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↠ 𝒾𝓇𝒾𝓃𝒶 ↞

—Gracias por dejarme salir— mi voz es baja y temerosa, me envuelvo con mis brazos mientras camino detrás de él, hablarle mal me había costado caro, créanme que una dieta de pan y agua no es de las mejores para tener una vida saludable o una mínima energía. Siento como mi peso ha bajado, pero no estoy segura de ello. Karim ni se digna a dirigirme la mirada, ni siquiera cuando el flaco llega a su lado.

—Ve a comer— vocifera con una voz monótona y fría. Mi estomago pide a gritos comida así que dirijo mi paso hacia lo que deduzco es la cocina. Mientras camino, un espejo me refleja, me detengo a verme. Madre mía, me veo fatal. Toco mis pómulos y mis dedos bajan hasta mi cuello. Necesito comer.

Llegando a la cocina, me recibe una señora con una cálida sonrisa, sus arrugas son notorias, pero no definidas. Sus ojos se hacen pequeños cuando sonríe.

—Hola linda, ¿quieres comer algo? — Asiento con pena, los colores van hacia mi rostro, pero no le doy importancia —¿Qué te gustaría que preparara? — noto que tiene un acento latino. Me da ternura escucharla hablar.

—Pasta— mi voz vuelve a salir baja, estoy agotada.

—Pasta será entonces, siéntate cariño, cuéntame, ¿Cómo te llamas? — ella iba sacando cosas de la alacena, subiéndose a pequeños bancos para alcanzar las cosas, hago lo que me dice y tomo asiento en la barra de la lujosa cocina

—Irina— ella comienza a cocinar— ¿usted cómo se llama?

—Mary— limpia sus manos en su mandil del uniforme— ¿eres rusa?

—Nací en Rusia, crecí aquí— ella sonríe mientras mueve la salsa con una cuchara.

—Yo soy de Cuba, llevo un rato por acá—

—No dudo que es bonito— ella sonríe melancólica.

—Lo es, lo extraño mucho, pero tampoco me quejo de vivir por acá— vacía el sartén con la salsa en un pequeño bote.

Un hombre grande entra por la puerta, directo al refrigerador y le echa una mirada antes de cerrarlo y hablar.

—Mary, un sándwich ¿puedes? — Mary asiente y el hombre que habló me ve. Lo veo seria y directo a los ojos. El levanta una ceja

—Hola preciosa, ¿tu nombre? — el chico se pone del otro lado de la barra recargando sus codos en ella, su ceja arriba intentando verse seductor, supongo. Solo lo miro, inexpresiva. —no tengas miedo bebé, no te voy a lastimar— él toca mi cara, intentando acariciarla y yo me alejo de su toque con el ceño fruncido. El sisea, buscando que me relaje, vuelve a tocar mi cara y le pego un manotazo, el se cabrea y toma mis brazos a la fuerza para acercarme a él. — Eres una perra.

—Suéltala— la voz calmada de flaco inunda la escena. Parece que esto pasa seguido.

—Es mía— habla el idiota, así que pateo su espinilla, el gime de dolor y yo me zafo de su agarre, intento salir de la cocina lo más rápido que puedo, pero el flaco me toma por la cintura y me carga. Grito y pataleo para que me suelte, el camina a la sala conmigo cargada, comienzo a golpear su nuca con mi codo. Él me baja y gruñe.

—Yo no hago nada si tu no intentas nada flaco— digo con mis manos enfrente de mí. Como si pudieras hacer algo con tu fuerza, Irina.

—¿Que mierda está pasando que gritas tanto? — llega Karim por mi espalda y yo intento encararlos a ambos.

—Fye la quiere violar— hablo flaco con naturalidad.

—Puta madre, nunca respetan nada de lo que digo en esta maldita casa— Karim saca su pistola y mi corazón se agita con miedo, carga y apunta al florero, solo escucho el disparo antes de bloquearme con el estruendo. Me dejo caer en el suelo, acercando mis piernas a mi pecho. Un escalofrío demasiado conocido se siente en mi espalda, el ataque de pánico va creciendo y escucho voces y gritos internos, mis oídos tienen un sonido vacío, los recuerdos malos regresan a mi mente, como si los volviera a vivir, mi respiración se vuelve un jadeo constante intentando recuperar aire. Flaco habla, pero no se que dice, mi mente esta tan bloqueada que solo siento los miedos irracionales, que ya no estoy segura si lo son o no. Escucho voces ahogadas y no sé si son reales.

RUSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora