6 años
Y un día pasó.
Una familia se mudo a la calle de enfrente y la señora Choi siendo el pedazo de cielo que era, decidió hornear uno de sus deliciosos pasteles de chocolate como forma de bienvenida.
Esta de más decir que el pequeño Choi estuvo encerrado en su cuarto evitando en todo momento el fuerte aroma que desprendia la cocina.
— Jjong, vamos cariño, acompaña a mamá a darle la bienvenida a los nuevos vecinos — habló su progenitora desde la puerta de su habitación.
Y él era un buen niño, él iba a obedecer a su mami aunque él olor del pastel hiciera que su pancita doliera.
La casa vecina tenía aún unas cajas fuera y la puerta estaba abierta de par en par.
La delicada mano de su mami tocó ligeramente la puerta cuando una señora muy hermosa y con el cabello recogido en un alto moño salió de lo que parecía ser la cocina.
— ¡Oh! Hola, ¿puedo ayudarla? — su voz era suave y amable.
— Hola, soy Choi Sooyoung y él es mi hijo Jongho, vivimos cruzando la calle, vinimos a darles la bienvenida — hablo su madre, sonriendo brillante y extendiendo el pesado pastel.
— Soy Kang Seulgi, ¡oh Dios! Muchísimas gracias, no debieron molestarse — hablo sonriendo y recibiendo la bandeja — No hemos terminado de arreglar y no esta totalmente presentable pero por favor pasen al comedor para poder compartir esto, yo llamaré a mis hijos, el pastel de chocolate es el favorito de Yeo — hablaba apresurada y empezando a caminar por donde salió — ¡Pasen pasen!
La casa de los Kang se sentía muy cálida para no estar lista del todo.
Jongho pudo ver algunos juguetes en el piso de la sala y sonrió amplio.
¡Al fin tendría con quien jugar!
— ¡Yeosang! ¡Ryujin! ¡Bajen niños, tenemos visitas! — grito con la señora Kang con su aguda voz.
Unos apresurados pasos y unas cuantas risas resonaron en la escalera.
Pronto una niña más alta que él entró en el comedor, tenía una linda piel blanquecina, cabello oscuro como la noche, lacio y largo, sujeto en dos altas coletas, llevaba un lindo vestido celeste con muchos girasoles.
Supuso que era Ryujin.
Era bonita, dio una cálida sensación de alegría en el cuerpo de Jongho.
Y luego entró él.
Y todo pareció desaparecer alrededor del pequeño hijo de la familia Choi.
Un lindo niño, pequeño, delgado, con una piel blanca que parecía tan suave que se preguntó que se sentiría tocar sus rellenas mejillas, llevaba puesto un pequeño short color lila y una camisa blanca que le quedaba algo suelta.
Era precioso.
El corazoncito de Jongho se sintió muy acelerado y sus manos sudaban.
— Hola! Soy Kang Ryujin — la voz de la niña lo trajo de vuelta a la realidad, ella se inclino ante ellos — Es un placer conocerlos, él es mi hermanito Yeosang — atrajo el pequeño cuerpo más cerca — Saluda, Yeo.
— Hola, me llamo Kang Yeosang — hablo con su suave voz mientras hacia una reverencia y sonreía.
— Mira pero que niños más lindos — la señora Choi pico las mejillas de ambos niños con dulzura — Soy Choi Sooyoung pero por favor díganme Tia Soo, él es mi hijo, presentate cariño.
— Ho-hola, me llamo Choi Jongho, por favor cuiden de mi — hablo nerviosamente mientras se inclinaba.
Jongho era tímido de por sí, pero la presencia de Yeosang lo hacía sentir aún más nervioso.
— Niños, vengan a ayudar a mamá — la voz de la mamá Kang sono desde la cocina.
Los niños corrieron hacia la voz de su madre y regresaron con platos y cubiertos que ordenaron sobre la mesa.
Ya sentados en la mesa, Jongho no podía dejar de sacudir su pierna, nervioso, mientras veía a su nuevo vecino sonreir y reír despreocupadamente.
