Capítulo 1

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El sol entraba plácidamente por las ventanas de la habitación, tocando su rostro con los ligeros rayos que traspasaban la fina tela de las cortinas blancas, suelta un quejido apenas perceptible y remueve las sábanas en un intento por cubrir su rostro y continuar su profundo sueño, pero este se ve atormentado cuando escucha por el pasillo que da a su habitación unos pequeños saltos que se dirigen a donde está, quiere continuar durmiendo, retrasar el reloj unas 3 horas más y sumergirse en su amplia fantasía astral, pero no puede porque siente un peso encima suyo y el potente grito que lanza esa infantil voz le aturden todos los sentidos.

- ¡Nii-San, ya levántate! - da tirones a su pelo y remueve sus brazos para espabilarlo-

Pero el cansancio parece ser crónico que ninguna de sus extremidades le responde, solo puede articular algo ininteligible en medio de sueños que no quieren dejarlo salir de esa fantasía.

Apenas y escuchas los pequeños pasos alejarse de su habitación, pero los gritos no dejan de retumbar en la cabeza, puede que tenga migraña.

- ¡Mamá, Nii-San no se quiere levantar! - parlotean en la planta baja-

Sabe que tiene escasos segundos para reaccionar así que suspira con sumo cansancio y entreabre los ojos lentamente, acostumbrándose a la pesada luz que se colaba por sus ventanas, estira los músculos haciendo un placentero sonido de relajación y deja caer el delgado cuerpo sobre el colchón pues su espalda hizo una ligera curva al estirar cada fibra de su ser.

- Levántate ya - es la única y dura indicación que recibe cuando la figura materna se presenta en la entrada de su habitación -

Se sienta sobre la cama un poco más despierto y retira las sábanas blancas a un lado, colocándose las sandalias, toma la toalla que está recargada sobre la silla y se mete al baño, afortunadamente pudo quedarse con la habitación que tenía baño, no por solidaridad de su madre, sabía de sobra que esta hacía caso a todo lo que su pequeño hermano quisiera, pero en esa ocasión pudo decidir por encima de él.

Papá hubiera dejado que yo eligiera lo que quisiera - piensa melancólicamente.

El agua tibia le sentó muy bien, pues los músculos los sentía engarrotados, quizá de tanto cargar las charolas del café o atender en la máquina todos los pedidos, justamente ayer a su compañero se le había ocurrido faltar y le había dejado todo el trabajo en la cafetería, sin contar que ya tenía un descuento en su salario por la taza que rompió al tropezar con la mochila de uno de los clientes.

Pero ninguno de esos acontecimientos le impidieron sentirse sumamente feliz cuando su pareja fue a recogerlo a la salida, ver la sonrisa de lado y los profundos ojos violeta le hicieron sumamente feliz.

Hidan

Llevaba ya 6 meses saliendo con él y no podía evitar sentirse como colegial enamorado cada que salían y él lo tomaba de la mano o cuando pasaba su brazo por encima de sus hombros, la calidez con la que lo besaba y la dulzura con la que lo trataba, si bien era cierto Hidan jamás lo ha presentado a sus padres, no es algo que particularmente le moleste a Itachi, sabe que las cosas se dan a su debido tiempo, pero el hecho de que lo lleve a su casa ya le daría cierta exclusividad.

- Mi madre es algo conservadora, no estoy seguro de que te agrade la idea de que te obligue a casarte conmigo -

Fue la excusa que le dio cuando le cuestionó sobre ese asunto, no volvió a insistir más, con las atenciones que tenía para con él eran más que suficientes por ahora.

Una vez que sale de la ducha rebusca entre su ropa lo primero que tenga a su alcance. Unos jeans y una camiseta negra junto a una sudadera con el logotipo de alguna marca deportiva.

Melodías a tu nombre (ShiIta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora