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{ FUCK }
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↠   𝒾𝓇𝒾𝓃𝒶  ↞

Llegando a la fiesta sigo medio fuera de mi lugar, la música estaba fuerte y las ganas de olvidarme de todo vuelven a mí.

—¡Irina! — Kath me saca de mi mente y me jala a entrar a la casa. —¿No que no venias, niña? — me da esa sonrisa típica de Kath cuando quiere distraerme de las cosas, me alegra que ese sea su plan.

—Cambié de opinión— señalo a Eyal que sigue al lado mío.

—Tenía que sacarla, iba a inundar el cuarto si seguía llorando pegada a su cama. Ayúdala a que se vuele un rato, ¿no? — Eyal guiña y al segundo la rubia nos lleva con el dealer de la generación. El típico niño de papi. Ella usa sus dotes femeninos y coquetea para regatear el precio. Sinceramente no quiero meterme nada, no creo que me ayude en lo más mínimo. Así que me dirijo a la barra, mejor lo normal esta  noche.

Ya recargada en la barra le pido al chico dos shots de vodka, necesito que algo me pegue y rápido. Tan rápido me da los shots, me los tomo como si fuera experta y como si siempre tomara. ¿Quién lo diría?

Como que siento una mirada en mí, así que me giro y para mi sorpresa encaro a Karim, así que le sostengo la mirada, sus ojos me miran de arriba abajo y ruedo los ojos. Pido otro shot. Me lo tomo. Otros ojos están sobre mi pero ahora es mi rubia amiga con pastillas de quien sabe que porquería.

—¡Huiste de ahí! ¿todo bien en casa?— ella ríe y me tiende la pastilla.— Eyal y yo te cuidamos, ya lo hablamos, no me voy a meter nada y el tampoco. Estas a salvo— lo dudo un momento y dirijo mi mirada hacia Karim, me sigue viendo. Jodete cabrón. Me tomo la pastilla con otro shot de vodka. ¿Por qué no?

Kath me lleva a bailar. Canciones conocidas resuenan en mi cabeza, me muevo con la voz de Ariana Grande y me suelto. Siento como me relajo. Espero que esto resulte mínimamente bien.

↠ 𝕶𝖆𝖗𝖎𝖒 ↞

Maldita Irina. Causando miradas de otros hombres. Me tiene harto, fácilmente pudo haber sido mía, pero no, todo tiene que ser a su puta manera, mujeres. Su culo meciéndose mientras pedia no se que cosas en la barra improvisada de la casa, me obliga a mirarla, y al parecer ella lo siente por que sus ojos chocan con los mios, para mi sorpresa me sostiene la mirada, valiente saliste pequeña.

—No te olvides de lo que hablamos— El trato ya estaba echo, solo no había que cagarla y todo bien. Le dedico una mirada y con eso quedamos. El se va al otro lado de la casa y flaco decide hablar.

—¿Ahora en que lio te metiste?— Prendo un cigarro.

—Lo de siempre. Estamos distribuyendo en nuevo territorio. Paolo está de nuestro lado, pero su gente no está del todo convencida. Hay que tener cuidado.— La nueva expansión del territorio era lo que necesitaba para impresionar a mi padre y quedarme con todo. Los italianos son difíciles pero terminan cediendo ante los rusos. Así que no me preocupo mucho.

—Esperemos que los mastodontes con los que trabajas no la caguen— me encojo de hombros. Lo hecho hecho está. Estos mastodontes me daban seguridad en este territorio. Son los que saben como lidear con los contratiempos.

Mis ojos van de vuelta a Irina, que al parecer está drogada o borracha. ¿Irina? ¿Drogada? Le doy una calada a mi cigarro. Ella pasa las manos por su cuerpo, baila moviendo las caderas como si fuera latina en vez de rusa. Madre mía.

Ella habla con su hermano y con Kath a como puede, pero ella esta en su mundo. La llevan al baño y la dejan dentro de él mientras conversan.

Un estruendo conocido resuena, poniéndome la piel de gallina, como siempre. Balas. ¿Qué carajo está pasando? Mis hombres corren hacia Paolo y le pegan un tiro en la cara. Maldita sea, no podemos volver a este territorio, a menos que busquemos que nos maten a todos. Mi oportunidad se fue al carajo. Jodidos mastodontes.

Apago el cigarro en el cemento del patio  y me dirijo a mi Harley con la mayor tranquilidad. Son mis hombres después de todo.

—Limpien esta mierda— indicó mientras veo a toda la fiesta salir corriendo.

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El estruendo me deja sorda, no se donde estoy ni lo que hice. ¿Qué demonios está pasando?
Un mareo se apodera de mí y termino vomitando en la taza del baño. ¿Donde está Eyal? Intento reincorporarme para poder lavarme pero me siento débil, me tomo del borde del fregadero y logro levantarme, me enjuago la boca y me dirijo afuera del baño, intentando ser sigilosa. La casa está desierta y un mareo me hace perder el equilibrio, así que mejor salgo al jardín en busca de alguien conocido.

Un grito desgarra mi garganta al ver un cadáver con una bala en la cíen. Dos hombres del tamaño del mundo me miran y se dirigen hacia mi con un arma en la mano, yo corro dentro de la casa, antes de tener el mismo destino que aquel cuerpo. Choco con otro hombre y me toma de las muñecas inmovilizándome mientes me veía hacía abajo con unos ojos fríos como sus manos.

—Déjeme ir, por favor— mi voz se quiebra con miedo y lágrimas.

—¿Qué hacemos señor?— hablan los que venían detrás de mi.

— Súbela a la camioneta— le dice a uno rubio y el asiente.

—No por favor déjenme ir yo no se nada, me voy a quedar callada, lo juro, por favor— intentaba suplicarles que me dejaran ir pero simplemente hacían caso omiso a mis plegarias.

— Llévatela — habla al más alto de los dos. Intento jalarme pero no le provoco nada, solo me mira con una sonrisa burlona.

— Ponlo en la bolsa— le extiende una a el otro tipo. Sigo forcejeando y pidiendo que me liberen.

— Por favor — musito mientras me jalan hacia la camioneta.

Ayuda.

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Holiii, ¿cómo están?
De verdad yo estoy maravillada con la respuesta que han tenido hasta ahorita con mi historia.
3.1K de lecturas, 198 votos y 14 comentarios.
Son lo mejor, muchas gracias por leerme y por dar su opinión, espero que este capítulo sea de su agrado.
Buenas mañanas, tardes o noches.
Los quiero

RUSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora