Capitulo 1

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···Atención! Esta historia es una idea original a la cual se les adaptó los personajes de crepúsculo. Aquí hay otro tipo de fantasía y de aventuras. Espero disfruten la lectura


Esta es una historia poco común, no se trata de él sino de ella... Isabella 

Como cada mañana Isabella se levanta tan temprano como el sol, se da una pequeña pero practica ducha, se viste con unos jeans claros, un sweater gris y unas zapatillas descoloridas.
Cepilla fuertemente su larga y castaña cabellera pues trata de secarla con rapidez una vez terminada esa labor de cada día se arregla con una coleta, se maquilla levemente pues ya lleva una semana soñando lo mismo y como los dias anteriores esa noche tampoco pudo conseguir unas largas horas de sueño, cubre las ojeras, cepilla y maquilla sus cejas y sus pestañas y cubre sus labios con un poco de bálsamo. Para comenzar el día no le puede faltar una gran taza de café la cual acompaña con unos huevos batidos y un par de tostadas, una vez que cepilló sus dientes tomó su gran abrigo color verde, envolvió su cuello con una bufanda gris y sin mas salió de su pequeño apartamento en el piso numero nueve, el pueblo de Forks estaba vestido de un reluciente blanco debido a la nieve de la época.

Isabella llegó al hospital con veinte minutos de sobra, se puso su uniforme blanco, acomodó su cabello y al terminar comenzó con las rondas.

- Llegaste bastante temprano- Le comenta Alice quien es su compañera

- Por la nieve decidí tomar el bus anterior y así llegar con mejor tiempo
- Ya veo, por cierto... Se acerca la navidad- Comienza a comentar cómo si nada- Estuve buscando un regalo para mi santa secreto pero nada...
- No sabes qué regalar verdad?
- No tengo idea, ayúdame
- Tengo que buscar el mío también, si quieres podemos buscar algo juntas
- Si! Gracias gracias
- Por nada, mañana es mi día libre si quieres nos vemos a la tarde
- Perfecto
Sin decir nada más ambas continuaron con su rutina, ser enfermera era algo que apasionaba a Isabella y eso era algo muy claro para ella.
Una vez que el sol se pone ella vuelve a su casa, se viste con ropa cómoda después de una larga ducha, no seca su cabello, prepara una cena rápida y se vuelca en su segunda pasión, los libros de época, eran algo tan atrapante para Bella que no podía conciliar el sueño sin por lo menos haber leído un capítulo, entre sus autores preferidos estaban Jane Austin, Louisa May Alcott y Emily Brontë, cada noche ella soñaba con encontrar un hombre amable, cálido con sus palabras, que apresurara su corazón con leves roces, que luchara por su amor pero cada mañana la cruda realidad la despertaba, en su vida no habían tales hombres, los doctores eran egocéntricos y poco amables con las enfermeras, los pacientes solo tomaban en cuenta la opinion de los doctores y por su horario tan extenso no tenía posibilidad de salir a conocer mas personas.

"Supongo que podré vivir a través de mis novelas" Se dijo una noche y desde entonces no ha vuelto a intentar conocer a alguien.

A la mañana siguiente se permitió dormir hasta mas tarde, una vez levantada tomó un desayuno rápido a base de café, cambió su viejo pijama verde oliva por unos jeans claros y cómodos, una playera de mangas largas color negro, esas zapatillas desgastadas que tanto aprecia, para su cabello lo sostuvo con una cola alta, maquilló sus cejas, deliñó esa mirada felina por la que las personas la reconocían y cubrió de bálsamo de cereza sus labios.

Por un instante se contempló en el espejo...

"No me dieron ni un solo lunar para hacer mi rostro mas interesante" Pensó al ver lo liso de sus mejillas, su frente y su nariz.

La mañana se fue bastante rápida mientras leía un nuevo articulo en medicina, escuchaba algo de música y leía por quinta vez Orgullo y Prejuicio, su afán por este libro en particular era algo asombroso, eso es algo que jamás puede entender pero nuevamente... Está es su historia no la mía.

