Cap. 21

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Y aquí estaba, en la lujosa casa de mis padres.

–Te dignaste a venir!? –Saltó mi prima al ver que el sirviente me abría la puerta.

Me había deshecho de las llaves hace mucho.

–Cállate –Me quejé al mismo tiempo que evitaba que el sirviente me quitara la cazadora–. No vengo a quedarme.

–Entonces a que vienes? Tu madre a exigido que vuelvas a casa –Contestó nada contenta–. No puedes presentarte aquí y pretender llevarle la contraria en su estado.

–Mira como lo hago –La desafié comenzando a caminar para ir a las escaleras.

Cuanto antes terminara esto mejor.

Mientras subía pude escuchar a la perfección como mi prima avisaba al resto de la casa de mi llegada y mi insolencia.

Odiaba que en navidad todos se reunieran como si el lazo familiar existiera de verdad.

–Buenas tardes –Saludé sin mucha educación entrando sin llamar.

Una sirvienta estaba recogiendo lo que había sobrado de la comida de mi madre.

Estaba completamente encamada y conectada a tubos que le ayudaban a alargar su vida lo máximo posible mientras siguiera siendo consciente de sus actos.

–Al fin has llegado –Se quejó dejando que escuchara el molesto pitido que salía de sus pulmones al hablar–. Ya creía que tendría que mandar a la policía a tu casa. Eres un desagradecido.

–Y tu una víbora que no se da muerto –Espeté ni siquiera acercándome a la cama.

–Así no se trata a una madre, yo no te he educado así –Respondió mientras la sirvienta salía corriendo antes de que la metiéramos en medio.

–Tu no me educaste, me educó una mujer con clases de etiqueta y una vara en la mano –Corregí viendo como se medio revolvía del cabreo–. Pero no he venido aquí a hablar, deja de joderme la vida y de tratar de contactar conmigo, renuncié a la herencia y a todo, ya no soy tu hijo, a que más cosas quieres que renuncie?

–Ven aquí y siéntate, tenemos muchas cosas de que hablar sobre ese berrinche tuyo –Ordenó casi sin poder mover la mano para señalar la silla por las vías.

–No, no tenemos nada de que hablar, no quiero saber nada de ti, ni de tu familia, ni de tu dinero. Solo he venido aquí para que dejen de llamarme –Insistí sin ceder ni lo más mínimo.

–Tienes que cumplir con tu deber en esta familia! Vas a cumplir 35! Se acabaron las tonterías! –Medio gritó con las pocas fuerzas que tenía–. Vas a volver aquí, vas a heredar la empresa familiar, vas a tener una preciosa esposa y me vas a dar nietos antes de que me muera! Es tu obligación por haberte dado la vida!

–Nunca te pedí que me la dieras –Corté girándome sobre mis talones para irme.

Ya había escuchado suficiente.

–Como alguien vuelva a ponerse en contacto conmigo os denunciaré –Amenacé como despedida antes de abrir la puerta.

Ni le di tiempo a gritarme de nuevo, solo cerré de un portazo y comencé a bajar las escaleras.

–No puedes estar haciéndole esto a tu madre –Se quejó mi tía esperando a los pies de las escaleras–. Se que mi hermana no es una santa, pero no se merece esto.

–Lo que no se merece es tener a alguien a su lado cuando se muera –Contesté sin siquiera importarme que hasta los niños me estuvieran mirando.

Dúo (Yaoi/BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora