My Kitty-OS TaeGi

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Cada detalle de ese chico le parecía perfecto, él era perfecto. Sus rosados labios, que se movían, más él no era capaz de escuchar ningún sonido, sus manos que se movían de un lado a otro al compás de sus palabras. Su cabello gris cubriendo su frente y parte de sus cejas.

El timbre sonó avisando que las primeras clases habían finalizado, el profesor felicitó al de cabello gris por su exposición y se retiró del salón. Guardó sus cosas con un leve sonrojo que resaltaba gracias a su blanca piel, se dio cuenta que no prestó nada de atención porque admirar al chico con la excusa de que estaba prestando atención se le hacía más interesante.

Se dirigió a la cafetería sin notar una mirada sobre su persona, maldijo al ver la fila tan larga que tendría que hacer.

Cuando al fin obtuvo su comida, se sentó en la misma mesa solitaria de siempre.

La silla a su lado fue corrida y alguien tomó asiento en ella, YoonGi no tuvo una reacción diferente a la de seguir comiendo como si nada.

—No sabía que te interesaba tanto la contaminación en Corea—Sonrió—Por que se te veía prestandome mucha atención.

El pálido cogió sus cosas rápidamente y abandonó el lugar, su corazón latía muy rápido podía escucharlo en sus oídos no sabía que el peligris lo había pillado observandolo.

—¡YoonGi!

La voz grave de su menor resonó por las paredes del desolado pasillo. No se detuvo hasta que su espalda chocó con los casilleros y dos grandes manos no le permitían su huida.

—¿Por que te vas?—Hizo un puchero.

—De-dejeme, TaeHyung

—¡Aigo!, ahora que te tengo tan cerca realmente pareces un gatito

—¿U-un que?—TaeHyung le regaló una de sus sonrisas cuadradas haciendo que YoonGi casi se atragante con su saliva, lo tomó de la mano y corrió con él al baño, pero el pálido no pudo evitar pensar mal asustandose, más no se esforzó en escapar. TaeHyung lo paró de espaldas al espejo y comenzó a hacer cosas con su cabello, cuando terminó le dio la vuelta.

—¡Eres un tonto!—Le empujó al peligris y la risa de esté resonó en el vacío baño, con sus manos deciso las dos "orejas" que el moreno había hecho con su cabello ignorando la pequeña similitud que tenía con ese animal.

Quién diría que estas dos personalidades podían convivir juntas, o que podrían llegar a enamorarse.

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—Gatito, ¿eh?

—¡Callate, idiota!—Su amigo castaño soltó una carcajada, le encantaba molestar a su amigo, era gracioso verlo molesto y al castaño le gustaba molestar a YoonGi con el mismo tema, aunque si fuera verdad sus sospechas estaría decepcionado; ¿su mejor amigo como un marica? No podía ni imaginarselo.

—Adiós, Idiota—Se despidió de su amigo, habían pasado por mucho juntos, le quería, pero no aceptaba a los homosexuales; nunca preguntó él porqué, simplemente guardó su secreto.

Camino hacia su salón en dónde se encontraba el peligris hablando animadamente con el sonriente rubio, retiró la mirada y oculto una sonrisa maldiciendose por estar enamorado. Tomó asiento en su puesto el cual se encontraba lejos del chico que tanto quería, siempre le molestaba la distancia aunque ésta no fuera tan grande pero prefería no mostrar su molestia y mantenerse en silencio.

—¡Hyung!, te tardaste, pensé que no vendrias hoy.

—Me detuve hablando con alguien, veo que tu hiciste lo mismo

—No llegabas hyung, además, sabes que no puedo mantenerme callado— Rió disipando el enojo de su mayor—Puedo cambiar de puestos con Baekhyun así me quedo aquí—Sugirió con una adorable sonrisa a lo que YoonGi solo asintió sin verle, pero obviamente no le molestaba la idea.

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—Joven TaeHyung, termine de recojer los libros y guardelos, por favor

—Si, profesor—Bufó cuando el docente salió del aula, resignado a quedarse más de lo que quería en esa escuela solo para guardar unos libros.

El salón de clases ya se encontraba vacío a excepción del par de amigos, el pelinegro decidió esperarlo en silencio.

—¡Oh!, Gatito, ¿podrías pasarme ese libro?

—Deja de llamarme Gatito, respeta a tu Hyung—Regañó en broma a su menor mientras se dirigía camino hacia él con el libro, no notó sus agujetas desatadas y al pisar una de éstas perdió el equilibrio, cayendo sobre algo duro pero no tanto como el piso de mármol.

—A-ah hyung—Se quejó el peligris, el cual había recibido todo el impacto, abrieron sus ojos al tiempo encontrándose con los contrarios e mediatamente quedaron sumergidos en ellos; ya no eran conscientes de lo que hacían sólo dejaron que sus cuerpo actuarán por inercia.

Y segundos después se encontraban degustando suavemente sus labios disfrutando la exquisita sensación que éstos les brindaban. Tae olvidó su dolor de espalda y terminó sobre YoonGi besandolo, el pálido se sentía en las nubes y sólo se concentraba en disfrutar de su sueño hecho realidad. La piel morena tocó la pequeña y pálida cintura del contrario dejando caricias, YoonGi disfrutaba del calor del peligris y sus caricias hasta que una voz algo grave se hizo presente llamando a su nombre.

—YoonGi, ¿por que tar...?

Empujo al moreno de encima suyo, pero ya era tarde, su amigo castaño ya había visto la escena.

—¡Quitate!, no vuelvas a besarme, me das asco

Había un brillo especial en los ojos de TaeHyung, siempre permanecia en ellos cuando se encontraba feliz y se sintió como una mierda cuando vio como este se apagaba. Con el dolor en su pecho tomó sus cosas y salió de allí rápidamente.

3 años después...

Había cometido el mayor error de su vida, y cuanto se arrepentía. Le llamó horas después pero no contestó, Lo esperó en el instituto pero no volvió, fue como si hubiera desaparecido. Lloró su error cometido aunque obviamente no sirvió de nada.

TaeHyung no sería capaz de volver al lugar en donde su corazón fue destruido, por eso se fue a estudiar a Seúl, comenzó desde cero pero con un corazón herido, no culpaba a YoonGi, no sería capaz de hacerlo. El fue el tonto que se ilusionó a pesar de que sabía lo que pasaría, decidió regresar al terminar sus estudios en el Instituto, quería estudiar la Universidad en Daegu, su ciudad natal.

Caminaban en la misma acera con sus miradas clavadas en ella, cada uno hundido en sus propios pensamientos. La calle se encontraba desolada por lo que toparse con alguien se les hacía algo extraño; sin embargo, ninguno levantó la mirada hasta ya unos metros más adelante. El ahora peliazul fue el primero en girarse, y el dolor que creía muerto renació de nuevo en su pecho, sus ojos avellana se cristalizaron e inmediatamente se giro de nuevo, más no fue capaz de mover sus pies por un largo rato. No quería llorar de nuevo, pero debía sacar todo lo que estaba sintiendo en ese instante de alguna forma, humedeció sus mejillas con lágrimas tan cálidas como sus sentimientos. Y deseaba desaparecer.

—T-taehyung...

Se dio la vuelta encontrándose con la triste mirada del mayor, se sonrieron con tristeza y nostalgia, segundos después se encontraban envueltos en los brazos del contrario, ambos lloraba mientras una inmensa paz los envolvía, por fin estaban juntos, de nuevo.
Y es que, cuando dos personas están destinadas a estar juntas, el destino siempre las unirá de nuevo.

—Pe-perdoname, T-tae.—Sollosó sobre el cuello del peliazul. Tenía mucho que explicar y preguntas carecientes de respuestas, no esperaba que Tae y el volvieran a ser amigos; lo quería claro que si, pero todo dependía de su menor. Solo quería dejar todo lo que pasó y sentía en claro, aún lo amaba, ese sentimiento nunca se desvaneció. Pero si lo amaba ¿porque lo lastimó? era un imbécil y estaba dispuesto a sufrir dolor del rechazo pero la respuesta le hizo amar más a su menor.

—T-te perdono. Mi Gatito—Acarició delicadamente la mejilla pálida y su mayor recargo más su rostro en la mano con una sonrisa haciéndolo ver muy tierno.

—Si... Tuyo.

One Shots de BTS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora