Calló la noche en esa tranquila cuidad. Habían pocas personas merodeando por la calle y la mayoria iban de regreso a su hogar.
Si veias el cielo, podrias ver miles de estrellas resplandeciendo en la oscuridad y haciendose notar con su peculiar brillo. También se podia apreciar una luna grande y hermosa, alumbrado con poca luz esa noche.
Suspiró. Amaba estar sólo en la noche, sentado en el balcón, admirando la luna y las estrellas.
Pero sabía que ese momento duraría poco.
-¡Llegue!- un grito provino de abajo.
Hizo una mueca cansada y entró a su habitación.
-Lo sé, y se acaba de enterar medio pueblo de que ya estas en casa- oyó una risa proveniente de la sala y bajó hasta donde el recién llegado se encontraba- me mata tu manía de gritar a los cuatro vientos las cosas- le reclamó al mayor.
-Vamos, podras vivir más tiempo con esa "manía" mia- respondió el castaño sonriendo. El contrario suspiró con pesadez, no podría cambiar las costumbres de su hermano.
-Espero que te hayas acordado de lo que te pedí- el menor se cruzó de brazos, esperando la misma respuesta que siempre le da su hermano.
-Esta vez si te lo conseguí- sonrió y sacó de su mochila un coyar con una gema algo extraña.
-Me estas cargando, ¿verdad?- tomó el coyar y suspiró resignado para luego colocarselo en el cuello.
-Te queda muy bien- comentó su hermano mayor intentando aguantarse las ganas enormes que tenía de reirse.
-Bueno, al menos esto servirá para no matarte- el menor miro a él contrario con una sonrisa sádica, provocando que el otro se asustara.
-Eres un maldito demonio- le lanzó un almohadon a la cara y salio corriendo de allí. Las acciones del mayor le causaron gracia a su hermanito.
Todo parecía tranquilo. Pero, como la escritora quiere acción, la paz en esa ciudad no dudaría mucho.
Una gran explosión se hizo escuchar a la lejanía de la casa de los hermanos.
La onda expansiva que causó llego a cubrir a toda la zona.
Se oian gritos de miedo y de dolor, llantos y la estructura de las casas aun callendo de a escombros.
El humo sobraba en el lugar, no se podia ver claramente el entorno. Un motivo más de desesperación