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Nerviosa, asustada y confundida

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Nerviosa, asustada y confundida...tres palabras para describir cómo me siento en este momento. Picoteo con el cubierto el trozo de pollo ahumado pensando en que si debo o no llevármelo a la boca, y es un pensamiento estúpido pues obviamente Naraku me trajo a un restaurante pijo a comer comida pija. Y no es que nunca haya comido un pollo ahumado, es por su compañía.

Naraku mastica lentamente el trozo de lechuga que se ha llevado a la boca segundos antes. Su mirada curiosa y analítica está posada en mi todo el tiempo haciéndome sentir pequeña e insignificante. Con manos temblorosas cogí la copa de vino y dí un pequeño sorbo para luego carraspear aunque no tenía intenciones de decir una sola palabra.

Miré nuevamente mi plato de comida tal cual la mesera lo llevó "joder Kag, relajate" cerré los ojos por unos segundos y cuando los abrí me llevé el primer bocado a mi boca. Mastiqué el trozo de pollo con tanta lentitud que hasta a mi misma me hizo sentir exasperada.

— ¿Te gustó? — me preguntó serio.

Le miré fijamente por unos segundos, parecía tenso y fue entonces que comprendí que todo este tiempo estuvo expectante, curioso, quizá hasta preocupado y todo porque soy una perra malagradecida. Mi jefe me dedicó un poco de su tiempo y yo, ni siquiera había probado mi almuerzo.

— Si — contesté — Naraku yo...

— No me dé las gracias si eso es lo que pretendía — me interrumpió. Ahogué un suspiro y continué alternando entre el vino y la comida.

Unos diez minutos después, cuando hubo acabado su platillo, le ví coger el movil que anteriormente se encontraba sobre la superficie de la mesa. Se lo llevó a la oreja y dió una orden a no se quién pero por lo que oí; pedía su auto.

— No iremos a la oficina — me dice viendo la hora en su rolex. Yo asentí pero a la ves la curiosidad me embargó.

— ¿Ya iré a casa? — pregunté mientras me limpiaba las manos con una servilleta. Él negó rápidamente y se puso en pie.

— No aún. Tengo un asunto pendiente y como mi asistente que eres tienes que acompañarme.

Asentí. Era lógico ¿No? Mi trabajo era estar todo el tiempo posible cerca de él y vaya que eso no era algo que me causara desagrado, sinceramente disfruto mucho su compañía. Naraku es un hombre caballeroso, educado, elegante y "está buenísimo" mordí mi lengua para evitar sonreír como una completa estúpida. Por primera vez estoy de acuerdo con esa vocecita.

Cuando salimos de el lujoso restaurante, mis ojos se abrieron de par en par en cuanto él se acercó a un auto que parecía haber salido de alguna película de Hollywood. Abrió la puerta de el copiloto y hasta sentí temor al momento de entrar... Mis ojos no paravan de moverse de un lado a otro ya en el interior.

El Jefe (Finalizado) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora