💍; Sortija

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¿Es que acaso estaba destinado a no tener una noche más de buen sueño? SeokJin empezaba a entrar a una rutina más, una que le privaba de una confortable noche durmiendo. Las ojeras bajo sus ojos se vuelven más grandes cada día, sin poder evitarlo en absoluto.

En especial con la preocupación a color de piel. Temía el no volver a ver al menor. El día anterior había sido, oficialmente, el peor de todos. La vida en las expresivos orbes de Jungkook se había extinguido.

SeokJin suspiró, había perdido la cuenta de cuantas veces pidió el deseo de que todos sus miedos no se volvieron realidad. Necesitaba siquiera disculparse con el castaño, necesitaba verlo una vez más.

Y lo más importante, necesitaba preguntar quién era "Él", aquel que el menor mencionó el día anterior. El azabache no soportaba más el pasar de sus días con la confusión presente, y no comprendía la razón de todas las acciones de Jungkook, ni cómo una simple persona llegó a destruir su tranquila vida. Lo que menos llegaba a entender era el porqué, a pesar de todo, lo que menos quería era que el castaño se alejara de él.

Quizás todo aquello que vio en muchas películas de romance era real, quizás el destino sí existía. Quizás el corazón podía llegar a querer a una persona con rapidez.

Cada día que transcurría, SeokJin confirmaba que su corazón latía por Jungkook. No quería buscar una razón lógica, simplemente lo aceptaba. Después de todo, no tenía alguna otra opción más que esa, porque ni el amor más fuerte podría sacarlo de ese lugar, además el castaño le pertenecía a alguien más.

Solamente deseo ver su sonrisa cada día.

Pero, ni siquiera ese deseo se le estaba cumpliendo ahora. Gradualmente la actitud del menor iba cambiando, mientras más veces visitaba Lost & Found, menos vida se podía ver en esos hermosos orbes.

SeokJin bajó a la recepción, apenas unos minutos antes de la hora en la que Jungkook debía llegar. Sin mucho ánimo, y acompañado de un sonoro suspiro, buscó su bolígrafo de Sailor Moon y la libreta bitácora, anotando de antemano los datos del menor.

A los pocos minutos que terminó de anotar, se pudo escuchar la campanilla en la puerta, y al castaño asomándose. Éste último alzó su diestra en ademán de saludo, sin embargo, su rostro permanecía serio y un tanto inexpresivo. SeokJin fingiría que todo iba bien, necesitaba al Jungkook animado de vuelta, y empezaba a desesperarle el no saber cómo lograr su cometido.

—Bienvenido a Lost & Found, Kookie~ —El azabache le dedicó una de sus mejores sonrisas, el mejor simplemente elevó sus comisuras en un gesto que apenas y podía catalogarse como una sonrisa. Parecía más una mueca. —Uhm... ¿Qué traes esta vez?

El mejor permaneció estático y en completo silencio durante unos segundos, los cuales resultaron ser eternos y agobiantes para SeokJin. Un nudo en su garganta se formó, dificultándole el respirar en el momento en que Jungkook extendió su mano con la fotografía. Se trataba de una sortija, pero no cualquiera, era una de boda, hecho de plata, con algunas incrustaciones de jade, y tallado en el interior permanecían las letras "JJ".

Los ojos del azabache se movían con lentitud hacia el rostro sin vida del menor. Tragó saliva con pesadez, volviendo su vista a la fotografía.

Debía encontrarlo, pasara lo que pasara, se notaba que ese objeto era el más importante de todos los anteriores.

Sin ser capaz de mencionar palabra alguna, y tomando a su favor la rutina a la que ambos se habían acostumbrado, SeokJin tomó la llave que los llevaría al nivel de "Joyas". Ambos caminaron hasta el ascensor, y una vez las puertas se cerraron, el pesado sentimiento de incomodidad que traía consigo el silencio, inundó el cuerpo del mayor.

—Mi boda fue hermosa —SeokJin dio un respingo, si haberse esperado que el castaño decidiera romper el silencio. Una sonrisa leve se había dibujado en su rostro, una que se notaba sincera. —No sabes lo feliz que estaba. Y la mejor parte fue verlo a los ojos antes de aceptar unir nuestras vidas.

Como si hubiese sido premeditado, las puertas del ascensor de abrieron, dando paso al castaño para poder entrar a la habitación de paredes blancas y miles de mostradores de cristal. SeokJin no entendió en absoluto a qué se debía el cambio abrupto de actitud, ni la razon de que comentara sobre su boda. Tema que, realmente no deseaba escuchar.

Llenando sus pulmones de aire, en afán de cobrar fuerzas, el azabache le siguió. No tardaron mucho en iniciar la búsqueda, SeokJin no deseaba hacer más conversación con el castaño. Necesitaba centrar toda su atención en el objeto perdido.

Se tomaba su tiempo en ver a detalle cada anillo del lugar, rezando que, milagrosamente, apareciera el objeto frente a sus ojos. Jungkook había notado su determinación, cosa que solamente respondía con una leve sonrisa.

Quizás hoy sea el día, mi amor.  Pensó Jungkook, sintiendo su cuerpo llenarse de esperanza. Sentimiento que se convirtió con rapidez en decepción al notar cómo el mayor posaba ambas manos sobre su cabeza, jalando de sus castaños mechones en completa frustración.

—No...

—Jungkook, yo... —SeokJin presionó sus labios con fuerza, alzando su mirada al menor. Se sentía de lo peor, creía que se derrumbaría ahí mismo en cualquier momento. —No lo encuentro, Jungkook. No puedo encontrarlo.

Un escalofrío recorrió la espalda del mayor, y juraba que su corazón se estaba destrozando ante la escena que estaba presenciando. Jungkook simplemente rompió en llanto, llenando su rostro de cristalinas gotas con sabor a dolor.

El azabache intentó acercarse, sin saber qué hacer. Sin embargo, Jungkook se apartó, soltando un fuerte sollozo y acuclillándose en su lugar, abrazando sus piernas con fuerza y dejando que todo el llanto acumulado saliera sin control alguno.

Jungkook sentía morir ahí mismo, sus sollozos se transformaban con rapidez en gritos, y SeokJin sentía que el aire abandonaba sus pulmones.

Todo es mi culpa. Pensaba el azabache, acercándose de nuevo y posando su mano sobre el hombro ajeno.

—Ko~kookie... Lo sien...—

—¿¡Por qué me haces esto, SeokJin!? —El castaño alzó su cabeza, sus ojos hinchados, su nariz ligeramente roja en la punta y su labio inferior abultado por las mordidas que se había propinado con el afán de calmar su llanto. —¿¡Por qué no puedes recordarme!?

SeokJin abrió sus ojos cual platos, no esperaba esa respuesta. El menor lo empujó haciéndolo caer al suelo.

—¿Por qué?... —Jungkook limpió sus lágrimas con su antebrazo, intentando calmar sus hipidos. —¿Por qué no vuelves a mi, SeokJin? Extraño al amor de mi vida, a mí esposo... Vuelve a mí, ¡Recuérdame!

Los ojos del azabache se llenaron de lágrimas, antes de sentir una enorme presión en su pecho y su cabeza doler como el infierno. Sentía que iba a estallar en cualquier momento, y el dolor era tanto que lo hizo caer por completo contra el suelo, inconsciente.














Vuelvo a hacer presencia para dejarlas en pleno suspenso... buE, luego me aparezco. Por cierto, cuídense mucho mucho, por favor ❤️

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