Capítulo 20

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La habitación permanece en completo silencio, con la tensión tan fuerte que incluso tuvo que bajar la mirada y esperar lo peor. Las manos al tabique de la nariz y los ojos fuertemente apretados eran la posición que había optado la persona al escuchar la noticia, no sabía interpretar la reacción que tendría pero podía hacerse a la idea de que no sería nada bueno, empezando porque llevaban ya un buen rato en silencio y ninguno había dicho nada más, solo se podía percibir el sonido de los perros ladrando y el fuerte pasar del viento por las lúgubres calles de Konoha. Debía de haberlo sabido antes ¿cómo podría recibir una simple afirmación ante algo como eso? estaba siendo bastante iluso o quizá la situación lo había orillado a buscar refugio o consolación desesperadamente, eran tantas las cosas que pasaban por su cabeza que no había forma de acomodar todas y pensar fríamente la situación, tampoco es como si lamentándose fuera a resolver algo, pero justo en esos momentos donde sentía que todo su orgullo y fortaleza comenzaban a despedazarse era cuando más se le venía a la mente el recuerdo de los cálidos brazos de Shisui rodeando su cuerpo, acunandolo de la oscuridad, protegiéndolo de cualquier fuerza negativa, anhelando dolorosamente la dulce voz que le arrullaban cuando sus sueños se veían interrumpidos por el abrupto recuerdo de su pasado y de su penosa vida, Shisui había pasado a ser muy importante en su vida, era el pilar que sostenía todo aquello que había hecho mal hasta el momento, y no era justo que por su desesperado intento por sentir que su vida no estaba del todo jodida, amarrara al pelinegro a estar con él. 

Levanta lentamente la vista solo para encontrarse a la persona en la misma posición solo que ahora su respiración era más honda, como buscando no caer en la histeria y decir algo equivocado. 

- ¿Estás seguro? - es la seca pregunta que suelta luego de eternos minutos en silencio - 

- Me hice la prueba hace poco - susurra con la mirada fija en sus manos - 

El adulto suelta un soplido cansino, levantándose de la cama para caminar unos segundos por la habitación, cruzándose de brazos seriamente. 

- No se que esperas que te diga - 

Itachi alzó la vista ante la figura sería de su tío, viendo la decepción y la furia plasmados en esos profundos ojos negros, no había tenido hasta el momento ninguna razón para lidiar con el mal carácter del mayor sino hasta este instante en el que con la sinceridad a flote le confesó su secreto, y tampoco era que eso le indignara, entendía perfectamente la molestia de su tío, después de todo no lo acogió en su casa para que en tan poco tiempo le saliera con sorpresas. 

- Lo lamento - murmura suplicante, aunque sabe que posiblemente todo termine mal esa noche-

- ¿Exactamente qué lamentas? - arquea una ceja - ¿Haberme ocultado esto durante varios días o el que te diera igual lo que te dije? - sus palabras salían tan bruscas y su hipersensibilidad por su situación solo lo entristecía más - vaya, no lleva ni una semana que te acepte en mi casa y ya me estas dando problemas - cierra los ojos, estaba tan avergonzado - 

Escucha los pasos del adulto dirigirse a su habitación y no puede evitar sentir la angustia recorrerle todo el cuerpo, sale disparado tras de él ya sin importarle en absoluto tener que pisar su orgullo más de lo que ya estaba para corregir la situación, por nada del mundo quería regresar con su madre, mucho menos ya sabiendo su estado y el peligro que representaría volver con esa mujer, extrañaba a Sasuke pero no podía resignarse a vivir nuevamente con Mikoto, sería una especie de suicidio. 

- Tío te prometo que voy a trabajar horas extra, me encontraré otro trabajo, no tienes de que preocuparte ni pagar nada de mí - hablaba rápidamente, viendo como el adulto le daba la espalda y se ponía a checar unos papeles en el escritorio - 

Melodías a tu nombre (ShiIta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora