III

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Cuando Wei Ying se detuvo frente al edificio de Lan Zhan, apagó su auto y simplemente se quedó sentada ahí un minuto, tratando de recuperarse de... bueno, no sabía de qué. Pese a todo lo que le había dicho a Jiang Cheng sobre temer que hubiera arruinado las cosas con Lan Zhan, en realidad no estaba tan preocupada por su amistad. Habían resistido cuatros años de universidad juntas y ahora iban a entrar en sus programas de graduación dentro de la misma escuela de música. Estarían bien a un nivel superficial. Estaba más preocupada de que las cosas volvieran a ser como en su segundo año, por decirlo así.

El primer año fue un poco duro. Tenían casi todas sus clases juntas y vivían en la misma residencia en el mismo dormitorio, y Wei Ying estuvo convencida casi todo ese año de que Lan Zhan la odiaba. ¿Por qué otra razón habría estado pidiéndole constantemente a Wei Ying que se callara durante las clases, que dejara de correr en los pasillos del edificio de prácticas, que dejara de irrumpir en la sala de prácticas de Lan Zhan para quejarse de sus clases, que dejara de parlotear durante sus almuerzos en la cafetería con ella? Pero en algún punto durante el descanso de primavera, llegaron a una paz mutua. Wei Ying trató de no analizar por qué eso le emocionaba tanto.

Su segundo año estuvo bien durante su segundo año, pero no era algo por lo que Wei Ying quisiera pasar otra vez. Para este punto, Lan Zhan se sentaba junto a Wei Ying en clase y durante el almuerzo por voluntad propia, dejaba que Wei Ying hiciera la tarea en la sala de prácticas de Lan Zhan, e incluso era quien iniciaba las conversaciones ocasionalmente. Trabajaban juntas en los proyectos, para deleite de Wei Ying e... incredulidad de Lan Zhan, sí, pero también cualquier tipo de expresión más sutil de deleite que pudiera mostrar en su rostro. Ese progreso emocionó a Wei Ying en aquel momento. Después de todo, Lan Zhan por fin le estaba otorgando algo de atención, lo que básicamente era todo lo que había deseado el año anterior. Pero en retrospectiva aún había una gran distancia entre ellas. Wei Ying todavía tenía un vago sentimiento de estar haciendo algo mal siempre que se colgaba de Lan Zhan, pero no sabía muy bien qué podría ser. ¿Cómo podía sentirse tan cómoda cerca de una persona y tan atraída a ella a la vez que se sentía extrañamente incompleta?

Era esa última parte de la que Wei Ying tenía miedo. Había pasado dos años con Lan Zhan donde sabía que confiaban en la otra y de cierta forma se amaban, incluso si no era el tipo de amor que anhelaba Wei Ying. ¿Y si había traicionado la confianza de Lan Zhan al hacerla sentir incómoda? ¿Y si ahora Lan Zhan la veía como una persona diferente, una de la que no quería estar cerca? Wei Ying no podía imaginar a Lan Zhan cerrándole la puerta en la cara y cortando su amistad con ella explícitamente, pero tenía miedo de algo más gradual: una pérdida silenciosa de la confianza que habían construido juntas. A lo largo de los años, su relación se había establecido... no, no establecido, sino expandido hacia un profundo entendimiento del corazón de la otra. Lo último que quería Wei Ying era que esa base se alterara y se hiciera más superficial.

Realmente no estaba segura de lo que debería hacer sin Lan Zhan como su mejor amiga, su confidente más cercana, su otra mitad. Sí, se sentía dramático llamar a Lan Zhan su "otra mitad", y sabía que era mejor no decirlo en frente de Jiang Cheng porque valoraba su propia vida, pero en verdad era así como se sentía Wei Ying. No era como tal que se sintiera incompleta sin Lan Zhan; más bien, se sentía más como ella misma con Lan Zhan en su vida.

Durante años trató de convencerse de que querer pasar cada momento de su vida con Lan Zhan era completamente normal y platónico. ¿Acaso no era que todos habían soñado alguna vez con vivir con su mejor amiga por siempre, cocinar juntas y comer juntas y relajarse juntas y dormir en la misma cama para poder darse mimos? No le gustaba gustaba Lan Zhan, se decía, sólo eran muy, muy buenas amigas.

Tan solo había sido en los últimos meses que Wei Ying por fin había llegado a la conclusión de que estaba perdidamente enamorada de su muy, muy buena amiga. Sus experiencias universitarias habían sido en esencia un gran cúmulo de "amigos, ¿sería gay si...?" Y ahora quizás había mostrado su mano más de lo que debía y había hecho que su muy, muy buena amiga se sintiera incómoda y dudara de estar cerca de ella.

Una entusiasta amante de los conejos | WangXian wlwDonde viven las historias. Descúbrelo ahora