Despues del almuerzo Bella se encontró con Alice y juntas visitaron varias tiendas del pueblo

- Si me dices quien te tocó podré ayudarte- Le comentó Alice mirando algo de ropa

- Entonces no sería secreto

- ¿Que mas nos da? Seguro fue uno de esos engreídos de los doctores, detesto esta política del hospital

- Por eso tenemos que terminar pronto con esto

- Y para eso quiero ayudar... ¿Es hombre? ¿Mujer?

- Tu no quieres ayudar, tu solo quieres curiosear ¡Chismosa! jaja

- Estoy muy ofendida y por eso te quedas sin mi ayuda- Le responde dejando la remera en la percha- Solo déjame decirte que si es mi nombre el que te tocó deberás hacer un gran gesto

- No puedes irte solo por eso

- Mmmm tienes razón, pero esta atardeciendo y mi casa queda muy lejos por lo que me voy de igual manera

- Ya veo

- ¡Suerte con tu búsqueda! Y aún espero ese gran gesto- Le dice despidiéndose

Bella se quedó ahí con la duda en sus manos, no sabía que regalarle a esta persona, justo a esta persona... El único del grupo de doctores que era amable con las enfermeras y los ayudantes, un joven doctor de ojos brillantes y cabello castaño claro, con sonrisa inocente y tierna, pequeños hoyuelos hacían ver su rostro picaresco pero también fresco.

Con todos esos adjetivos en su cabeza se halló pero rápidamente los barró, pensó que tipo de ropa usaría pero nada se le vino a la mente, pensó en que perfume sería el suyo y al recordar su aroma no pudo evitar cerrar los ojos, pensar en él era también refrescante, nuevamente se pidió cordura y llegó a la conclusión de que seguramente era un perfume muy caro, jamás lo vio utilizando algún tipo de accesorio por lo que su cabeza se estaba vaciando en ideas, pero entonces recordó que en su oficina había visto varios libros y no todos eran de medicina, había visto Los viajes de Gulliver, Las flores del mal.

Sin pensarlo dos veces salió rumbo a la librería pero esta ya se encontraba cerrada para esa hora, eso era una molestia pues necesitaba el libro para el fin de la semana y con su horario de trabajo le sería imposible conseguirlo, resopló y maldijo un poco ante la puerta y despues continuó, decidió caminar un poco mas para hacer crecer una nueva idea pero nada se le venía a la mente hasta que...

Al final de una vieja calle por dónde casi nadie caminaba se podía ver un viejo lugar con un gran y horrible ventanal cubierto de libros, se acercó y confirmó que detrás de ese gran ventanal cubierto de bichos y polvo efectivamente habían libros con precios en las cubiertas.

Dio unos pasos hacía atrás y pudo leer un desgastado cartel de madera Inferis , se preguntó que clase de persona utiliza ese nombre para una librería pero no importaba realmente, solo le parecía un mal chiste, puso todas sus esperanzas en que estuviese abierto, tomó el pestillo y al girarlo sus deseos fueron concedidos, al cruzar por la puerta la horrible imagen del abandono penetró en sus pupilas

- Hola- Llamó al no ver a nadie- ¿Hay alguien?

La puerta se cerró tras ella y por primera vez pensó el lo idiota que fue al venir sola y prácticamente de noche

- La puerta estaba abierta- Continuó caminando un poco mas

- Esta cerrado- Le respondió una voz masculina desde la otra punta del lugar

- Oh ya veo... Pero solo necesito un libro- Suplicó mientras se acercaba a la voz

- Dije que está cerrado- La voz se escuchó detrás de ella por lo que esta se sobresaltó y girando sobre sus talones lo vio...

Un hombre joven, alto, de espalda ancha y pero fino por sus extensos brazos, entre sus largas manos sostenía un gran libro sin titulo, tenía una mirada oscura y penetrante, de rasgos finos como sus labios pero lo que mas llamaba su atención no era el libro o la mirada, era su cabello color cobrizo y largo hasta la cintura el cual estaba sostenido por una fina tela negra.

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Este es el primer capitulo de una novela propia! Originalmente no estaba pensada para ser Fanfic de crepúsculo por lo que tuve que adaptarla, espero sinceramente que les guste tanto como a mi me gustó escribirla.

Espero que les guste! 

Con Cariño- Oli 

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