Fantasía

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La temperatura de la habitación aumentaba cada vez más. Vegeta se mordía los labios para evitar emitir gemidos demasiado fuertes. La tensión de la pelea y todas las emociones del día le habían provocado insomnio. No tenía idea de cómo se le había ocurrido hacer esto con su casa tan atestada, pero de alguna manera necesitaba sacar toda esa tensión de su cuerpo. Se lo había ganado.

- I...diota, mnnnn - susurro hacia la cámara de recuperación - aaah - se mordió los labios con mayor fuerza.

Kakarotto flotaba tranquilamente en el líquido de recuperación. Sus signos vitales se habían restablecido por completo, su ki ya casi estaba al nivel que tenía cuando él llegó a la tierra. Todo iba bien, excepto esto, penso fastidiado.

- Ahhh - arqueo la espalda - Kakarotto, mnnnn, tú deberías estar haciéndome esto ahora - susurro entre jadeos ahogados.

Tenía las piernas completamente abiertas. Flexionadas contra su pecho. Tres dedos de su mano derecha lo penetraban rápidamente lo más profundo que podían, buscando su próstata. Mientras que con la mano izquierda se masturbaba con velocidad.

Que denigrante penso por enésima vez, desde que empezó a tocarse. Pero, nunca antes había necesitado esto como ahora. Mierda Kakarotto, penso desesperado sus dedos no eran suficientes el necesitaba algo mejor, algo más duro y grande. Carajo, ¿Ése idiota tenía que estar enfermo justo ahora?. Era demasiado injusto. Si no se hubiera enfermado en medio de la batalla. Seguro en este momento lo estarían haciendo, muy fuerte y muy duro, como les gustaba a ambos. Claro que probablemente después de la pelea que se debían.

Se puso una almohada en la boca para morder la y atenuar el sonido ¿Cuándo se había vuelto tan ruidoso?. Maldición, si esos insectos no estuvieran en su casa ahora, podría hacer todo el ruido que quisiera. Acelero las subidas y bajadas sobre su palpitante miembro, completamente resbaloso por el líquido preseminal. Su mano derecha se dedicaba a masajear su próstata, el clímax se encontraba tan cerca.

El delicioso calor se acumulaba en su vientre bajo, avanzando con lentitud hacia su palpitante pene.

- Oh maldición - jadeo antes de morder con fuerza la almohada sobre su rostro. Un par de jaladas más y su cuerpo se convulsionó por el orgasmo. Su semen lo salpicó hasta el pecho.

Se quedó por un momento estático, mientras dejaba descansar sus piernas sobre la cama estirando las. Respiraba con lentitud tratando de regularizar su acelerada respiración. Retiro la almohada de su rostro y dirigió su mirada a Kakarotto. Se levantó con calma de la cama, acercandose a la cámara de recuperación. Se encontraba completamente desnudo. Su ropa desparramada por el piso, apoyo la frente en la cámara de recuperación. Suspiro profundamente mientras cerraba los ojos, Kakarotto.

Número Diesiocho despertó con una exhalación, mientras se sentaba en su lecho. El corazón disparado en el pecho. Se sentía pegajosa por la capa de sudor en su cuerpo. Había tenido una pesadilla, aunque también podía clasificarla como un recuerdo. Sacudió la cabeza con pesadez para alejar los restos del sueño de su mente. Miro a su alrededor, tardó un segundo en reconocer donde estaba. En la casa de los saiyajin, volvió a recostarse en el sofá.

Miro a su izquierda, al pie del sofá se encontraba el joven calvo que la trajo hasta aquí. Krilin dormía plácidamente en la alfombra de la sala a su lado el hijo de Goku. Continuó recorriendo el lugar hasta que se encontró con el namekusein: que dormía sentado en la posición de loto, con los brazos cruzados, apoyado en la puerta de salida de la casa resguardando la. Bufo fastidiada, ella no pensaba huir. ¿Con qué fin de todos modos?.

Según lo que le habían dicho, al eliminar a Cell, Diecisiete murió con él. Sintió un doloroso pinchazo en el pecho. Esa asquerosa criatura se había comido a su hermano y ella no pudo hacer nada. Se alegraba de que Vegeta lo haya asesinado, aunque el sujeto no le cayera bien. Volvió a mirar a Krilin, un leve sonrojo adorno sus mejillas al recordar los eventos del día. En especial cuando llegaron los saiyajin y el namekiano.

Respuesta.                   (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora