Extra.

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[Advertencia]
Esto NO es una continuación, es un paréntesis dentro de la historia.

××××

Abrió los ojos, sintiéndolos pesados, cansados. Su garganta estaba seca, su cuerpo adolorido, su pecho dolía.

—¿Dónde estoy?— preguntó para sí mismo con voz ronca. Al abrir los ojos solo pudo ver negro, todo, el techo, las paredes, o, ¿era una habitación? ¿estaba en un lugar abierto o cerrado?

No podía ver nada, no sentía nada más que el suelo chocando en su espalda y el dolor recorriendo sus extremidades, intentó sentarse sintiendo como un dolor punzante se instalaba en su pecho. Tosió al sentir como la presión se instalaba en su esternón.

—¿Auron?— habló en voz alta, intentando localizar al nombrado. Sus manos palparon el oscuro suelo y sus oídos intentaron captar algún sonido que le dijera que el pelinegro estaba cerca— ¿Vegetta? ¿Rubius?— habló nuevamente, levantándose poco a poco para no empeorar el dolor— Willy, ¿estás aquí? ¿Fargan?— su corazón se aceleró al no recibir ninguna respuesta— ¿Alex, es una broma? ¿Lolito?— avanzó unos pasos en la densa oscuridad, estiró los brazos intentando encontrar alguna pared o algo para orientarse— ¿Mangel?— sus manos temblaban a medida que sus pasos avanzaban, pues no lograba localizar alguna superficie que le indicara por donde ir.

De pronto, sintió una mano tomar la suya con fuerza, no pudo evitar soltar un grito debido al susto. Su mano dolía por la presión que la otra persona ejercía sobre ella, tragó saliva antes de hablar.

—¿Quién eres?— su voz salió casi en un susurro y para empeorarlo, tembló.

Esperó un par de segundos la respuesta de la persona frente a él, segundos que le parecieron décadas, pues el miedo y el dolor no le dejaban calcular el tiempo que había estado en el suelo, o caminando, o sosteniendo la mano de la otra persona.

Escuchó una respiración fuerte, como un bufido, quien sea que estuviera frente a él, estaba molesto.

—Estúpido— lo escuchó decir a medida que se acercaba a él, no podía verlo, pero sabía que su rostro estaba frente al suyo. Lo sentía, lo escuchaba respirar, se escuchaba tan molesto que le aterraba— Nos condenaste, maldito idiota— su voz podría sonar idéntica a la suya de no ser porque se escuchaba ligeramente rabiosa, no sabía si esa sensación era porque estaba demasiado desorientado o le habían dado alguna especie de droga.

—¿Qué dices?— preguntó confundido.

—Nos condenaste— repitió— No te dejaré encontrar el camino de vuelta, Luzu— dijo con firmeza, confundiéndolo aun más. De pronto escuchó fuegos artificiales a su espalda, seguido de unos gritos de alegría y la luz iluminando el rostro de la persona en frente suyo.

Sintió sus piernas temblar y su pulso acelerarse al ver que el hombre frente a él tenía su cabello, su rostro, sus manos, su voz, era él pero con la diferencia de que sus ojos en lugar de ser cafés eran rojos y la furia era lo que demostraba su expresión.

—T-tu— su voz tembló, no podía creer que se estuviera viendo a sí mismo. Su contraparte no lo dejó terminar, solo soltó su mano para después tomar sus hombros con fuerza— ¡¿Qué haces?!— pronunció con dolor, el de ojos carmesí lo arrastró hasta quedar frente a lo que parecía una ventana, ¿de dónde había salido? Si hace un momento no había nada.

—Espero que hayas disfrutado tu antigua vida— dijo antes de empujarlo, ni siquiera tuvo tiempo de gritar o intentar defenderse cuando cayó dentro de aquella supuesta ventana.

Su herido cuerpo cayó por ese agujero, pero algo le decía que por lo que lo habían empujado no era una ventana. Todo lo que veía a su alrededor mientras caía era una gran pantalla negra que intentaba proyectar una imagen, pero un glitch siempre lo interrumpía, escuchaba voces, risas, llantos. Y las reconocía perfectamente.

Luzuplay Week - Karmaland 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora