Capitulo 1

12.1K 1.1K 188
                                    

El origen del mal

La Dra. Barlow caminaba a su consultorio como todos los días desde sus veinte años. Había llegado un nuevo caso de un pasiente de tan solo nueve añitos directamente de un orfanato cercano. Se sentó en su silla favorita y mientras tomaba su desayuno, miro la carpeta del pasiente.

Harrison James Potter (9 años)
Transtorno de personalidad disosiativa

Decía con letras grandes en el papel que tenía en la mano, bien, sería un trabajo interesante, no era su primer caso así y ya sabía más o menos como tratarlo. Esta enfermedad psiquiátrica consistía en la presencia de dos o más personalidades distintas dentro de una misma persona, estas solían variar en género, nombre y edad. Normalmente era desarrollado luego de un trauma de la infancia.

Minutos más tarde, un pequeño y delgado niño entró en su consultorio, tenía el cabello negro y los ojos verdes tras unas gafas redondas, tenía una sonrisa dulce y tierna. Caminó hacia el sillón en frente de ella y alzó la mirada para encontrarse con unos bellos ojos esmeralda que la miraban decididos.

-Buenos días Harrison

-Buenos días Dra. Barlow, es un gusto, el día de hoy, preferiría que me llame Harry, pero mañana ya no me gustará así que no se acostumbre.

-Bien Harry ¿sabes porque estas aquí?

-La matrona me trajo por mis cambios de humor, algunos no estaban de acuerdo, pero hicimos una votación y decidimos venir.

-Bien, es bueno que se pongan de acuerdo ¿Cuándo comenzó el problema que tienes?- El niño miró a la mujer confundido, luego de unos segundos pareció entender lo que quería decir.

- Yo no creo que sea un problema, todos nos llevamos muy bien y lo que estamos en desacuerdo se va a votación, nos turnamos para llevar el control de la conciencia y según la situación a veces cambiamos de lugar rápidamente, yo fui el primero de todos y ellos decidieron que las cosas nuevas las pasaría yo, como esta consulta.

La doctora Barlow miró al niño sorprendida, era muy maduro para su edad y era el primer paciente en aceptar su condición tan rápido y tener tanto conocimiento y habilidad para negociar con sus otras identidades. Era simplemente impresionante.

-Bien cariño, me parece impresionante que todos ustedes puedan estar de acuerdo, pero yo quiero saber como empezó todo, como apareció el primero de ellos.

-Mis padres murieron cuando yo era bebe en un accidente de coche, no se quien, pero alguien me dejó en la puerta de la casa de mis tíos, los Dursley, mi tía, Petunia Dursley, era hermana de mi mamá y con su esposo y su hijo me acogieron en su casa, ahí me hacían hacer todas las tareas de la casa y cuando lo hacía mal me gritaban o me castigaban golpeándome, en uno de esos castigos llego Thomas, que fue el segundo de nosotros.

El pequeño niño se veía algo decaído en el sillón, la mujer se reprendió mentalmente, ella debía haberse acordado que ese tipo de trastorno solo ocurrían luego de constantes maltratos, en su informe decía que cuando llego al orfanato tenía múltiples cicatrices y moretones, suponía que para el pequeño había sido común ser golpeado en su infancia.

-No te preocupes por eso pequeño, dime ¿Me podrías presentar a otro de ustedes?

El chico estaba visiblemente más animado, quitándose los lentes cerró los ojos, para sorpresa de la profesional, cuando los abrió ya no eran verde esmeralda, si no de un color lila brillante. El cerebro de la doctora se desconectó de la realidad, maquinando un sin número de teorías acerca del color de ojos que había cambiado, tal vez era resultado de un manejo más avanzado de la composición del iris en el ojo y...

-¡Señorita! ¿Me está escuchando?

-L-lo siento, me distraje un poco, en todos mis años de trabajo jamás ví a alguien que pudiera cambiar su color de ojos así.

-Sabe, señorita, es usted una mujer hermosa, me llamo Jonathan, dígame ¿Cómo logró escaparse del cielo sin que Dios se diera cuenta? Porque usted es un ángel en todo su esplendor- Dijo con una sonrisa pícara.

La doctora rio, era tan extraño que un niño de nueve le dijera ese tipo de piropo a una treintona como ella.

-Lamento la pregunta pero ¿cada uno de ustedes tiene el color de ojos diferente?

-Solo algunas veces-Dijo el pequeño frunciendo el ceño ante el poco interés que la mujer tenía en su alago-La mayoría los tiene verde y se distinguen por el color de cabello.

-¿También cambia el cabello?

-Si, crece cuando salen las chicas y se vuelve a encoger cuando es un chico.

-¿Puedo ver?

-Solo si acepta salir conmigo

Barlow lo miró con una sonrisa, divertida por la curiosa actitud de su paciente, el aludido cerró los ojos haciendo un puchero, su cabello comenzó a crecer, hacta la media espalda, el magenta reemplazó al negro y la sonrisa, antes galante fue cambiada por una tímida, abrió los ojos de nuevo verdes y sacó de su bolsa unos lentes cuadrados.

-Buenos días linda, dime ¿Cuál es tu nombre?

-...ema...- susurró la chica.

-Un gusto Emma, yo soy la doctora Barlow, cuéntame sobre tí.

-Yo no soy interesante, señora- dijo en voz baja, casi en un susurro, parecía querer evitar llamar la atención y eso entristeció a la doctora.

-Tontearías, seguramente eres muy impresionante, adelante, puedes contarme de cualquier cosa.

La doctora, impresionada, decidió investigar el por qué de ese fenómeno que ocurría con el chico, dos años después, un grupo de aurores entró en su casa y le modificaron la memoria, pues al recibir su carta de Hogwarts, Harrison Potter, conocido como el-niño-que-vivió, informó al ministerio de magia acerca de su recién descubierta condición de metamorfomago, casualmente, olvidó comentar la razón de sus visitas a la doctora y porque le había mostrado sus cambios de apariencia, pero quien podía culparlo, era el niño que vivió, el que salvaría su trasero de Voldemort y aseguraría la paz del mundo mágico. Nadie se dio cuenta de sus cambios de humor ni del hecho de que odiaba notablemente a sus supuestos amigos. Ese fue su más grave error y lo lamentarían el resto de sus días.

¿Loco? ¿Yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora