La leyenda del "Long Dog"

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El estado de Tennessee, en los Estados Unidos, se hace notar entre el resto del país en cuanto a los sobrenatural, pues en sus rincones nunca faltan historias sobre lugares macabros, influencia de apariciones, criaturas extrañas vagando por los bosques y pantanos, fantasmas vengativos en busca de sangre y espíritus de asesinos en serie. No obstante, existe una leyenda que destaca entre las demás y es la que habla de un ser paranormal antiguo.

Esta historia trata sobre una criatura (o mejor dicho bestia) que los locales llaman Long Dog, es decir Perro Grande o Largo en inglés. Sus orígenes se remontan a tiempos anteriores de la época colonial en los Estados Unidos, sobre todo en Tennessee, en los que los indios Cherokee lo apodaban "Oolonga Daglalla" lo que se traducía como "Espíritu de dientes afilados". Ellos decían que era un monstruo que vagaba por las praderas y los pantanos produciendo un rugido espantoso similar a un terrible lamento que podía oírse toda la noche.

El primer registros "moderno" del Long Dog se realizó en el año 1847 cuando se encontró el cadáver horriblemente mutilado de un hombre que había sido cortado y mordido en gran parte de su cuerpo, si bien el caso causó algo de intriga no pasó a mayores pues los que descubrieron el cadáver fueron los viajeros que ni bien fueron a avisar su tétrico avistamiento fueron declarados culpables del homicidio. Años más tarde en 1888, la cosa se volvió mucho más seria cuando se encontraron los cuerpos inertes y sin vida de un hombre y una mujer que poseían múltiples y heridas hechas a base de garras que solo podían indicar que el/los responsables era uno o más perros salvajes, si bien los oficiales creyeron que las víctimas habían sido asesinadas previamente y luego sus restos habían sido arrojados a una jauría de perros salvajes (llamados por "Mongrels" por los estadunidenses). Pero, tras realizarse la autopsia de los cadáveres, se llegó a la conclusión de que los muertos habían sido atacados por perros salvajes o un solo perro. Luego de esos dos asesinatos, hubo muchos más iguales de atroces y macabros y en los cuales el cadáver o los cadáveres poseían las mismas características.

La prensa no aguantó estos casos y exigió que se llevara a cabo una campaña para acabar con las muertes, en ella se convocaron a delgados a los que se les pagaba 15 centavos por cada perro fusilado y aniquilado. Esto resulto en una gran masacre de mongrels, no obstante, la campaña no tuvo éxito pues las muertes de humanos en las garras del atacante no cesaban, esto generó que se formara el rumor de que los responsables no eran los perros salvajes, sino que un único perro y por lo menos tres veces más grande: El Long Dog.

Long Dog es descrito como un animal parecido a un perro, pero de proporciones mucho más grandes (de 1.50 a 1.80 metros de largo), con un cuerpo ágil y musculoso, con patas largas, cabeza relativamente pequeña, con una boca extremadamente grande con dientes muy filosos, unos espeluznantes ojos de color rojo amarillento que brillaban en la oscuridad como dos brasas incandescentes, un fuerte olor a azufre en su aliento y un pelaje casi pegado al cuerpo y de aspecto aceitoso o fluido. Es extremadamente rápido y es capaz de saltar a grandes distancias mientras corría en cuatro patas. Siempre que salta logra alcanzar a su presa tan velozmente que a esta última les es imposible e intentarlo es en vano. Cuando el monstruo elige a una víctima esta nunca se le pierde de vista y la criatura nunca cambia de elección. La mayor particularidad de este es que no mata para alimentarse o defenderse de ataques, sino que odia a los humanos y goza enormemente dándoles caza y masacrándolos, por eso también los Cherokee le temían tanto que evitaban zonas del bosque específicas y si algún desafortunado sufría heridas, pero escapaba del "Oolonga Daglalla" era expulsado inmediatamente de su tribu, pues sería sólo cuestión de tiempos para que la criatura volviera para acabar definitivamente con su objetivo. Los cazadores marcados por la bestia recibían una lanza o un cuchillo y debían adentrarse en el bosque por una semana y si en ese período el Long Dog no los mataba o atacaba podían volver sabiendo que estarían "relativamente seguros" del sanguinario monstruo con aspecto de perro. Existen algunas leyendas del Long Dog que postulan que el mismo era capaz de volverse humo, adaptar una forma incorpórea para atravesar la vegetación y hasta surgir directamente del suelo o del propio aire, para otros podía hacerse invisible o al menos mimetizarse tan bien con el ambiente de manera que nadie advertía su presencia hasta que era demasiado tarde.

Otra horripilante capacidad del Long Dog implica el poder esclavizar a quienes asesinó o de quienes probó su carne y/o sangre. Si bien a veces las víctimas de Long Dog desaparecen sin dejar más rastro que un fuerte hedor a azufre y rastros de sangre, otras historias dicen que el Oolonga Daglalla puede devorar el espíritu de su víctima y luego devolver el cuerpo hecho pedazos de la misma por lo que esta se levanta nuevamente, aunque para entonces ya no es una persona sino que se trata de una abominación que está entre lo vivo y lo muerto, la víctima se vuelve incontrolable y peligrosa que (como impulsaba por una furia ciega y asesina) y ataca a todo aquel que se cruza en su camino con rasguños y mordeduras. Estas abominaciones son apodadas "Esclavos de la Furia" y gradualmente (según muchas fuentes) se vuelven cada vez menos humanos hasta acabar convirtiéndose en una cosa perversa y terrorífica con ojos rojos como la sangre, boca que chorrea baba y que anda sobre cuatros patas.

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