Capítulo 3

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Hablando de planes.

Se había trasladado con algunos de sus seguidores a la conocida mansión de los Malfoy. Eso significaba que su nueva mano derecha iba con el. Había demostrado ser inteligente y conocía incluso mejor que el varias tácticas muy útiles para la guerra, esto lo había molestado de sobremanera al inicio, sus, definitivamente no celos, desaparecieron con el tiempo para dar paso a algo de admiración.

Lo primero que había hecho fue prohibir a todos sus seguidores matar sangre sucias, luego le había prohibido a el, el Lord Oscuro más genial de la historia, el torturar a sus seguidores ¿Qué se creía el chico?. Luego le había explicado que si quería ganar al menos una batalla necesitaba soldados que pelearan en ella y no iba a conseguir ninguno si seguia torturando gente a diestra y siniestra. Lo había enojado, si, pero había demostrado ser efectivo cuando más lores sangre pura se habían unido a su causa. La sonrisa burlona no se le había quitado en días.

Al principio no la había tomado en serio con el aspecto tan estrafalario que poseía, la ahora chica Potter tenía el cabella más colorido que un maldito arcoiris y era demasiado alegre para su gusto, todo eso contrastaba con su pálida piel y los grandes ojos grises tras las gafas daban un aire de loca que le había costado ignorar. Ella era la que aparecía cuando necesitaba un consejero para hablar hacerca de sus estrategias para la actual guerra. Hace días había aparecido en su despacho confundida, al parecer lo demás no le habían dicho que necesitaba alguien inteligente para hacer sus planes, cuando mencionó eso se emocionó y demostró cuan inteligente podía ser al darle varios planes que si funcionaron.

-Buenos días Estela- Saludó cuando la chica entró a su oficina como todos los miércoles en la mañana.

- Muy buenos días Señor Tomy- Canturreó la chica con una enorme sonrisa, para disgusto total de Tom que detestaba ese apodo.

-Nesesito ideas para tomar el ministerio

-¿Cuantos hombre tienes ahí?- El ojiescarlata revisó todos los papeles que estabán exparcidos por el escritorio, buscando esa información que le pedía la chica con la que trabajaba.

-Ciento cincuenta y siete-Respondió con sinceridad, no estaba orgulloso de eso, pero era la mayor cantidad de hombres que pudo obtener desde su regreso.

-¡¡¡Ciento cincuenta y siete!!! creo que debes dejar de pensar en el ministerio, piensa en otra cosa, relájate, he escuchado que hacer yoga ayuda con el mal humor que tienes.

-Pero el plan es que el ministerio sea nuestro para la próxima semana.

-Ni siquiera llegas a doscientos hombres entre los miles que hay en el ministerio, no sabes cuantos de ellos son de la luz o cuantos de ellos te servirían si escuchan tus verdaderos ideales. Debes tener más aliados ¿Por que crees que ya no puedes matar a la gente así porque si?

El castaño ya había aceptado, muy a su pesar, que la chica que le hablaba era muy inteligente, pero quería el gobierno del mundo mágico de una vez y las opiniones de la chica no lo detendrían.

***

Horas después, el Lord se encontraba en su despacho revisando sus planes para tomar el ministerio, junto con el mapa completo del edificio. No se esperaba que una jarra de agua junto con un hechiza destruyeran completamente todos sus papeles.

-¡ESTELA!- Bramó sumamente enojado

-¡Que! te dije que no pensaras en el ministerio, tenemos tiempo y cuando sea el momento haremos los planes. ¡no quiero verte con estos papeles otra vez!

El Señor Oscuro perdió la poca paciencia que tenía, no lo pensó mucho antes de que el crucio impactara contra la chica. La ojiplata calló al suelo con un grito antes de que su pelo se acortara tornándose negro al igual que sus ojos, ahora era un chico que estaba rígido pero sin emitir ningún tipo de sonido, tenía el seño fruncido en su dirección pero sin chocar con sus ojos. El hechizo termino y Potter salió del despacho dando un portazo y sin dirigirle la mirada. No lo vió al día siguiente ni en los proximos tres días. Pensó en dejarlo así pero estaba más irritado de lo normal y al enterarse de lo sucedido Nagini basicamente lo obligó a ir a disculparse. No, definitivamente no lo haría, no le importaba lo que dijera Nagini, su orgullo estaba por encima de todo.

