Nada volverá a lastimarte, lo prometo-OS YoonKook

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Abrió sus ojos perezosamente y se removió entre sus sábanas, el despertador había interrumpido su sueño al hacer su trabajo, y hablando de trabajo para eso se levantaba tan temprano. Después de varios minutos logró separarse de su cama y tomó una fría ducha que le ayuda a despertarse por completo, peino su cabello negro dejando qué parte de este reposar en su frente y, acomodó su corbata, su traje negro lo hacía ver como todo el profesional que era además de un hombre muy atractivo. Tomó su maletín y bajo por el ascensor del edificio en el que recibía, manejó hasta su trabajo soltando un leve suspiro cuando se encontró frente a él, deseando silenciosamente, qué ese adorable pelinegro ya se encontrará allí.

-Buenos días, Sr.Min- saludó al recepcionista con una gran sonrisa y brillo en sus ojos al ver de quién se trataba, YoonGi se dirigió a él no sin antes verificar que nadie estuviera cerca.

-Buenos día, JungKook. ¿No deberías estar estudiando?

-Hoy no tuve clases, le mandé un mensaje a mi jefe y me permitió trabajar todo este día y, me pagaría las horas extras ¡así podré pagar más rápido los medicamentos de mi madre!-exclamó con emoción el pequeño JungKook ocasionando una sonrisa en su mayor.

JungKook estudiaba por las mañanas y trabajaba por las tardes, necesitaba el dinero para él y su madre ya que su progenitor la había olvidado por completo, aprendió lo justo que necesitaría y de suerte fue contratado como recepcionista.

-Que bueno, JungKook. ¿Como vas con tus estudios?

-¡Bien, Señor!, solo un año más-Sus ojos brillaban de una forma preciosa, YoonGi no sabía que los ángeles eran tan fuertes.

-¿Yugyeom ya llegó?

-Si, Sr.Min, dijo que lo buscará en su oficina para entregarle los papeles con la información de las compañías que usted le pidió-Contestó con una sonrisa que a Min sólo le haría recordar a un conejo muy adorable.

-De acuerdo, gracias-Dicho esto se retiró y fue en busca de los papeles, Kookie suspiró, como el adolescente que era.

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Se sacó los lentes y cerró su computadora, se restregó los ojos qué le ardían debido a las horas seguidas que llevaban en su portátil. Se fijó en la hora, faltaban siete minutos para las 22:00 horas, suspiró cansado y guardó el aparato electrónico en su maletín. Salió de su oficina (la cual quedaba en el último piso) suspirando de cansancio, entró al ascensor y presionó el botón que tenía un "1"grabado en él y espero a que llegara a ese piso. Las puertas pesadas de metal plateado se abrieron dándole pasó a que saliera, camino un poco más saludando con un asentimiento de cabeza a los miembros del personal que se encontró en su camino y al fin llegó a la salida que pasaba por la recepción sorprendiendose al ver al pequeño pelinegro aún allí. Cuando dijo todo el día no pensó que fuera literalmente, el pequeño estaba inquieto, y trataba de ocultar su miedo, necesitaba el dinero para que su madre se mejorará pero quedarse a esas horas en el trabajo era peligroso. Y no se refería totalmente a las personas que fuera a toparse en la calle a esas horas.

-JungKook-llamó-Vamos, ya es tarde, te llevó a tu casa.

-Sr.Min, no es necesario yo..

-Es peligroso y no quiero que te pase algo, vamos

-E-esta bien-Tomó sus cosas y siguió al mayor desde atrás, al llegar a su auto, YoonGi le abrió la puerta a el menor y el subió haciendo una reverencia, el mayor rodeó el auto; subió, para después encenderlo.

One Shots de BTS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora