Un día de pelos
Nagini desperto abruptamente porque la pata de algo la había golpeado en el ojo. Con un despertar tan horrible lo único que podía hacer era fastidiar a su amo para desquitarse. Así que, decidida a joder al Lord Oscuro, se deslizó hacia la cama y golpeó su rostro con su cola, disfrutando la mueca que apareció en su cara por el repentino golpe. Su amo frunció el ceño y la miró con molestia, si ella iba a empezar su día de mal humor, no veía razón alguna para que Tom tubiera un lindo despertar, la serpiente no se molesto en averiguar QUE la había golpeado con su pata, así que una bola de pelos negros, salió de la habitación sin que nadie le prestara atención, riendo internamente por el gruñido molesto que dió el Lord por el golpe de su amiga.
***
Luego de abrir los ojos por un golpe en la cara y sisearle enojado a Nagini por ser una criatura tan molesta, el ojirrojo llego a la mesa a tomar su desayuno, los elfos le sirvieron y levantó la mirada hasta el nuevo Potter del día, tenía un aspecto un poco extraño, cabello verde pálido que tapaba toda su frente y ojos color celeste brillante, sonreía comiendo gustosamente sus gachas ¿Cómo esos chicos sonreían tanto? No lo entendía, probablemente a el le daría calambre en la cara si lo intentaba, estaba seguro que no era cientificamente posible ser tan feliz, aunque también estaba seguro de que ese chico estaba incluso más loco que la mismísima Bellatrix. Tampoco es que el estubiera tan cuerdo, así que mejor no juzgar a los demás.
Acabó su desayuno y subió a su despacho, tenía que leer el nuevo tratado con algunas manadas de hombres lobo en el sur, así que estaría ocupado gran parte del día.
***
Solo pudo trabajar en paz durante dos horas cuando un agitado Rabastan entró por la puerta. Sus mejillas estaban rojas y su frente goteaba de sudor, si por correr o por miedo a lo que tenía que anunciar, el no lo sabía, pero le concedió unos segundos para recuperarse. Cuando logró respirar con normalidad el ya estaba un poco irritado por la demora, si eso hubiera sucedido el mes anterior, el chico estaría en el suelo retorciéndose de dolor. Lamentablemente eso estaba prohibido ahora y no había nada que pudiera hacer al respecto.
- Mi Señor
-¿Qué sucede Rabastan?
-Es su habitación, mi Lord- Voldemort lo miró esperando a que continuara, con algo de duda, consiguió seguir con su aviso - esta destruida.
Alzó una ceja, para luego fruncir el seño ¿Cómo que destruida?, nadie se atrevía a entrar en su habitación. Nadie. ¿Sería un intruso? si era así ¿Qué querían en su habitación? Solo tenía anotaciones viejas y unos cuantos libros. No tenía ningún sentido entrar.
Se levantó para dirigirse en dirección a su recámara. Se abrió paso a travez de sus chismosos seguidores que hacían un medio círculo frente a la puerta, al mirar el interior se quedó helado. Parecía que una manada de hipogrifos había pasado por el lugar.
Los pergaminos habían sido sacados de su escritorio y ahora decoraban todo el lugar convertidos en confeti, sábanas, almohadas y las superficies de los muebles tenían marcas de garras y algunos de dientes. Los libros desperdigados de cualquier manera y sus plumas aún estaban bailando por el aire. Sus tintas negras y de diversos colores tenían sus frascos rotos y ahora el contenido estaba rociado por todo el suelo y la alfombra. Pequeñas huellas de tinta adornaban la escena del crimen, siendo esa, la única pista que tenían del culpable.
- ¡Wendy!
-El amo llamó a Wendy- Dijo la elfina llegando junto con el conocido sonido de la aparición- ¿Qué desea el amo señor?
-Limpia la habitación, y luego busca a cualquier alimaña de cuatro patas en la mansión, si la encuentras tráela.
-Si señor
-Bien- Dijo Tom, dejando sanjado el tema, salió de la habitación pensando en que le haría al sucio animal que había hecho ese desastre, por su culpa todo su tiempo escribiendo esos apuntes se había ido al caño, esa alimaña pagaría con su vida.
***
Una hora después fue interrumpido de nuevo, al parecer el animal había causado desastres nuevamente, esta vez en el jardín.
Varias plantas y macetas destrozadas junto con los adorados pavos reales de Lucius asustados, fueron el resultado de esta nueva emboscada. Wendy no había podido encontrar nada.
Revisó otra vez la huellas, al mirarlas detenidamente se dió cuenta al instante. Eran patas de un gato. Era tan obvio que se avergonzó de no haberse dado cuenta antes. Llamó a Nagini, para encargarle que buscara al condenado gato que se había metido en la mansión. Tres horas bastaron para encontrar un desastre similar, esta vez en las cocinas. Una pista más llego a sus manos, un mechón de cabello negro y el testimonio de un elfo muy asustado y algo enfadado, que les informó que la bola de pelos negra era realmente pequeña y rápida.
La búsqueda continuó hasta que encontraron unas pequeñas huellas bien conocidas por todos. Siguieron la huellas de tierra por las escaleras y varios pasadisos, cuando llegaron a una habitación al único que encontraron fue un chico riendo a carcajadas.
El maldito chico Potter.
¿Cómo no lo havía visto antes? Ahora, en retrospectiva, se dió cuenta que no había visto al chico en todo el día, con lo fastidiosos que eran todos ellos, era notable que el responsable era el.
-¿Quién eres tu?- Preguntó su acompañante confundido, veía desconfiado el broche que le había dado para su protección contra algunos mortifagos que no conocían su rostro. Supuso que no creía que un chico tan bromista estaba bajo su protección, pero no había nada que hacer, era un pequeño precio a pagar por lo agradables que eran todos los demás chicos.
-Me llamo Fernando, un gusto- Contestó, tendiendole la mano al rubio Malfoy- Lamento el desastre, pero estaba terriblemente aburrido y ese de ahí- Dijo señalando a Riddle- Me ha estado ignorando todo el día por culpa de su trabajo, me sentí muy solito.
El rostro de incredulidad en el dueño de la casa por la obvia falta de respeto a Lord Voldemort , causo que una carcajada incontrolable saliera del Lord. Lucius puso una cara de asombro y horror, nunca había escuchado ese tipo de risa de su señor y le había causado mucho miedo, definitivamente era una experiencia que no quería repetir.
-Así que... ¿Un gato?- Preguntó el más alto, levantando una ceja, una mueca burlona adornando su perfecto rostro.
-Cállate, es una muy buena forma de animago, no es por presumir, pero soy el único que puede hacerlo.- Ese comentario solo logró que la sonrisa burlona del otro creciera, era agradable tener a alguien con quien bromear sin que este temblando de miedo a ofender al Gran Lord Voldemort. Era un cambio extraño, pero agradable.
-Solo digo que esperaba un animal... no se... más ¿amenazante?
-Sabes, me costo mucho lograr cambiar a un animal, la mayoría de magos no lo logra, ni siendo adultos, yo lo logré a los once años, no me fastidies por ser un gato- Dijo sacándole la lengua infantilmente.
-Por cierto, casi me como tus pavos reales- Se burló, dirigiéndose a su seguidor. - Me han dicho que saben a pollo y quería ver si era cierto- Completó, encogiéndose de hombros.
Lucius palideció y salió de la habitación rápidamente, no sin antes inclinarse con respeto hacia el mayor. No dió explicaciones, pero más tarde, durante la cena, Narcissa les contó ante la mirada avergonzada de su esposo, que había pasado toda la tarde contando a sus pavos reales, asegurándose que el chico-gato no se había comido ninguno. Tom dejó escapar una risita, Fernando, en cambio, no dudo en estallar en carcajadas burlándose del rubio.
-¿En serio creíste que me comería uno?, no soy idiota, cuando lo haga lo cocinaré primero y lo serviré para la cena, quiero ver si alguien se da cuenta- Lucius corrió hacia el jardín por segunda vez en el día, a la mañana siguiente un elfo vigiló a los pavos reales todo el día y le contó al chico Potter que el jefe de la casa había mandado a hacer turnos entre los elfos para cuidarlos de ahora en adelante. Mejor prevenir que curar, fueron las palabras de un humillado Lucius Malfoy cuando su esposa le preguntó el por que de tanta vigilancia.
Definitivamente, vivir con Potter le sacaria canas verdes.
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¿Loco? ¿Yo?
FanficAU Tomarry... Donde el salvador del mundo mágico padece una enfermedad extraña para muchos, y un dolor de cabeza para otros. La historia comienza luego de la última prueba del torneo de los tres magos.