Todos los mortífagos habían notado el mal humor de su señor, solo un tonto o un suicida se metería en su camino, todos habían notado que hace semanas un grupo de personas se habían unido a su bando de la guerra y que estos nuevos reclutas eran los únicos capaces de poner de buen humor a Voldemort. También eran concientes de la reciente pelea con uno de esos individuos y que esto era la causa del mal humor de su jefe, así que, con lo chismosos que todos eran, todos hablaban de eso, rogando a todo tipo de dioses que el Lord se reconciliara con quien sea con quien se hubiera peleado, puesto que parecía que esta persona mantenía a raya el horrible carácter del hombre y eso era algo que todos agradecían.

***

Harrison estaba dormido, dentro de su mente su subconciente había creado una gran habitación donde además de los distintos recuerdos que habían, se encontraban varias figuras de diferentes personas, todos ellos diferentes entre si, diferentes en apariencia y tambien en sus pensamientos y conocimientos. Normalmente todos ellos se llevaban muy bien, se respetaban y apollaban mutuamente, concientes de que no tenían a nadie más en quien confiar. Sin embargo ahora se encontraban teniendo una discución y no lograban ponerse de acuerdo.

-Creo que deberiamos perdonarlo-Dijo una chica de lentes

-¡No digas nada Estela! tu no fuiste quien tuvo que soportar el hechizo.-Respondió un enojado chico de ojos verde oscuro.

-Pero ella dice que fue solo la ira del momento, no creo que sea tan malo, en estas semanas la mayoria dice que fue amable.-Argumentó un pelirrosado.

-¡Tonterias! Ni siquiera a venido a disculparse, nada nos asegura que no lo vueva a hacer.

-Tranquilicense todos, no se preocupen, algunos Murtlap del más allá han venido a contarme que la gran serpiente es tan de fiar como un curboop y que no volverá a dañarnos- Terminó la discución un chico de mirada soñadora y cabello color morado.

-Si Hydrus dice que es de fiar yo le creo.

-Bien... solo porque él lo dice.

-Hoy te toca a ti salir ¿No Herodes?

El pelinegro asintió con la cabeza y dejo que su conciencia tomara control del cuerpo, tiempo después sintió como tocaron la puerta y respondió con un tímido pase.

***

Riddle toco suavemente la puerta de la habitación de Potter, se iba a tragar su orgullo una vez y se disculparía, solo para que Nagini dejara de molestarlo, no es que realmente le importara que el chico/chica no le hable, solo que sería un desperdicio si una mente tan brillante no ayudaba a la causa. Una tímida voz le dió permiso de pasar, esa no era Estela ¿Les habría contado a los demás lo que hizo?

Tenía que disculparse especialmente con el chico que había soportado el dolor de la maldición, supuso que era el más acostumbrado al dolor ya que no había gritado a diferencia de su estratega. No es que la juzgara, la maldición cruciatus era una de las más doloros en su arcenal, a pesar de no ser la más dolorosa, era de las más conocidas y sencillas para el.

Sobre la cama estaba el mismo chico que había soportado su arrebato de ira, lo miró unos segundos, para luego bajar un poco la mirada.

-Quiero pedir una disculpa por mi mal comportamiento de la semana anterior. No se volverá a repetir.

El chico sonrió dulcemente- No importa, ya te habíamos perdonado- Susurró, evitando el contacto visual- Solo no lo vuelvas a hacer o nos enojaremos enserio y no quieres ver eso.

-¿Cómo te llamas?

-Me llamo Herodes, Estela nos contó lo que pasó, lo sentimos, es un poco impulsiva.

-No importa, tenía razón, como siempre.

Aceptó a regañadientes, el chico volvió a sonreir, esta vez más dulcemente y Tom sintió como  una calidez  nacía de su pecho y se extendia por el resto de su cuerpo. Sintió tanto alivio que la única persona, o personas, que lo trataban como su igual no lo odiaran que se asustó. ¿Hasta que puntó comenzaba a apreciar a ese extraño chico?. Decidió no pensar en eso, ya lo haría en otro momento, tal vez lo consultara esa noche con las sábanas. Salió de la habitación para gritarle a uno de sus mortífagos, lamentablemente tenía prohibido torturarlos así que se tenía que entretener con lo que podía.

¿Loco? ¿Yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora