Advertencia: esto para nada es bonito, no me maten y la verdad no les pido que disfruten pero siento que lo tenia que escribir. No me pregunten, solo paso.
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Vagatha tarareaba en silencio mientras caminaba hacia su casa, sostenía sus libros cerca de su pecho y con cuidado observaba su camino fijo en la oscuridad. Acababa de llegar de la biblioteca y siendo un lugar que amaba visitar perdió por completo el tiempo.
Ya era bastante tarde en la noche, pero no le importaba, era mucho mejor y más tranquilo caminar a casa por la noche. Ella vivía en un área segura y nunca sucedió nada malo, por lo que su madre le dejaba estar afuera todo el tiempo que quisiera. No era una niña igualmente.
De repente notó que un automóvil negro se dirigía hacia ella, intentó ignorarlo, pero la sensación en su estómago le dijo que algo andaba mal. Comenzó a caminar más rápido, pero eso solo hizo que el auto fuera más rápido. Un hombre alto con cabello castaño le miró desde la ventana. —¡Buenas noches, señorita! ¿No es muy tarde para salir a caminar? Podría llevarle hasta su casa, si lo desea.
Vaggie sacudió la cabeza y sonrió, —No, gracias, no necesito que me lleven —Ella siguió caminando, pero el auto solo la siguió.
—¿Estás segura?, Podría ayudarte a llegar a casa mucho más rápido —El hombre la miró con una ceja levantada.
Caminó un poco más rápido y continuó sacudiendo la cabeza. Frunció el ceño y miró al hombre—No, dije que no quería que me llevaran, ¡déjenme en paz!.
El hombre frunció el ceño y detuvo el auto. —¡Vas a entrar en este auto, lo quieras o no!.
El hombre comenzó a correr hacia ella, gritó y comenzó a correr tan rápido como pudo, pero el hombre fue más rápido. Le cubrió la boca y la nariz con un trapo con olor extraño. Trató de contener la respiración, pero no duro demasiado e inhaló el aroma del trapo, haciéndole caer en la inconsciencia.
Lo último que vio fue la sonrisa oscura del hombre y lo último que escuchó fue su risa.
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Cuando Vagatha finalmente recuperó su conciencia, lentamente abrió los ojos y se vio a sí misma en un sótano. Sus manos estaban esposadas a los postes de la cama y lo mismo con sus piernas.
Intentó luchar contra las esposas tratando desesperadamente de liberarse. La puerta se abrió lentamente y el hombre entró. Ahora podía ver mejor al hombre. Tenía el pelo castaño corto, era muy alto, ojos avellana y de piel pálida.
El hombre se acercó lentamente a ella con una sonrisa en su rostro. —Veo que finalmente estás despierta, cariño.
Ella fulminó con la mirada al hombre e hizo todo lo posible por levantarse sin tener éxito. —¿Por qué estoy aquí? ¿Quién eres?.
El hombre sonrió y se rió entre dientes. Se sentó junto a la cama y se pasó las manos por el cuerpo—Siempre tan directa, bueno, responderé tus preguntas con gusto, mi nombre es Alastor, y estás aquí porque eres mía y me cansé de solo verte... así es como sucedió esto.
Sus ojos se agrandaron. Este hombre era un maldito acosador. ¿Cómo podría no haberlo notado? Este hombre debe haber sido cuidadoso mientras la miraba. Alastor le sonrió y trazó suavemente sus dedos sobre su mejilla.
Se sonrojó mucho, y como reflejo apartó la mirada. El hombre agarró su barbilla, haciendo que sus ojos se encontraran. —No mires para otro lado, quiero que recuerdes este primer encuentro bien.
Se mordió el labio, tratando de contener sus nervios, Alastor se rió y soltó su rostro. Las lágrimas corrían por sus mejillas mientras dejaba escapar un jadeo vergonzoso.
El castaño sonrió sombríamente y evaluó a su presa detenidamente. La joven chica estaba terrada de ver como su mera presencia infundía terror en aquella habitacion oscura.
Miró a Alastor con los ojos llorosos. —¿Por que yo?.
Sin perder su característica sonrisa dejo escapar un suspiro antes de contestar—Eres interesante de apreciar, la verdad...Solo deseo apreciarte mas de cerca.
Vagatha no era estúpida, sabia que estaba encerrada con un lunático que le estuvo siguiendo por quien sabe cuanto tiempo. Lo que sea que haría con ella no le preocupaba tanto como el hecho de saber que posiblemente no seria pronto —¿Que harás conmigo?.
—Aun no lo decido, ¡Pero tengo varias ideas exquisitas!, amaría probar todas en ti.
Esa maldita risa...Fue demasiado para tolerar, estaba asustada, enojada y desesperada.
—¡No juegues conmigo, Maldito infeliz!, ¡Cabron hijo de perra!.
El castaño no se inmuto a sus insultos, se levanto pacíficamente de la cama y sacudió su pantalones antes de empezar a caminar hasta la salida.
—Ponte cómoda, querida. No tienes idea...
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Y... Fin :v
La verdad no pensaba escribir tanto (?, vean esto como un borrador a una posible historia en camino, tal vez. Es complicado.
créditos del dibujo: https://twitter.com/zucoyy/status/1226993651919785984?s=19
