Esta vez los dos moríamos de sueño, al parecer toda la noche alguien estuvo fuera de la habitación y no nos dejó dormir, el desayuno de esta mañana fue decente o eso decía Ikkaku que moría de hambre también por no cenar anoche, sino hubiera sido porque el menor comenzó a contar cosas estúpidas posiblemente hubiera caído encima de mi desayuno eso y un reporte del sereitei que le llego a Ikkaku, quien la atendió, aunque también llamo la atención de los dos hermanos
-tan importante es que interrumpió nuestro lindo desayuno juntos, puede hacer las llamadas que quiera después -decía la mayor muy enojada claro que los únicos que la escuchamos fuimos su hermano y yo
-lo siento regresare más tarde-decía Ikkaku y gradecía los alimentos, me preocupo algo había pasado en el sereitei para que saliera así, por lo que lo seguí hasta la puerta ignorando la duda del menor y los gritos sin sentido de la mayor que se ponía a hacer un drama
- Ikkaku, sucedió algo-lo que sucediera debía involucrarme yo también estábamos en la misma misión
-no lo sé solo me reportaron que mandarían a alguien a ayudarnos con la misión, pero es extraño el reporte es del capitán Ukitake, al rato te contare los detalles-después de eso salió sin decir nada más y porque el capitán Ukitake había dado la orden, regrese a la mesa para terminar mi desayuno con esa duda.
-adonde fuiste mi amor, ¿dime a donde fue?, ¿sucedió algo malo?, ¿acaso fue a ver a otra mujer?-sus preguntas estaban colmando mi paciencia pero su hermano la callo antes de que yo dijera algo
-hermana por favor, debe ser algo muy importante para que saliera así y tu asiendo preguntas tontas-esta vez la reacción del joven no solo me sorprendió a mi sino también a su hermana, cuando guardo silencio puso una expresión como si hubiera escuchado la conversación que tuve con Ikkaku y supiera que estaba pasando algo malo la atmosfera se hizo tensa y hubiera seguido así, si en ese momento no hubiera tocado la puerta
-yo abro- dijo el menor y rompiendo la atmosfera que el mismo había hecho
-ku... Kuchiki-san-su grito se había escuchado hasta donde estábamos-que estas asiendo aquí-su voz no se escuchaba si es que estaba hablando-pasa pasa-le decía el joven
-gracias Asano-kun-realmente era toda una noble, tenia buenos modales, aunque estuviera en una misión no perdía su buen comportamiento-bueno yo quisiera saber si se encuentran...-no termino de hablar ya que como un veloz rayo la mayor de los Asano ya estaba junto a ella
-si tu estas buscando a mi amado, no esta no tienes nada que hacer aquí vete-comenzó a correr a Rukia, si no hubiera sido por mi voz hubiera sacado volando a la pobre chica junto con su hermano por dejarla entrar
-Ikkaku tuvo que salir de emergencia y yo también ya voy de salida sucedió algo-sus ojos se llenaron de alivio como si a quien estuviera buscando es a mí y si yo era a quien buscaba
-si me encontré con él a medio camino, pero a quien busco es a ti, necesito pedirle un favor-el ambiente se sintió otra vez pesado-pero no aquí ven conmigo-por su expresión imagine que podía ser algo malo así que no lo dude y salí con ella dejando con más dudas a los hermanos Asano, durante nuestro trayecto al parque se mantuvo callada, lo que era incomodo, por alguna extraña razón me hizo recordar el día que la teniente Kurotsuchi le confesó sus sentimientos a Ikkaku
Llegamos al parque y ella parecía nerviosa, nos sentamos en una banca alejados de todos, suspiro muy fuerte y dispuso a hablar
-disculpa que te allá traído sin decir nada primero, pero no sabía cómo decirle...-realmente esto iba por donde pensaba imposible, alguien como Rukia no podía fijarse en mi, aunque quien no podía fijarse en mi era demasiado hermoso, pero no del tipo de Rukia Kuchiki, además que andaba con Ichigo-es que yo....yo quiero decirte que... tu...que si tu...-o dios mío eso era una confesión-que tu....podrías ayudarme a planear una fiesta sorpresa para el capitán Kyoraku-el equilibro se me fue y caí contra el suelo, eso si no me lo esperaba-estas bien-pregunto ella
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Aquella peluca
FanfictionEl amor toca la puerta. Vanidad y orgullo, todo esto pone en duda a Yumichika Ayasegawa. ¿Quién dijo que el amor es fácil? Nunca sabemos cómo recibirlo, y más cuando se trata de personas que apreciamos esto le sucede a un shinigami que poco a poco d...