-𝖊 𝖓 𝖆 𝖒 𝖔 𝖗 𝖆 𝖒 𝖊- [Ruel] 2da T.

2.6

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Me miro a los ojos cuando se separo de mi boca, comenzó a besar mi cuello y bajo lentamente a mis pechos. Después a mi estomago y luego regreso a mi boca. Comenzó tocarme los pechos y eso erizo mi piel. Aun más de lo que ya estaba. Bajo sus manos a mi pantalón y comenzó a desabrocharlo, y de un jalón bajo mi pantalón y de paso también mi calzón. Con mis pies lo termine de quitar y termine desnuda. Después el se quito su pantalón y yo le quite el bóxer. Sin querer toque su miembro. Duro y erecto. Por mí. Yo había hecho eso.

Sentí como se movía para acomodarse sobre mí pero antes saco un paquete, un condón y se lo puse. E instintivamente abrí mis piernas. Cuando él se acomodo yo pase mis piernas por su costado y las enrolle en su espalda. Y a pesar de ya estar posicionados no me penetro. Simplemente me beso tierna y lentamente.

-No sabes cuantas ganas tengo de llenarte –susurro a mi oído

-Y yo quiero que lo hagas –dije a pesar de sonrojarme. Y es que en verdad quería que lo hiciera, quería que nos volviéramos uno mismo.

Hizo un leve movimiento de cabeza, casi imperceptible pero yo si lo vi. Volvió a moverse un poco y después sentí como la punta de su amiguito entraba a mis paredes vaginales. No pude evitar lanzar un gemido, ya que lo hacía lentamente. Además, al estar erecto, su miembro se había vuelto más ancho y podía sentí como entraba dentro de mí. Cuando entro completamente el también lanzo un gemido, y después de eso grito mi nombre

-¡Paula! –dijo en un gemido –No sabes cuánto amo esto.

Y yo sabía porque gemía, además de lo obvio que estábamos teniendo relaciones, era que mis paredes se contraían y apretaban su miembro y eso le causaba placer. O por lo menos eso me había contado mi maestra de la sección de enfermería cuando vivía con mi madre. Comenzó a moverse lentamente, disfrutando del contacto, y poco a poco fue subiendo el ritmo y la intensidad de las embestidas.

-¡Ahh! –Grite cuando entro en mi fuertemente – ¡Ruel!

-¿Quieres que pare? –dijo parando y mirándome preocupado

-No. Sigue

Siguió entrando y saliendo, rítmica y placenteramente. Él estaba arriba de mí, y poco tanto podía moverse libremente. Y yo solo disfrutaba del momento. Con un movimiento hizo que yo quedara arriba de él. Sentada y aun con el adentro de mí.

-¿Cómo hiciste eso? –dije confundida pero sonriendo

-Son trucos –sonrió

-¿Trucos? ¿Existen trucos en el sexo?

-Si –dijo y toco mi nariz –Pero lo que hacemos no es sexo. Es hacer el amor

Ame que dijera eso. El me amaba, estaba segura. Había aceptado que no era solo sexo, era una muestra de amor que no era obligada a practicar, si no que voluntariamente lo hacíamos.

-Cabálgame –dijo sacándome de mis pensamientos

-¿Qué?

-Cabálgame

-No sé qué es eso

-Muévete arriba de mí, ya sabes... como cuando cabalgas

Asentí y comencé a moverme de arriba a abajo, el tomo mi cintura y me ayudo a agarrar impulso. De un momento a otro pase de solo sentir su miembro dentro de mí a sentir su miembro moviéndose en mí. Era algo nuevo que jamás había sentido. Nunca creí que fuera posible. Jamás me había masturbado en mi vida, y por tanto no sabía que se sentía en la penetración. Pero puedo asegurar que si hubiera llegado a estimularme yo sola nunca habría conseguido el mismo resultado que tenia ahora. Dolía un poco, pero el placer era mucho más grande y mejor. Era una sensación agridulce. Y lo mejor es que me la hacía sentir el chico que amo. Del que me enamore desde el primer momento.

-¡Paula! –Gimió Ruel –Vamos nena, muévete.

Me sorprendió que hablara así, parecía un wuachiturro de la calle con ese lenguaje. Pero admito que me gusto que lo haya dicho, y que me excita más. Unos años atrás no creo haber podido sentir o imaginar, ni creído algo como lo que estaba viviendo. No creo haber creído que estaría así, con un chico al que amo y sentir eso que sentía. Es una sensación inexplicable. Y muy satisfactoria.

Cuando andaba con un chico en E.U. había tenido muchas veces oportunidades de perder mi virginidad con él. Pero siempre hubo un pretexto, obstáculo o inconveniente. Y aunque en ese momento me frustraba, ahora lo agradezco, sin duda me gusto mucho que Ruel fuera el primero en tocarme, en acaríciame, en verme desnuda, como el dijo.

-¡¡Ahhhh!! –grite habíamos llegado al clímax. Estaba teniendo un orgasmo. Y esta vez fue más intenso y duradero que la anterior. Si salir de mi, Ruel volvió a moverse para quedar encima de mí. Poco a poco salió de mí y después se recostó en mi vientre desnudo.

Estuvimos en esa posición, con las manos agarradas, por más de diez minutos. Cuando se movió un poco fue al mover su cara hacia arriba, para mirarme.

-¿Cómo te sientes? –pregunto mirándome

-Bien –dije –Supongo. Un poco cansada.

-¿Solo bien? Te di todo de mi –dijo sonriendo. Era obvio que lo decía en sentido morboso –Todo lo que he acumulado en mi adolescencia –de nuevo una sonrisa picara salió de su boca –Y solo te sientes ¿bien?

-Este bien. –dije mirándolo. Comencé a acariciar sus rulos –Me siento muy excitada, cansada, agradecida por haber obtenido todo lo que guardaste en tu pubertad-reí-me siento fabulosamente, me siento mujer, me siento grande, un poco adolorida y acabo de tener el orgasmo más potente de mi vida

-Solo has tenido dos –dijo sonriendo burlonamente

-Y las dos veces has sido tú

sonrió y movió su cuerpo para acostarse a mi lado –Te amo pequeña

-¿Por qué no me dices nena? –dije burlándome de lo que había dicho hace un rato.

-Ok nena. No te burles –y después me dio un corto pero tierno beso.