Sinopsis.

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CUATRO AÑOS ANTES

-Krist son las cinco tienes que levantarte.

-Solo cinco minutos mas por fis.

-Krist cariño sabes que te dejaría dormir todo lo que quisieses pero son ordenes de tus padres, tienes que hacer ejercicio antes de empezar a tocar el instrumento. 

-Ahhhh es sábado y en la academia nadie ensaya los fines de semana vamos nana. 

-Tu no eres como el resto de la academia, tu eres el mejor y para llegar a lo mas alto tienes que ensayar fuerte, así que yo no lo repetiré una segunda vez, levanta ahora mismo y prepárate tu entrenador esta abajo esperándote, no lo volveré a repetir.  

-Mama....

Tras esto mama salio de mi habitación, dejándonos a nana y a mi solo. 

-Vamos Kit no se lo tengas en cuenta sabes que ella solo quiere lo mejor para ti. 

Yo solo pude mirarle a los ojos, odiaba mi vida desde los ocho años, odiaba el tocar instrumentos, nadie a mi alrededor se quería acercar a mi, y mis días pasaban entre ejercitarme, tocar instrumentos, estudiar, comer cuando tenia tiempo, y volver a tocar. Así que sin decir nada mas me levante y empece a cambiarme, en la puerta de casa ya se encontraba mi entrenador especial preparado para la sesión de ejercicios. 

-Vamos Krist, hoy vamos a correr un poco mas para aumentar tu resistencia. 

Yo solo asentí mientras empezaba a correr tras el, durante dos horas y media no paramos de correr notaba como mi cuerpo entero quemaba pero como tantas otras veces no podía decir nada, cuando por fin llegamos a casa, era hora de los ejercicios de mantenimiento, los cuales duraron una hora y media mas, cuando todo termino no era capaz de notar ninguna parte de mi cuerpo pero el día había terminaba de empezar aun quedaba mucho por delante. 

-Lo has hecho muy bien Krist, mañana recuerda aunque es domingo debes de salir a correr y hacer tus ejercicios el lunes a las cinco estaré otra vez aquí para empezar la rutina de semana. 

Tras esto cogió su valso y se fue. 

-Señorito  Krist sus padres lo esperan en el salón para almorzar. 

-Dígales que no tengo hambre, me dispongo a ducharme y a empezar a practicar. 

-No creo que sus padres estén muy de acurdo con que no almuerce con ellos. 

-Usted solo dígales que no tengo hambre y que cuando tenga hambre ya almorzare que no se preocupen.

-De acuerdo señorito. 

Al llegar a mi habitación tan solo tenia ganas de echarme sobre la cama y llorar asta quedarme dormido, pero eso no sucedía a la edad de doce años había dejado de expresar alguna emoción. Tras darme una ducha reconfortante, me vestí con un simple chándal, podía ver como todos quedaban por el grupo de clase para salir por la noche pero como todas las veces anteriores a mi ni se me nombraba, así que decidí ignorarlos. Al entrar en la sala de instrumentos se podía ver los estantes con todos los premios que tanto papa como mama habían ganado durante su vida, y es que siendo hijo de un reconocido pianista y de una de las mejores cantantes de opera del país lo único que se podía esperar de su hijo era que heredara los dos talentos. 

Tras mirar la pared durante unos segundos y apreciar como mi estante a mi corta edad ya era igual de grande que el de papa, mire a mi peor enemigo mi violín el cual había estado tentado de romper tantas veces pero que en ninguna ocasión había ocurrido. 

Nana no tardo en entrar y dejar un emparedado con un baso de zumo de naranja mientras se quedaba viéndome.

-Cariño cada vez que te escucho me quedo fascinada eres impresionante. Yo como tantas otras veces tan solo pude hacer mi mejor mueca de sonrisa y tras darle las gracias continuar tocando, durante tres horas no pare en ningún momento mis manos dolían, las puntas de mis dedos quemaban, y cuando iba a darlo por finalizado, papa hizo presencia.

MI DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora