9. El cometa

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La noche se hizo presente en aquel pueblo. No era particularmente fan de la noche, pero él estaba feliz por cocinar lo que más le gustaba: una deliciosa pizza.

La cocina era bastante pequeña, pero tenía una mesada con un mueble arriba para los condimentos, una heladera y un horno que estaba ubicado al lado de dicha mesada y abajo de una ventana descubierta, puesto a que las cortinas las habían retirado hace unos días.

Él se consideraba un chico distraído. Ese tipo de persona que piensa en otra cosa mientras te escucha y luego se le olvida lo que dijiste o que mira las redes sociales, pero como si estuviera en otro mundo, porque luego no recuerda lo que vio concretamente y solo ve en sus memorias una secuencia de imágenes con vaga nitidez.

En la boca de todos y en los medios se corría la noticia de que esa noche pasaría un cometa que no se ve muy a menudo, hasta se rumoreaba que los humanos que presenciarían ese día su paso por La Tierra serían los últimos en verlo. Y, lamentablemente, su distracción provocó que no se advirtiera de este hecho.

Y estaba una vez más metido en su mundo, divagando en sus pensamientos mientras introducía la asadera con la pizza al horno. Cuando terminó la acción y se enderezó, un destello que se veía por la ventana de la cocina llamó su atención y lo despertó de su transe. Podría ser distraído, pero conservaba en su ser una suerte increíble que probablemente ningún otro humano tendría, y eso aseguró que fuese parte de las supuestas últimas personas que presenciarían en su vida el fenómeno del cometa.

Reaccionó a los segundos de lo que estaba viendo, bajó lo más que podía la temperatura del horno y salió de su hogar con rapidez para no perderse de ningún detalle de lo que había captado.

El brillo del cometa era inigualable, a su parecer era algo espectacular y exquisito. Era un gran admirador de los fenómenos de todo tipo, gran parte de su distracción se debía a que siempre se hacía preguntas en la mente sobre lo que experimentaba o veía. A fenómenos tan impresionantes como ese los admiraba como si de una obra de arte se tratase, y en parte lo eran.

Tal vez una milésima parte de él se preguntaba porque era el único de su familia que estaba fuera de la casa, contemplando gran hecho, pero el resto de sí estaba concentrado en el cometa y solo en él. La estela que lo acompañaba, el tono que se iba desvaneciendo desde el centro para afuera, los colores resaltando en la oscuridad del cielo con el contraste de los cientos de puntos blancos que parecían ser estrellas. Era de algún modo simplemente maravilloso, una experiencia única.

Y un solo segundo de volver a la realidad le bastó para percatarse que en la amplitud de vista que tenía en el cielo (por vivir en un pueblo que estaba rodeado de campo) el cometa no era lo único que perturbaba el espacio tranquilo que les pertenecía a las nubes y a las estrellas.

Como si estuviera viviendo una película de ciencia ficción, pudo ver un objeto que volaba a una altura considerablemente baja comparada con el cometa. Este objeto no seguía la misma trayectoria del cometa, al contrario, parecía incluso como si no tuviera una trayectoria especifica por los movimientos casi indecisos que realizaba.

Sin duda era algo a lo que le podría llamar OVNI, pero él poseía tal conocimiento que no sabía si lo que percataba con sus ojos era algo a lo que debería llamar así. No por la falta de saberes en sí, porque era de esas personas que solían investigar diversas cuestiones cuando algo le llamaba mínimamente la atención, su saber era tan variado y aprendió una diversidad de cosas que no estaba seguro de ponerle un nombre preestablecido por los humanos tan apresuradamente por el temor a corresponder ideas equivocadas respecto a lo que realmente es. Sin embargo, de lo que si estaba completamente seguro es de que no era algo terrestre.

Con dolor en su interior por el deber interrumpir su degusto visual de la escena que proporcionaba el paso del cometa por el cielo, entró a su casa, planteándose la idea de fingir que no había visto aquel objeto en el cielo, no solo por el miedo que empezó a nacer en sí cuando examinó la imagen de lo que vio en sus recuerdos, también debido a que la incertidumbre era algo que le gustaba evitar, y él sabía muy bien que nunca iba a averiguar que era con exactitud lo que vio.

Volvió a la cocina y se dispuso a seguir con la labor que conllevaba realizar la cena, sin poder evitar echar pequeños vistazos de reojo a la ventana cada cierto segundo para luego confirmar que el cometa y el objeto seguían allí. No diría que el "fenómeno OVNI" era algo que no le gustaba, porque en realidad era todo lo contrario, estaba fascinado con las historias y las evidencias que encontraba sobre este tema en general. Pero él no sabía lo que podía pasar, no tenía idea, pero estaba consiente de eso, como dijo alguien una vez: "yo sólo sé que no sé nada", así era su situación.

Notar que el objeto en vez de irse, descendía de a poco y parecía estar cada vez más cerca de su hogar provocaba inquietud en él. La sensación intensa en toda su columna y hombros, como un escalofrío persistente que no se va, no era para nada de ayuda. Mientras esperaba decidió mandar mensajes en sus redes sociales para lograr distraer su mente (fracasando), y el mensaje que le llegó de una amiga, que vivía al otro lado del pueblo, calmó sus sentidos un poco. Ella si se había enterado sobre el paso del cometa, y disfrutaba con tranquilidad la vista que se ofrecía, hasta que vio el mismo objeto (que, por cierto, ella sí lo identificaba como un OVNI) que él.

Significaba que no sólo él estaba siendo testigo de lo que merodeaba en la atmosfera del planeta, eso lo aliviaba de ser etiquetado como loco, mentiroso o consumidor de ciertas sustancias alucinógenas por si lo quisiera contar en la posterioridad del suceso.

De la nada, la sensación incómoda que se mantenía en todo lo que él puede llamar su ser desapareció, adentrándolo en un estado de confusión que se prolongó por tan solo un momento. En uno de los vistazos relámpago que realizaba constantemente hacia el cielo por la ventana, no encontró más al cometa, y cuando mantuvo su vista más tiempo en un intento de localizarlo otra vez, se dio cuenta de que el objeto que volaba tampoco estaba.

Casi tuvo el valor de salir fuera de su hogar una vez más, para buscar con más seguridad los fenómenos que cautivaron su curiosidad, pero antes de tocar el picaporte de la puerta que daba hacia el patio de la casa, todo su cuerpo, mente y alma empezó a negar la idea. Como si un aura le impidiera pasar de allí o como si un instinto lo quisiera salvar del peligro que podría presentarse fuera. Aceptó con cierta tristeza el no poder saber más de lo que realmente quería (algo contradictorio, pero esa era su forma de ser) y continuó con la normalidad de su vida, muy probablemente sin dejar de cuestionarse toda la noche lo que fue capaz de vivir.

one - shots de webadas que sueño xdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora