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{Capítulo largo y narrado por la autora}



El sol iluminaba aquella habitación gracias a las ventanas abiertas, el frío aire de invierno hacía que la calidez de la habitación fuera disminuyendo, causando así que el pelinegro temblara ligeramente. Confundido, Jungkook se arropó con el edredón hasta la cabeza, quedando completamente metido bajo las mantas.

Entonces, una suave risa grave resonó por todo el dormitorio, haciendo que, incluso dormido, Jungkook esbozara una pequeña sonrisa. Con todo el pesar del mundo, el pelinegro retiró las mantas para mirar al hermoso chico frente a él, quien estaba sentando al borde de la cama y estaba vestido con un tierno pijama de leoncitos.

-Vamos Jungkookie, son las diez y media. Tengo hambre y hoy es nuestro día ¿recuerdas?- el chico sonrió y se adentró en la cama, abrazando el torso desnudo del pelinegro, quien solía dormir solo con pantalones. -Te llevaré a tu cafetería favorita, amor.

Jungkook abrió más los ojos, agradecido de que su novio lo despertara siempre con abrazos y besitos en las mejillas, y sonrió dulcemente. El pelinegro se acercó para besar la nariz del castaño, adorando el lunar que tenía en la punta, y su pecho se sintió cálido cuando el contrario formó una adorable sonrisa cuadrada.

-TaeTae, ¿sabes que eres hermoso?

El nombrado se sonrojó hasta las orejas y asintió tímidamente, escondiendo su rostro en el cuello del pelinegro, dejando un dulce beso ahí. Jungkook se estremeció ante el beso y soltó una grave carcajada, pues su voz todavía sonaba algo ronca, y apretujó al castaño entre sus brazos, besando de vuelta el cuello de Taehyung.

-Ya, venga, tengo hambre- el castaño se quejó, empujando suavemente a Jungkook para que este le mirara a los ojos y acto seguido, comenzó a hacer pucheros, mirándole con sus ojitos de cachorro abandonado. -Jungkookie, por fis, ¿podemos irnos pronto?

El pelinegro sintió su corazón derretirse ante la adorable imagen y terminó por asentir, soltando al mayor del abrazo para levantarse. Debido a la insistencia de Taehyung, ambos tardaron tan solo diez minutos en estar completamente arreglados para salir al exterior y Jungkook formó una sonrisa cuando, el llegar a la entrada del apartamento del mayor, siendo el que ambos compartían, encontró a su novio esperando por él. 

-¿Listo?- preguntó Taehyung, recibiendo un asentimiento y un beso en la mejilla por parte del pelinegro.

Sin tardar más, el castaño abrió la puerta y ambos salieron rápidamente del edificio para comenzar a dirigirse a la cafetería favorita de Jungkook, la cual estaba a unos ocho minutos andando. Mientras caminaban por las frías calles de Seúl, siendo notable la decoración navideña, el pelinegro entrelazó su mano con la del mayor, notando lo heladas que estaban las manos de Taehyung.

Jungkook miró de reojo a su chico, esbozando una dulce sonrisa al ver como sus gafas se empañaban después de soltar el aire debido al vaho. Retuvo una carcajada y observó atentamente al castaño, siendo consciente de que, cuanto más miraba, más se aceleraba su corazón. Taehyung iba vestido con unos pantalones vaqueros anchos, botas negras, una sudadera azul y una chaqueta de invierno color lila pastel por encima. Además de una enorme bufanda gris que tapaba un poco su boca. 

Oh sí, su novio parecía una bolita de ropa andante.

Pero aún así, Jungkook sonrió en grande. Su Taehyung no iba a la moda, tal vez su ropa ni siquiera combinaba; pero al pelinegro le apasionaba cada cosa del mayor. Seguía siendo tan angelical como el día que lo conoció. Ante sus ojos, seguía siendo el ser más perfecto y deslumbrante del mundo. Y lo mejor era que Taehyung también lo sabía.

Siendo tu mismo  |  KookTae - TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora