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Capítulo 8
여덟 번째 장

Pasé mi mano sobre la cama hasta que sentí la pantalla fría de mi celular. Lo volteé, la pantalla encendiéndose y haciendo que entrecerrara mis ojos por la repentina brillantez. Tiré el celular de vuelta a la cama después de ver la hora— y enterarme del hecho de que estaba sumamente tarde.

Aunque sabía que si me quedaba un minuto más sobre la cama estaría aún más tarde, me quedé viendo el techo un par de minutos, mirando las decenas de pegatinas de estrellas que había puesto ahí.

Mierda, mi cabeza latía. Sentía que quería explotar. Mi boca estaba seca, como si no hubiese tomado agua por días. Me sentía pésima. Definitivamente no fue buena idea seguir tomando después de que todos se fueron.

Bueno, no fue mala idea en aquel momento.

Tan pronto Taehyung se fue y me dejó con todo tipo de escenarios locos en mi mente, fui directo a la improvisada barra que Jimin había puesto en la cocina. Mina y Sora me hicieron compañía en el sofá mientras terminábamos la última botella de soju que quedaba. Ni siquiera recordaba bien de lo que hablamos. Tal vez fue porque la conversación no era tan importante, o porque había puesto toda mi atención en bloquear a Taehyung de todos mis pensamientos.

Cuando la botella se acabó y finalmente me acosté en mi cama, a penas pude dormir. Pasé el resto de la noche pensando en él.

Ahora con mi vista perdida en el techo de mi habitación y estando sobria, no podía evitar sentirme como la persona más patética del planeta al saber que dedique horas pensando en algo que tenía escasas posibilidades —o ninguna— de ser real.

Es decir, era imposible que le gustara a Taehyung.  No había razón para que lo hiciera. No le había dado razones para que lo hiciera... ¿Verdad?

Entonces, como torbellino, vinieron a mi mente miles de escenarios, enredando mis pensamientos aún mas. Vino a mi mente la tarde en la que visitó mi trabajo de forma inesperada, su ropa y su rostro manchados de pintura. Vino a mi mente cuando hablamos en la terraza del club, viendo las luces de Seúl y haciéndome sentir tan cómoda como si lo hubiese conocido de siempre. Cuando bailamos en la pista, sumergidos en nuestro propio mundo y haciéndome sentir cosas indebidas. Vino a mi mente aquella tarde que fuimos a comer ramyeon y hablamos un poco de más. Cuando fuimos al parque del río Han, sacándonos fotos el uno al otro y correteando en la orilla como si fuésemos niños. Vino a mi mente la noche de ayer... el cómo se sentó en el borde de mi cama mirándome de aquella forma y el momento que me dijo que le gustaba estar conmigo, como si cada palabra que pronunció significara un poco más.

Anoche, estuve segura. Nunca había estado tan segura de algo. Le gustaba. Le gustaba a Taehyung, joder.

¿Y qué fue lo peor de todo? Que me gustó la idea.

Pero el efecto del alcohol y la euforia del momento pasó. Ahora eran las ocho y media de la mañana y no estaba tan segura como ayer. Nunca estaba lo suficientemente segura de nada.

Suspiré.— Seyeon, porque eres así... — murmuré para mi misma en la oscuridad de mi habitación.

Rodé sobre mi cama, gruñendo por la frustración. No podía seguir pensando en esto. Me estaba torturando.

Utilizando toda la fuerza que quedaba en mi, me levanté de la cama. Arrastre mis pies hasta el baño, me quité la ropa y entré a la ducha. Cerré mis ojos y dejé que mi cuerpo se relajara bajo el agua caliente. Mi tiempo de relajación no duró más que unos minutos. Unos golpes en la puerta hicieron que abriera mis ojos de golpe.

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⏰ Última actualización: Mar 29, 2020 ⏰

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Second First Love | kthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora