🔅; 𝙵 𝙸 𝙽 𝙰 𝙻

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Una vez Jungkook salió de la habitación de su esposo, cubierto de amargas lágrimas, no pudo evitar correr lo más lejos posible. Poco le importó el desesperado llamado de la enfermera o las miradas que se ganaba. Simplemente huyó de ese momento y del dolor que se formaba en su corazón.

Al llegar a su apartamento, una vez cerró la puerta, su espalda colisionó contra ésta. Lentamente se fue deslizando hasta que se encontró en su totalidad contra el suelo, lanzando esos agónicos gritos que tanto habían deseado escaparse, pero que, había logrado retener. Tantas eran sus lágrimas, que empezaban a formar pequeños charquitos en el suelo de madera, mientras sus manos empuñadas se estrellaban una y otra vez contra el mismo.

Tanta era su alteración en el azabache que, sin darse cuenta, terminó completamente dormido. El cansancio físico y emocional lo habían orillado hacia ese extremo.

No sabía exactamente el tiempo transcurrido, pero la conmoción fue enorme cuando Jungkook abrió sus ojos debido a una llamada telefónica. El cielo empezaba a teñirse de tonalidades moradas y anaranjadas, y el sol bajaba lentamente para ocultarse y dar permiso a la luna de apoderarse de la noche. El chico –aún alterado –se levantó con rapidez. Su mente aún recordaba la razón de haber caído prácticamente desmayado contra el suelo, pero debía ser fuerte. Corrió al teléfono antes de que la llamada se cortara.

Y, nada en el mundo lo habría preparado para las noticias que recibiría al contestar.

Jungkook no era una persona religiosa, pero vaya que estaba agradeciendo a todos los seres divinos que pasaban por su cabeza mientras las lágrimas volvían a hacer presencia en el rostro del castaño. Sin embargo, esta vez, las gotas cristalinas reflejaban su inmensa felicidad.

A la mayor velocidad que pudo, buscó una chaqueta debido al frío, y salió de su apartamento. No quería perder el tiempo en esperar un autobús o pedir un taxi. La adrenalina era tanta, que correr no le era problema.

No supo cuánto tardó en llegar, tampoco sé detendría a averiguarlo. Sin haberse dado cuenta ya se encontraba en la pequeña recepción del área en la que su querido esposo estaba hospitalizado. Solamente en ese momento se dio el tiempo permitirle a sus pulmones un poco de oxígeno. Sus manos se posaron en ambas rodillas, respirando con pesadez y dificultad.

—Eso fue rápido. — Una familiar voz femenina llamó su atención haciéndolo levantar la mirada. —Kookie, antes de entrar, debo darte un par de reglas.

—Lo... Lo que sea. —Hablar le era complicado, no sólo por la corrida olímpica que tuvo minutos atrás, sino también, la ansiedad y felicidad mezcladas.

—Jin muestra buenas señales, hicimos unos exámenes y todo se encuentra bien. No obstante, debes ser cuidadoso. Es mejor que su mente se vaya adaptando a su ritmo, así que no lo bombardees con demasiada información.

—Entiendo.

La mujer asintió, caminando hacia la puerta de la habitación del azabache, siendo seguida por Jungkook. Ella dio un par de golpes leves con sus nudillos, y abrió una vez se escuchó la voz ronco del paciente diciendo que podían pasar.

—Hey, campeón.~ —La enfermera lo saludó, ganándose una sonrisa por parte del azabache. Era un alivio que su personalidad estuviera intacta. A pesar del trauma, seguía siendo el SeokJin de antes que el accidente ocurriese. —Tienes visitas.

Ella se apartó, dando espacio al castaño para entrar. El silencio prevaleció, aunque no era incómodo. La profunda mirada de ambos se conectó, y sin necesidad de usar palabras, ambos estaban diciéndose lo mucho que se extrañaron.

Al cabo de unos minutos, el azabache se levantó de la camilla y corrió hasta el menor, rodeándolo por el cuello con ambos brazos y juntando lo más posible sus cuerpos. Jungkook lo rodeó de igual manera, por la cintura, y ocultando su rostro en la curvatura entre su cuello y su hombro.

Los corazones de ambos palpitaban con fuerza, una mezcla de alegría y de dolor en ellos. Se habían necesitado el uno al otro durante demasiado tiempo, y quizás el castaño más que el azabache.

—Kookie, m~mi amor... —SeokJin de apartó un poco, dejando ver su rostro lleno de lágrimas. —L~lo siento tanto.

—Shh... —El menor pasó sus manos de su cintura a sus mejillas, usando ambos pulgares para erradicar sus lágrimas. —Nada de esto es tu culpa... Y yo... Mierda. —Tuvo que morder su labio inferior unos segundos, luchando por no romperse en llanto. —Estoy tan feliz de tenerte de vuelta...

Ambos volvieron a conectar sus miradas, SeokJin estaba más que convencido de que los ojos de Jungkook eran lo más hermoso que alguna vez vio. Y –de nuevo – un brillo lleno de vida volvió a ellos. Ambos sonrieron, y sin pensarlo más, unieron sus labios.

Era un beso lleno de amor, extrañaba todo ese tiempo en el que sus corazones se extrañaron el uno al otro.

Al fin, luego de tanto tiempo, Jungkook y SeokJin encontraron lo que habían perdido. Uno sus memorias, y el otro, al amor de su vida.

Ambos comprendían que existían posibilidades de que el estado actual del azabache pudiera empeorar. Ambos debían afrontar que el mayor tuviese que permanecer otro tiempo en el hospital. Pero lo importante, era que se tenían el uno al otro para darse apoyo.

Porque siempre estarían unidos, es un lazo que se forjó desde muy pequeños. Su amor duraría para toda la vida.




Y bueno, todo lo que inicia tiene que acabar, así que doy finalmente concluida esta pequeña pero muy linda adaptación. Espero que les haya gustado tanta como a mí, fue algo muy bonito realizarla; así como también que puedan seguir apoyando otras que quiero realizar para este bonito shipp, y claro, también para los soulmates que no son nada más y nada menos que el VMin ♡

Recuerden cuidarse mucho, por favor ✧

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