I-3
Mika estaba cumpliendo 13 años ese día. Traía una camiseta de rayas y una chamarra amarilla en el momento en el que se estaban tomando las fotografías. Un gran pastel en donde se podía leer un «feliz cumplaeños, Mika» frente a él, sus padres junto, sus abuelos también y por supuesto Kendo, quien aplaudía al son de feliz cumpleaños a un lado de la pequeña Melody de 10 años. El tío Adrien estaba haciendo las de fotógrafo al otro lado de la mesa.
Mika sopló las velas. Llenaron su rostro de crema pastelera. Luego se troseó el pastel y se repartió entre los pocos invitados.
El niño, ahora adolescente, se separó de los demás, en parte porque le abrumaba la atención, y en parte porque el movimiento del libertad lo estaba mareando.
¿Cuanta insistencia la de sus padres en celebrar cada cumpleaños en aquel lugar? Se le resolvía el estomago con el balanceo de las olas.
Se sentó en la parte superior de la cabina, en el suelo de madera del bote, observando a través de la baranda el mar y el cielo de la tarde-casi noche. Llevó las piernas a su pecho y posó sus brazos y en sus rodillas y su mentón sobre estos.
Kendo asomó el rostro desde el interior del la "casa" y con una mirada pícara le tendió una bolsa de papel marrón al ojiazul en manos.
— ¿Una bolsa?
— el mejor regalo de todos — afirmó Mika tomando el objeto perfecto para depositar su almuerzo de hacia 3 horas si hacía falta.
— ¿Qué tal el pastel? — preguntó debido a que su estómago se reusaba a probar bocado sin amenazar con regresarlo.
— delicioso como cualquier cosa hecha por tu familia — afirmó la rubia.
— igual que yo. Siempre sabroso — bromeó abrazando sus piernas y con un gesto no muy animado por el malestar.
— si lo dices con esa cara de mapache aplastado solo eres capaz de quitarle el apetito a cualquiera, Mikatsuki — rodó los ojos la otra — en fin... te traje algo, pero quería dartelo a solas.
— ¿Otra bolsa?
— no, un obsequio en serio.
— no tenías qué. Sabes que no me gusta recibir regalos.
— hey, que este te va a gustar. Y si no te gusta... lo tirare por la borde del bote. Así que más vale que lo ames. Piensa en los materiales desperdiciados y en la contaminación mundial...
— dramática.
Kendo saca de su mochila un paquete envuelto mediocremente en papel de regalo azul con estampado de estrellas. Toma asiento junto al muchacho y acaricia el regalo sobre sus piernas antes de proceder con su "discurso".
— la verdad no sabía que darte. Sé que cada cumpleaños me pides que no te regale absolutamente nada pero tu siempre me obsequias algo lindo y me aproveché un poco de que hayas olvidado pedirme que no te diera nada.
— no lo olvidé, no lo dije porque creí que ya estaría grabado en tu mente.
— y lo esta, pero igual no me importó, yo quiero darte esto. Ahora no me interrumpas, maleducado.
— esta bien, continúa — el ojiazul como pudo sonrió divertido observando del perfil de la rubia y detallando sus preciosas pecas... ¿Preciosas?
— como decía... cada año me das uno de estos... álbumes de recortes tan tiernos y llenos de tiempo y esfuerzo y de verdad los amo. Y bueno, yo queria darte algo que de verdad apreciaras, que de verdad haya requerido trabajo, tiempo y mucho mucho amor y dedicación — la voz determinada y el ceño ligueramente fruncido de la de ojos avellanda le resultaban tiernos — así que... — extendió el paquete con el rostro enrojecido sin siquiera mirar en dirección a Mika — por favor aceptalo. E-espero que te guste. No es lo mejor del mundo y seguro tienes mejores p-pero... realmente me tomó mucho tiempo y...
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A Miraculous Tale: The Rise Of Two Heroes
De TodoGabriel Agreste está tras barrotes de hierro en una prisión federal. Han transcurrido 25 años desde aquel desafortunado día en el cual Ladybug y Chat Noir atraparon al villano de París rompiendo así el corazón de su hijo, pero trayendo paz nuevament...