— Oh no no — su mamá habló cuando la señora Kang tomó su plato, dispuesta a servir una generosa porción de pastel — A Jongho no le...
— Mami, quiero pastel — tomo ligeramente el brazo de su madre.
Todos los niños de su escuela lo veían raro por no gustar de los dulces, no podía dejar que Yeosang también lo hiciera.
— Pero, Jongie — su mamá lo observó confundida.
— Por favor, mamá — trató de que su progenitora viera la súplica en sus ojos.
Sooyoung sabía cómo le avergonzaba a su hijo el hecho de no comer dulces.
— ¿Jongho-ah no puede comer mucha azúcar? — preguntó Seulgi curiosa — Los niños aman la azúcar, solo debes controlarte un poco, cariño, Yeosang suele excederse también — habló mientras dejaba el gran trozo sobre su plato — Pero una vez no estará mal, ¿verdad?
Jongho forzó una sonrisa y se trago las náuseas que atacaron su estómago. La señora Kang dijo que este era el postre favorito de Yeosang y él quería agradarle a su bonito vecino.
La tarde pasó rápido y el pastel no estuvo tan mal después de la tercera vez que quiso vomitar.
Yeosang tenía una personalidad alegre y burbujeante, su sonrisa grande, su voz era suave y su risa aguda.
Hablaba mucho y eso lo distrajo la mayor parte del tiempo, aprendió que era un año mayor que él, iba a su misma escuela, su color favorito era el celeste y de verdad que amaba el chocolate.
Cuando se estaban despidiendo, el bonito niño castaño se acercó hasta Sooyoung.
— Tía Soo ¿Puedo jugar con Jongho mañana? — pregunto mirando hacia arriba y batiendo sus largas pestañas.
Sooyoung abrió los ojos sorprendida y miró hacia su hijo quien tenía las mejillas rosas y no la miraba a los ojos.
— Claro que sí, cariño, porque no vas a la casa y así tu y Jjong pueden jugar, yo les haré de cenar — respondió sonriente mientras acaricia los lacios cabellos del menor.
— ¡Uh uh si si! ¿Puedo, mami? ¿Puedo? — pregunto dando saltitos y jalando la blusa de su madre.
— Si, amor, puedes.
Y así fue, Yeosang tocó su timbre la siguiente tarde y entró corriendo cuando su mamá le abrió.
— ¡Hola Jongie! — saludo efusivamente mientras se sentaba junto a él en la alfombra de la sala — Traje mis cartas de Pokémon, ¿quieres verlas? Tengo casi todos pero...
Jongho solo lo dejo hablar, observando su lindo rostro en silencio y sonriendo cada vez que Yeosang se emocionaba mucho.
— ¡Cierto! Te traje un regalo, Jongie — habló buscando en su mochila de las Chicas Superpoderosas — ¡Aquí esta! Toma toma — le extendió unas barras de caramelo mientras sonreía amplio, Jongho las acepto y susurro un pequeño "gracias" — Es que... — Yeosang jugó con sus deditos con la mirada baja — ¿Quieres ser mi mejor amigo, Jongie? — por fin levantó la mirada, tenía las mejillas rosas.
Jongho sintió las suyas calentarse.
Yeosang era en serio muy bonito.
— Si quiero, Sanggie hyung — hablo al fin, sonriendo y mostrando la ventanita de sus dientes.
— ¡Entonces seremos mejores amigos por siempre! — volvió a hablar en su alegre y agudo tono — Prometelo, Jongie, o no te volveré a dar dulces — extendió su pequeño meñique mientras fruncia el ceño — ¿Promesa?
Jongho engancho su meñique al de su vecino.
— Promesa.
Ahí había empezado su historia junto al dulce Yeosang.
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ˢ ʷ ᵉ ᵉ ᵗ
FanfictionChoi Jongho odia toda clase de dulces... excepto al dulce Kang Yeosang