Capítulo 18

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Pasaron alrededor de dos semanas desde que le dieron de alta a Yeosang,  ya que tenían que revisar que todo estuviera en orden en su organismo.

— Toma — El médico a cargo le extendió una receta médica — Son algunos medicamentos que debes tomar en caso de que haya algún dolor, las demás son simplemente vitaminas.

— Gracias — Tomó la receta sin ni siquiera dirigirle la mirada, pues el agarré en la cintura de su pareja no lo dejaba agradecerle correctamente.

— Bueno, si eso es todo, nos vamos, gracias por sus servicios — Esta vez habló el castaño mientras ponía más fuerza en el agarré y lo llevaba hasta la salida del hospital.

El pobre chico se dejaba hacer sin objeción alguna, caminaron hasta la avenida para tomar un taxi y llegar más rápido al departamento. El recorrido hasta el lugar se volvió insoportable, el silencio acompañado de la tensión del momento no eran los mejores sentimientos.

Estuvieron en su destino después de 15 largos infernales minutos, Jongho pago y tomó bruscamente del brazo a Yeo jalandolo hasta el departamento, intentó quejarse pero en su lugar recibió una bofetada para silenciarlo.

Abrió la puerta y lo avento causando que se tropezara con el escalón de la entrada, por otro lado Jongho cerró la puerta con seguro. Visualizo a Yeosang de reojo quien con piernas temblorosas trataba de mantenerse de pie luego de la caída. Inspiró profundamente para después exhalar, necesitaba calmar su enojo pero le era prácticamente imposible, sus manos temblaban de la rabia, todo se fue al carajo cuando el contrario hablo.

— J-Jongho, ¿estas bien?

Nervioso trato de acercarse pero en cambio recibió un golpe en el estómago que lo dejo casi sin aire, lo tomo del cuello de la camisa y lo lanzó al piso, lugar en donde comenzó a patearlo sin remordimiento alguno, el pobre chico se quejaba, lloraba y le suplicaba que lo dejara en paz.

Se posicionó encima de él, tomó con un mano sus muñecas y las atrapó arriba de su cabeza, con la mano libre comenzó a tocarlo, pasando la yema de sus dedos por debajo de su camisa.

— ¿Qué haces? Sueltame, no quiero — Se retorcía debajo del contrario tratando de alejarlo — Jongho, por favor, no quiero — Lloraba cada vez más por cada toque.

— ¿Todavía tienes el descaro de pedirme que te deje cuando se que estuviste con otro? — Lo abofeteo tan fuerte que logró herirle el labio inferior para después ser atrapado entre los dientes del mayor, causándole más dolor del que ya tenía.

— Jongho entiende que no quiero hacerlo

— Y tú entiende que a mi me importa una mierda si quieres o no — Lo tomo del mentón e hizo que lo mirara fijamente — Hoy te demostrare que me perteneces — Atacó salvajemente sus labios, los mordía a su antojó, no le importaba el sabor metálico que se escapaba por su herida, paso sus labios por su cuello y lo fue mordiendo hasta dejarle marcas. Bajo su mano hasta su pantalón, lo despojó de este junto a su ropa interior, el pobre chico intento cerrar las piernas pero recibió una mordida en su muslo interno que le hizo gritar.

Cansado de sujetar sus manos, Jongho se sacó el cinturón y lo amarró con el, teniendo por fin sus dos manos libres, le quitó la camisa, atacó sus pezones y comenzó a masturbarlo, cada parte de su cuerpo era marcado por mordidas que dolían hasta el alma.

Jongho se levantó y fue a la habitación para sacar otro cinturón de cuero, Yeosang al ver el objeto en sus manos, intento levantarse para huir, pero el primer golpe acertó en su espalda, el chico era golpeado infinidad de veces, no importaba que el muchacho estuviera sollozando y suplicando que lo dejara, todo fue en vano pues lo peor apenas estaba por llegar.

Aún con el cinturón en mano, le obligó abrir sus piernas, se desabrocho el jean, bajo el zipper y parte de su boxer, dejó salir su miembro el cual ya estaba un poco despierto.

Tomó al chico por el cabello, lo obligó a sentarse frente a él a la altura de su miembro — Ya sabes que hacer — Dijo para después acercarlo y este por inercia abrió su boca metiendo así el falo para comenzar a chupar — Más te vale no morderme — Gruño en cuanto sintió como su glande era atendido por esa gloriosa lengua.

Desesperado por el lento ritmo, tomó a su víctima por la cabeza y comenzó a follar su boca con movimientos rápidos y pocos concisos, provocando una arcada en el sumiso quien seguía involuntariamente las acciones del contrario, finalmente el adverso se vino en la cavidad bucal ajena, el menor trato de separarse al sentir el líquido caliente pasar por su garganta pero las manos de su mayor se lo impidieron e hizo que se lo tomará todo, hasta la última gota.

Después de eso, se logró separar y empezó a toser de manera incontrolada. Sintió como el aire de sus pulmones casi se extingue por lo que trataba de recuperar su respiración.

— Ponte en cuatro — Ordenó demandante su pareja

— Ah... ¿Q-qué?

— Lo que oíste maldita puta, ponte en cuatro

Atónito vio como su amante lo ponía en cuatro contra su voluntad, se posicionó detrás, abrió más sus piernas y nalgas.

— ¿Q-Qué haces?

— Ni creas que hemos terminado

Sonrió cínico para luego tomar su miembro y empezar a introducirlo en su entrada sin dilatar, los gritos comenzaron a notarse pues el dolor era cada vez más insoportable, cada centímetro dentro suyo dolía más que el anterior, lloraba y sollozaba descontroladamente, ni tiempo tuvo para acostumbrarse pues los movimientos se hicieron presentes, rápidos y fuertes, le tomó de las caderas y en cada estocada lo atraía más.

El pobre Yeosang sentía que se moría por dentro, siempre lo había hecho con su pareja con todo el consentimiento del mundo pero esta vez era obligado a tener relaciones, no sabría distinguir si el dolor emocional era más fuerte que el dolor físico. El nudo en su garganta le impedía derramar de nueva cuenta lágrimas, ¿qué ganaba llorando? Nada. No podía cambiar lo que estaba viviendo, fue su decisión vivir así desde el principio, pues, según el, todas las parejas son así, ¿no?

El martirio terminó al momento de sentir un líquido caliente en su entrada y al mismo tiempo se escurría entre sus muslos mientras su "amado" soltaba un gemido de satisfacción. Sintió como salió de él sin previo aviso pues sintió un pequeño ardor, cansado se tiro de lado en el frío suelo de madera, observando las marcas en sus muñecas debido al cinturón, su pelvis palpitaba del dolor que sentía. No podía moverse sin embargo, Jongho lo tomo del cuero cabelludo y lo halo por el pasillo hasta una habitación en el fondo. Se quejó en todo el recorrido hasta aquel lugar, que nunca pensó volver a entrar. Vio como abrió la puerta del oscuro cuarto pues este no tenía bombillas ni ventanas por donde se colara la luz del sol, temblando le rogó que no lo volviera a meter allí, pero las súplicas fueron en vano, Jongho lo pateo dentro para luego cerrar la puerta con llave.

— No pensé que te gustaría regresar tanto a ese lugar, espero que estes bien ahí en los próximos tres días — Rio mientras dejaba la llave en el marco de la puerta.

— ¡Jongho! ¡No por favor! ¡No me dejes! ¡Jongho! ¡Tengo miedo! ¡Jongho! — Golpeaba una y otra vez la puerta pero todo intento era inútil, no importaba cuanto gritara, nunca lograba convencerlo.

Pegando su espalda a la puerta, junto sus rodillas a su pecho, las lágrimas volvían a salir. Desnudo, con frío y hambre, tendrá que esperar tres días para salir.

Tres malditos días.

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《Me haces daño》♤JongSang/SeongSang♤ [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora