The Private Dancer [MoonSun Fanfic]

Confessions? [7]

Luego de unas semanas de varios ensayos muy estrictos, al fin llego el momento tan esperado para la castaña. El primer show. 

Moonbyul había faltado a todas sus citas y reuniones planificadas durante esas 3 semanas de ensayos. Si se generaron varios problemas a raíz de ello pero a ella solo le importaba su bailarina estrella, mejor dicho su sol. 

Luego de que pasen los ensayos, la joven castaña se quedaba todas las noches en el salón de baile esperando a encontrarse con su directora, lo cual siempre ocurría, solo se quedaban hablando de la vida hasta que un día, exactamente un día antes de el primer show de la castaña, una tensión hizo que la rubia ya no pueda ocultar sus sentimientos hacia la contraria.

- Solar, ya no puedo con esto -mencionó la pelirubia cabizbaja.

-¿Con qué? ¿Vas a.. despedirme? -preguntó preocupada- prometo mejorar directora.. -la castaña comenzaba a alterarse hasta que Moonbyul la tomó de los hombros negando varias veces.

-Estoy enamorada de ti, eso es lo que sucede -dijo seriamente observándola fijamente a los ojos, la castaña quedó en shock por unos segundos junto con Moonbyul ya que ella no pensaba confesarse de esa forma tan simple y sin un gesto romántico, pues la directora tenía sus encantos a la hora de confesarse y esto la había sorprendido a ella por igual.

-¿D-de mi? pero.. ¿por qué? No tengo nada de bueno y mucho menos de hermoso, no soy una chica que suele gustarle a otras chicas señorita Yi.. -suspiro la castaña cabizbaja y Moonbyul tomo su mentón suavemente.

-Eres lo mas hermoso que pueda existir a MIS ojos, Kim Yong Sun, eres completamente hermosa y perfecta para mi ¿no es eso lo que importa? -dijo la pelirubia observándola con una tierna sonrisa en su rostro.

Hubo un silencio que duró al menos unos minutos, el cual se rompió o mejor dicho, se interrumpió por un tierno beso que la castaña le dio a su directora, ambas se sorprendieron al inicio pero la rubia continuo el beso como si no hubiera un mañana, rodeó su cuello con sus brazos mientras sus lenguas jugaban en el interior, la castaña se aferró a su directora rodeando su cintura con sus fuertes brazos y asi se mantuvieron un largo rato, hasta que la temperatura de ambas comenzó a aumentar, la directora se separó de la castaña, caminó hacia la puerta colocando la traba, apago las luces y volvió hacia ella acostándose en unas colchonetas apiladas en una esquina del salón de baile.