Conociendo al asesino

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-¡Vuelve aquí ahora mismo Riotsu!- Exclamó mi padre. Yo no le hice caso y me encaminé hacia la salida de la casa.

-¡Déjame en paz! ¡No pienso ser tu mera marioneta!- Le reproché.

Sí, ya veis. Mí historia empieza con una bronca y con una fuga. La bronca de mí padre, uno de los muchos hombres de la yakuzza, un hombre bajito, muy gordo y malhumorado. Típico.

Y la fuga la mía.

Abrí la puerta de la casa y salí corriendo a la calle sin cerrarla.

Odiaba mi vida. Mí padre se había empeñado en que yo tenía que ocupar su cargo cuando fuera mayor. Pero yo no quería y por eso mí padre empezó a soltar estupideces sobre mí abuelo y mí tatarabuelo. Que si deshonraría a mí familia y esas cosas que dicen los viejos. Pero yo no quería cargar con eso que mi padre llamaba "linaje", quería ser libre y que las personas dejaran de mirarme con esa mirada de odio, de decepción y de asco.

Corrí hasta un parque y me senté en un banco. Yo no quería ser un mafioso. Ni quería matar a nadie. Me tapé los ojos con las manos y apoyé mis codos en mis rodillas. ¿Que podía ser peor que tener un padre mafioso? Nada. Os lo aseguro. Ha matado a cientos de personas. La matanza corre por su sangre y por la mía, y eso no lo puedo evitar. Pero ya estaba harto de que mis compañeros del instituto me trataran mal porque soy el hijo de un gran capullo.

Perdonadme, no me he presentado. Me llamo Riotsu y tengo 16 años. Soy castaño y no muy alto y casi siempre estoy de mal humor. Me gustan los mangas, los dulces, el deporte y las empanadas de mamá. Pero ella ya no está aquí. Me entristecía no tenerla conmigo en los momentos difíciles de mi vida, pero no podía cambiar esas cosas.

Pasó una hora. No me había dado cuenta pero se había hecho muy tarde. Fui a levantarme pero noté una presencia a mi lado. Miré hacia la izquierda y vi a un chico alto de pelo negro que le brillaba a la luz de la luna. Tenía ojeras que se le marcaban levemente dándole un toque atractivo. Me quedé un poco impactado ya que no me lo esperaba. Suspiré tranquilizándome un poco. El chico me miró.

-Siento haberte molestado. Parecía que estabas muy concentrado.- Su voz era suave y dulce. Me sonrió y no pude evitar sonrojarme.

-Bah...- Murmuré. El ladeó la cabeza mirándome con una sonrisa enigmática. Ese chaval me estaba poniendo realmente de los nervios. No me quitaba la mirada de encima, y mis manos habían empezado a jugar la una con la otra. "Que deje de mirarme, que deje de mirarme..."

-¿En que pensabas?- Preguntó de repente. Le miré de reojo, pero enseguida aparté la mirada. No quería mirarle, sentía que si lo hacía me perdería en esa mirada tan extraña y que me ponía los pelos de punta. Le contesté, ya que parecía que si no lo hacía, no dejaría de mirarme.

-Pensaba en que odio mi vida...- Murmuré casi en un susurro inaudible. Pero él lo oyó, ya que pareció sorprenderse al escuchar mis palabras.

-¿Eh? Pero si tienes un montón de dinero. No se porque odias eso...- Murmuró. Yo le miré.

-Precisamente eso es lo que odio, ser hijo de...- Pero enseguida me paré. ¿Le estaba a punto de contar mi vida a un tipo que no conocía siquiera?

-¿Que ibas a decir?- Me preguntó con una sonrisa en la cara. Yo miré hacia delante.

-Nada. No te interesa.- Le respondí fríamente. El chico se rió, lo que me hizo enfadarme más.

-Está bien. No eres muy hablador, ¿eh?- Dijo. Yo me levanté y miré al chico.

-No.- Me giré de espaldas a él y caminé hacia la entrada. Oí los pasos del chico detrás de mi. De verdad, me estaba empezando a enfadar...

-¿Puedo saber tu nombre?- Me preguntó. Yo no me molesté en mirarle. No quería que ese chico me hablara, quería estar solo. Pero era realmente insistente.

Te amaré hasta que me muera (Dropped)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora