9. (comienzo de la semana) Día 1: la obsesiva hermana

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La única ventaja que tuve fue que al menos la cama era cómoda, esa noche pude descansar de cierta manera sin sentirme vigilado, claro que no fue lo mismo par Ikkaku el cual parecía haber tenido pesadillas, al levantarnos todo parecía tranquilo, claro que solo lo parecía, hasta que llegamos a la cocina junto con el hermano de ese monstruo.

-buenos días amor, te prepare el desayuno-la chica se había levantado muy temprano para preparar el tan pesado desayuno ninguno de los tres pudo evitar poner mala cara

-porque carne asada en la mañana-dijo el menor de los Asano

-no puedo comer algo tan pesado por las mañanas-esta mujer o lo quería enfermar o definitivamente nos quería muertos a todos, al ver la reacción de Ikkaku ella le ofreció otros platillos que había preparado, por la pinta que tenia la comida no se veía tan mal y no sabía nada mal

-pero lo prepare desde la noche para que tu lo disfrutaras-esa chica era realmente una buena actriz

-aunque no lo creas esto no sabe nada mal-interrumpí su ya comenzada discusión, bueno discusión por parte de Ikkaku ya que ella regreso a su estado de enamoramiento

-tu cállate y deja de tragar como un cerdo-realmente Ikkaku era todo un caso, pero uno divertido, después cambio la plática-¿por cierto no has visto nuestra ropa?-esa si era una pregunta importante, ya que al despertar no la habíamos encontrado.

-sí, la lleve a lavar-

-toda nuestra ropa-ahora si estaba molesto con ella

-bueno, bueno les traje esta, es ropa nueva- nos dio a cada quien una bolsa y subimos a cambiarnos, bueno yo me cambie la ropa en el baño necesitaba lavarme la cara e Ikkaku se cambio en la habitación que nos habían dado, no podía negar que tenía un buen gusto para escogerme ropa no me veía mal, cuando volví a la sala Ikkaku no estaba, por lo general siempre tardo más que él, porque se demoraría tanto pasaron 5 minutos más cuando bajo, como alma que lleva el diablo a gritar.

-qué diablos es esto-bueno entendía la razón por la que no bajaba llevaba una playera con un estampado algo vistoso, era como una fotografía de ella y él en medio de un corazón, realmente se veía algo ridículo.

-verdad que es encantadora-la felicidad de la joven se veía demasiado

-te queda bien-dije en un tono burlón

-tu cállate, te diviertes con mi humillación-si, la verdad es que si me estaba divirtiendo.

-no será que tienes envidia porque no veo bien con lo que llevo puesto-hace mucho que no o molestaba así me hubiera encantado que Rangiku lo viera no dejaría que lo olvidara nunca.

-está bien, si no te gusto esa puedes elegir otra-Ikkaku sentía que su humillación había terminado-tengo de muchos estilos por elegir- pero todas las demás tenían el mismo estampado.

-no quiero ninguna de esas-al final tuvo que resignarse a la que le había dado al inicio, sabía que no atrevería a salir.

-oye ponte esto-el joven que vivía con ella se había acercado a nosotros, como observando que ya no hubiera peligro y le dio un chaleco en tono azul que combinaba con lo que llevaba puesto.

-¿Por qué? me lo das-

-porque ella da miedo, y ustedes necesitan salir de aquí- le di la razón teníamos que salir de ahí para comenzar con nuestra búsqueda, pero el orgullo de Ikkaku no lo dejaría dar ni un paso fuera del departamento, acepto la ayuda de mala manera, al menos el hermano no daba miedo, más bien parecía su títere-les sugiero que no vuelvan hasta que anochezca por su seguridad-salió corriendo por la puerta como si se le hiciera tarde para a un compromiso o realmente se le hizo tarde o el miedo hacia su hermana era demasiado.

Aquella pelucaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora