DIEZ

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Mi corazón late enfurecido contra mi pecho, mientras que mis puños están cerrados con fuerza, y mis pasos son completamente pesados y gruesos, si eso es posible. El sentimiento que hay en mi interior no me gusta para nada, no me gusta no tener un control.

Sobre todo odio no tener un control sobre mis emociones en este momento.

Pero es que la escena de esa chica besando a Emilio no ha salido de mi cabeza, haciendo que esta duela, y que la sangre me hierva, y sin embargo, eso no es todo lo que me está jodiendo la mente. Aunque obviamente todo eso juega un papel importante. Lo que realmente me está jodiendo es aquello que quería evitar e ignorar desde que comencé esta extraña relación con Emilio.

Enamorarme perdidamente.

No me gusta. Estar enamorado no me gusta. O bueno, no me gusta estar consciente de que estoy enamorado completamente y no poder hacer nada al respecto. Porque sé perfectamente que esto está realmente perdido, no hay nada que pueda hacer. No hay nada que pueda hacer nunca. Y eso está jodiendo cada latido que da mi amargado corazón. Porque en estos momentos no sé a quién odiar más.

Si a mis padres, quienes tienen toda mi vida planeada desde antes que naciera, obviamente planeando que nadie se meta en su camino. O a Ren, por platicar con Emilio en su primer día de clases en la primaria, haciendo que entonces, yo lo conociera. O a Emilio, por fijarse en mí desde el primer momento y hacer que mi corazón latiera rápidamente en mi pecho por primera vez. O a los padres de Emilio, quienes tampoco aceptarían nunca que Emilio quisiera algo conmigo formalmente, ni mucho menos que me volviera a ver si supieran lo nuestro. O a Mauricio, por ser el hombre perfecto que mis padres no dejarían ir tan rápido.

O a mí, porque jodidamente sabía que era una mala idea esto, sabía que sus besos me desarmaban, sabía que su mirada me hacía sentir la persona más interesante y hermosa del mundo, sabía que si dejaba de ver a Emilio como el peligro que representaba realmente y comenzaba a mostrarle mi personalidad real detrás de la hecha para mi mundo, todo estaba jodido.

Sí, fue toda mi culpa, porque no me pude resistir ante sus labios contra los míos.

—Hola, ¿Dónde estabas? —pregunta Ren al mirarme entrar a la casa.

No respondo, no quiero hacerlo, realmente no debo hablar o voy a gritarle lo mucho que me gusta su mejor amigo, y también lo mucho que quiero matar a esa chica por besarlo frente a todo mundo.

Sin duda, es una mierda todo esto, sin contar que también el pensamiento de que esa chica pudo hacerlo, de que ella tuvo el valor de besar a Emilio frente a todo el mundo, y todo el mundo lo vio como lo más normal del mundo, mientras que mi propio mundo se cayó frente a mis ojos, hace que me duela el estómago, porque estoy consciente de que eso tenía a pasar en cualquier momento. Y no necesariamente con aquella chica.

En algún momento Emilio se irá con su prometida, aquella chica de la cual no me ha dicho nada, seguramente cuidando no romper nuestra estúpida burbuja, pero obviamente chica de la cual yo soy muy consiente, sin siquiera conocerla. Pero no necesito conocerla para saber que probablemente será la chica que más odie en el mundo, pues es la chica que tendrá todo lo que yo no. Simple y sencillamente porque esto no es jodidamente posible.

Esto tiene un final, esto, siempre ha tenido un final.

—Joaquín, ¿estás bien? —pregunta nuevamente mi hermana caminando detrás de mí. —Papá dijo que fuiste de compras, ¿Qué compraste? —suelto un suspiro frustrado, mientras sigo caminando con la tensión saliendo de mi cuerpo. —¿Me compraste algo? Porque te recuerdo que la vez pasada me dijiste que me comprarías lo que quisiera si le decía a mis padres que te dolía el estómago para evitar ir al cine con los padres de Mauricio, además-

The king. || Emiliaco. [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora