se basaran en lo mismo, oh, espera, que sí lo hacen. Pero vayamos por partes, mis admirables humanos, mientras tanto vuestro queridísimo gato Preto os invita a un café del Catbucks.

Ahora que habéis tenido tiempo de pensar —el café viene sin magdalena—, debo decir que, por desgracia, este tipo de historias también está muy presente en Wattpad. Si bien estas no se basan en el formato screamer, porque por el medio literario se poseen otro tipo de herramientas para hacerlo, sí que utilizan otras fórmulas.

Ahora es cuando le preguntáis a vuestro queridísimo y sexy gato, ¿pero tito Preto, de qué fórmulas estás hablando?

Pues bien, en tu vida me vuelvas a llamar tito Preto o te araño la cara. Por lo demás, queridos e imberves humanos, en efecto hay varias fórmulas para hacer el terror, no me explayaré en otros géneros porque, quitando la fantasía, mis fronteras gatunas no van más allá, pero diré una cosa: puedes hacer fantasía y no añadirle magia, yo lo he hecho.

Leí este verano un artículo interesante: los dos géneros más difíciles de hacer son el humor y el terror.

Esto se debe a que son géneros que principalmente se basan en quienes los recibe. Es decir, algo que para ti no es gracioso, otra persona se parte de risa. Lo mismo con el terror: a ti te puede dar miedo la muñeca de porcelana que tu abuelos tienen al final de un pasillo oscuro, pero a tu prima parecerle lo más adorable del mundo. Ojo, que porque a una persona no le generes miedo no significa que una historia ya no sea de terror, pero hay que entender que influyen mucho las percepciones de quien lee o ve la historia.

Por eso mismo, a la hora de crear terror se utilizan ciertos elementos como el matar, porque es un miedo muy común morir (o que te maten). Así como utilizar niñas siniestras vestidas de blanco, u otro miedo común que son los fantasmas. Que no tiene nada que ver, porque a la niña puedes darle una hostia y resulta que está viva, entonces ya la hemos fastidiado. O no.

El problema que yo veo no es que las películas donde haya un tío matando a todo el mundo ya sea malo, Sleepy Hollow va más o menos de eso y siempre fue una historia que no solo me generó una pizca de perturbación, sino que además siempre me pareció una película genialmente tenebrosa. Pero es eso, en la película se aprendieron las fómulas y supieron cómo usarlas.

Esto es como matemáticas, puedes apuntarte las fórmulas en la tapa de la calculadora, pero por mucho que las tengas ahí, si no sabes cómo y cuándo aplicarlas el único número redondo que vas a sacar es tu nota.

Ahora voy a centrarme un poco más en el formato literario, o escrito (hablando de Wattpad, un poco), para luego hacer mi maravillosa conclusión.

Antiguamente, y os hablo de hace veinte, treinta años, las películas o el género de terror si bien utilizaban estos medios, sabían cómo jugar con ellos. Uno de ellos, por ejemplo, era la psicología de los personajes. Es evidente que, cuando tú escribes un relato, probablemente a esa persona no le dé miedo lo que esté leyendo, pero a tu personaje sí. Esto lo veo muy importante, porque me di cuenta que siempre que le demos un trasfondo a los personajes podremos utilizarlos como un mecanismo para llegar al lector. Pero no tiene por qué ser solo los personajes, sino el entorno o los mismos eventos en sí, el cual también es muy importante.

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