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{ DON'T }
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↠   𝒾𝓇𝒾𝓃𝒶  ↞

—Por favor, déjenme ir, no vi nada, lo juro— mi voz sale entrecortada por las lagrimas, me estoy muriendo de miedo, solo quiero regresar a casa.

— Cállate— me habla bruscamente con un acento notoriamente ruso, sin siquiera mirarme, con la mirada fija en la calle, veo a los lados, intentando ubicarme con lo que veo a través de la ventana, no tengo idea de donde estoy. Puta madre Irina por que decidiste meterte porquería justamente hoy. Vuelvo mi mirada hacia el frente.

—Haré lo que sea, por favor— hablo con mi voz en un hilo. Pero aún así alcanza a escucharme. El me voltea a ver.

—Te he dicho que te calles— gritándome, pone una pistola entre mis cejas, siento un escalofrío demasiado conocido, término llorando más, aprieto los ojos. No ahora, no puedo quebrarme ahora, vamos Irina. Asiento muy lentamente, mientras mi cuerpo tiembla, me está dando un ataque. El aleja la pistola y yo comienzo a tomar respiraciones,intentando calmarme.

—Donde la vamos a dejar? — pregunta el señor que me apuntó, en ruso. Logró mantenerme en control para poder escuchar su conversación.

—Con el jefe, en el sótano, sus órdenes no mías— el más flaco habla también en ruso— Nadie la toca— me sorprende el tono de voz del flaco, grave, sus tatuajes me hacen sentir intrigada, el observarlo detenidamente me hace olvidarme de mi ataque, así que lo comienzo a estudiar. Tenían todos un tatuaje en específico, una serpiente en el cuello, atrás de la oreja, que al parecer bajaba hasta el hombro. El tenía la mandíbula marcada y sus ojos verdes, un cabello rubio con un brillo que no había visto antes.

—No puede ser que una niña se te escapara de las manos y viera todo— el señor que anteriormente me apuntaba en la cíen, ahora se queja con su compañero, en ruso. Maldita sea, ¿que me van a hacer?

— Cállate, que primero paso por tu área— el señor rueda los ojos y me mira, cruzamos miradas y la bajo rápidamente. Me tiene completamente atemorizada.

No había caído en cuenta de donde estaba, era una camioneta, como un tipo de valkswagen, grande y sin asientos atrás, me causaba conflicto, estaba amarrada de las manos, tenia armas al rededor mío, en mi estado no podría hacer nada con ellas.

Llegamos a una mansión, blanca, enorme, con carros caros afuera de esta, me siento mareada. Ellos me cargan y me sacan de la camioneta. No puedo poner resistencia, pero aun así, siento como jalan mi cuerpo como si de una pluma se tratara, traigo mi consciencia a la realidad y mi cuerpo se tensa del miedo que les tengo, tanto que comienzo a temblar. Al entrar veo más hombres con traje y la serpiente distintiva en su cuello, todos me miran extrañados, como si esto no pasara seguido. Me continúan arrastrando y los mareos vuelven, siento una arcada en el fondo de mi garganta y comienzo a vomitar. Los hombres me sueltan de golpe y mis rodillas caen al piso, intento meter las manos y solo continúo vomitando, mis palmas arden, mi garganta también. Me vuelven a cargar aun más brusco, me arrastran por la cocina y una señora de edad me mira con pena, abren una puerta y esta guía a lo que parece ser un sótano, me tiran en una esquina. El flaco se agacha quedando en cuclillas, pasa el dedo por mi barbilla y luego se limpia en sus pantalones.

—¿Sed?— habla él, mirándome con paciencia y desinterés. Yo asiento cómo puedo, mientras acomodo mi cuerpo en la esquina del frío sótano. Truena los dedos y mi cuerpo reacciona, encogiéndose por el eco que el cuarto ocasionaba, pero uno va por lo que supongo es agua. Flaco me toca la mejilla y mi cuerpo se tensa, aprieto los ojos —Shh, eres muy bonita para quitártelo de un golpe— lo miro directamente a los ojos con un ceño fruncido en la cara y un nudo en la garganta, no estoy segura si es por que quiero llorar o por otra cosa.— ¿Nombre? — mantengo mi mirada en el, cejas pobladas negras, sus ojos verdes y su nariz refinada. Sus ojos me dan calma, pero eso no significa que voy a hablar con el.— Nombre.— demanda con una mirada que da miedo, le pasan un vaso lleno de agua y el lo toma. Yo le respondo.

— Irina— el asiente satisfecho con la respuesta y me extiende el vaso— Gracias— sus ojos se clavan en mí mientras bebo de él y yo me intento refrescar, traía una sudadera la cual ya me empezaba a molestar por el calor del sótano.

— ¿Edad?— me quedo callada, con la mirada dentro del vaso —Irina, no me hagas hacerte daño y dejarte aquí un mes— regreso a verlo.

—Diecisiete— mi voz sale en un hilo mientras me aferro al vaso de cristal. ¿Y si lo rompo?.

—Madre mía— me quita el vaso y se lo da a un hombre, maldita sea — ¿Qué viste en la fiesta?

—Nada— dijo bajito. Recordando el cuerpo tirado del hombre, dándome nauseas.

—No vengas con idioteces pequeña, por favor— bajo la mirada.

—Es enserio, no vi nada— niego, tomando mis manos, masajeándolas, signo de mi nerviosismo.

"Iván!" una voz demasiado conocida se escucha desde la escalera del sótano.

—Mande— habla flaco, ahora Iván. Se levanta, quedando mil veces más alto, con su mirada en la puerta.

"La niña" ¿yo? ¿Yo que?

—Acá— Los hombres de traje se abren y la silueta de otro hombre se hace ver, con la poca luz que la escalera daba.

—Irina— habla el hombre y me extraño, ¿cómo sabe mi nombre? Sus pasos se vuelven más claros en mis oídos, señal que él se acercó. Masajeo más mis manos.

—Mírame— levanto la mirada y descubro a Karim en el lugar que ocupaba flaco, mi cara se vuelve un ceño fruncido, claramente sorprendida por el hecho de que él estuviese parado en frente de mi, al control de la situación. Mi situación.

—Karim? ¿Qué jodidos está pasando aquí? —del miedo que tenía, mi voz sale alarmada, alza una ceja mientras se pone en cuclillas —Te exijo que me sueltes, que ganas con tenerme a...— me interrumpe.

— Calla— toma mis mejillas con su mano izquierda y hace que lo vea —Cállate— hago lo que pide —Buena niña— acaricia mi pelo y las lágrimas salen — Todos salgan menos Iván—hacen lo que se pide y se van. Su ruso es perfecto.

—Bien, ¿qué paso?— me pregunta Karim — ¿Qué viste, que hiciste? toda la historia.— me mira impaciente y no me queda mas que contestar. Obedecer, que es lo único que he hecho desde que estoy en su poder.

— Pues, solo salí del baño y no había nadie en la casa, así que salí al patio. Había muchos hombres y ellos cargaban a alguien, luego me vieron y me metieron a la camioneta, me apuntaron con una pistola y aquí estoy. Esa es la verdad y quiero irme a mi casa, por favor—Karim me mira, sus ojos son ilegibles.

—Irina, no te voy a dejar ir tan fácil, viste mucho niña— El mira hacia un lado, su comentario me alarmó más de lo que ya estaba.

—¡Karim, carajo! ¡Me quiero ir a mi casa maldita sea!— Iba a decir más, pero una mano se estampo en mi cara, dejándome callada. El miedo vuelve a mi, me intento hacer pequeña, dejándolo de ver a la cara, cerrando mis ojos fuertemente, sintiendo mis ojos picar, no puedo llorar.

—Mira niña, si yo quiero te mueres y ya. Pórtate bien y tal vez hasta te den de comer decente. Así que cállate y levántate, que no estoy para tus cosas de estúpida.— Él toma mi cara para que lo vea a los ojos, mi cara ardía como mil infiernos y deje que de mis ojos salieran lagrimas del dolor — ¿Entendiste? —asiento y el me suelta. Se para y yo veo a Iván, quien me mira con lastima —Párate— hago lo que me dice, aun con las esposas en las manos y ahí es cuando agradezco la flexibilidad que me dio el ballet. —Camina— comienzo a caminar y el me jala de las esposas, lastimándome, me quejo.

— Ten cuidado, cabrón— al segundo que lo digo, me arrepiento, él vuelve a jalarlas haciendo que su boca quede en mi oído.

— Vuelve a hablarme así y las putas manos no serán las únicas que te van a doler— jala con más fuerza y me deja ir — Te quedarás ahí hasta que entiendas, como se me debe tratar.

El cierra la puerta en mi cara y comienzo a gritarle que me deje salir. Irina por que nunca aprendes a callarte.

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Holaaa, ¿cómo están?
Quiero agradecer su interés en mi historia, de verdad no esperaba semejante respuesta.
Muchas gracias por sus votos y comentarios. Me encanta leerlos!
Tengan una hermosa mañana, tarde, noche.
Los quiero!

RUSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora