VII

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Wei Ying estaba comprando café en su cafetería favorita aledaña al campus cuando escuchó que alguien la llamaba por su nombre a sus espaldas y... oh no, de todas las personas tenía que ser Lan Huan.

—¡Wei Ying! —le llamó Lan Huan otra vez. Se acercó a donde Wei Ying estaba esperando por su orden—. ¡Qué bueno verte! ¿Estás ocupada? ¡Deberías acompañarme unos minutos!

Wei Ying parpadeó sin estar segura de cómo responder. Le agradaba Lan Huan y estaba en términos amistosos con ella, pero se sentía un poco extraño hablar con ella cuando Wei Ying estaba lidiando con tantos sentimientos complicados sobre una situación complicada que involucraban a la hermana de Lan Huan. ¿Sería raro que se estuviera absteniendo de mandarle mensajes a Lan Zhan pero aun así pasara el rato con Lan Huan? Aunque por otra parte, también podría causar una buena impresión a alguien dentro de la familia Lan, y Lan Qiren definitivamente estaba fuera de la cuestión tras el desastre que fue Historia de la Música en primer año. (Wei Ying podría no ser su estudiante favorita, ¡pero no era su culpa que él fuera tan despectivo con las técnicas contemporáneas de composición!).

—¡Seguro! —dijo al final, esperando que su pausa no fuera demasiado extraña—. Tengo tiempo. ¡Hay que ponernos al corriente con todo!

—¡Genial! —Lan Huan se iluminó—. Estoy en la mesa de la esquina. Puedes venir en cuanto te entreguen tu bebida.

Wei Ying sonrió y asintió, mientras Lan Huan regresaba a su mesa. Esto no debería ser tan malo. Tan solo tendría que hablar sobre Lan Zhan de manera normal.

¿Cuándo has hablado de Lan Zhan de manera normal?, intervino la voz en su cabeza que sonaba desagradablemente parecida a la de Jiang Cheng. Buena suerte no siendo rara.

—Sal de mi cabeza —murmuró Wei Ying para sí misma, haciendo una mueca al darse cuenta de que había dicho eso en voz alta. La chica del mostrador la estaba viendo raro. Oh, genial, la chica también tenía la bebida de Wei Ying. Por supuesto. Wei Ying puso una sonrisa en su rostro y tomó su bebida, agradeciendo a la chica tan educadamente como pudo. Luego encontró a Lan Huan.

—Hola —dijo bajando su bebida—. ¿Y cómo estás?

Lan Huan, un festival de sonrisas andante, la deslumbró con una sonrisa brillante. —¡Estoy genial! —dijo.

Bueno. Era seguro quién había sacado todo el carisma exterior de las dos hermanas. Wei Ying siempre olvidaba cuán discordantes podían ser las diferencias entre ellas, especialmente cuando eran tan parecidas en tantas otras cosas.

—Wow —dijo—. Suena a que sí. ¿Qué has estado haciendo? ¿Cómo va... eh, el trabajo? —Por su vida, Wei Ying no podía recordar lo que estaba haciendo Lan Huan en esos momentos. ¿El posgrado? ¿Trabajar? ¿Simplemente pasearse por el Receso de las Nubes siendo rica? ¿Todo lo anterior, de alguna manera?

—Oh, en realidad ahora estoy de vacaciones —dijo Lan Huan—. ¡Es por eso que estoy aquí! Estoy visitando a unos amigos y pensé que también podría visitar a mi bebita. —Al ver que Wei Ying enarcaba las cejas, añadió—. No le digas que la llamo así, por favor. Es sólo que tengo que tomar cada oportunidad que tengo para avergonzarla cuando no está cerca.

—Por supuesto —dijo Wei Ying. ¿Desde cuándo un miembro de la familia Lan le ganaba en hacer conversación? Esto se sentía como si todo estuviera al revés. Wei Ying nunca se callaba. Eso era lo suyo. Quizás haberse sentado ahí era una mala idea.

—¿Ella no te dijo que estaba aquí? —preguntó Lan Huan—. Hablé con ella hace unos instantes.

—¿Qué? Eh, ¿no?

Una entusiasta amante de los conejos | WangXian wlwDonde viven las historias. Descúbrelo ahora