Capítulo 18

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Amanecer sin las quejas o insultos de Mikoto era como la más dulce sensación que había tenido, solo con la paz de un nuevo día que apenas y podía interrumpir su sueño pues las cortinas a diferencia de su otra casa cubrían perfectamente las ventanas para evitar que los rayos del sol tocaran su nívea piel, se sentía tan renovado, era como si lo hubiesen reemplazado por alguien más, incluso la energía con la que se paró era tan fuerte que hasta tarareo una canción mientras se bañaba, cosa que había dejado de hacer desde mucho tiempo atrás pero que ahora no tenía limitantes, ni siquiera se disgusto en hacer un plato extra para que su tío desayunara con él, era como su manera de agradecerle por permitir quedarse. La expresión en Madara fue para fotografía, el hombre se mostró muy sorprendido, es decir, no había tenido contacto con sus sobrinos desde la muerte de su hermano pero tampoco es como si conociera el carácter de cada uno de ellos, solo se imaginaba a un adolescente típico y problemático, Itachi parecía ser totalmente distinto al resto de gente de su edad.

El desayuno fue en silencio pero sin llegar a ser incomodo, al menos su tío se mostró sereno mientras leía el periódico sujetando su taza de café con la mano libre, e Itachi no podía sentirse más feliz que nunca, era la primera vez en muchos años que gozaba de una tranquilidad en la que no tenía que estar pendiente de atender a nadie, no tenía que soportar los gritos histéricos de Mikoto regañandolo por tonterías o los vecinos escuchando música a alto volumen y haciendo caso omiso a la petición de bajarle. Su vida había cambiado y para bien. 

- Vamonos - menciona el adulto terminando de acomodarse el saco - 

- ¿Vas a llevarme a la uni? - pregunta sorprendido - 

- Solo por hoy, además no quiero que te vayas a ir de pinta con alguno de esos grupitos de escuincles problemáticos - Itachi no puede evitar soltar una pequeña risa - ¿Qué es tan divertido? - levanta una ceja - 

- Nada es solo que sonaste como algo que hubiese dicho mi papá - sonríe divertido - 

- No me tomes el pelo, niño, yo no soy tan blando como Fugaku - aún y con el tono serio podía notar que al adulto también le hacía gracia - 

- Ya, ya - 

- Venga alístate antes de que te mande en autobús - 

Aún sin parar su risa va por sus cosas y ambos salen rumbo a la universidad del menor, para fortuna de este ahora sí había llegado a tiempo. 

- ¿Has coqueteado con algún precoz de primer grado y te ha dado vuelta en su auto a la uni? - cuestiona con burla Deidara en cuanto le ve entrar al salón con una sonrisa radiante - 

- No digas tonterías, fue mi tío quien me trajo - la cara del blondo era un poema- 

- ¿No era el cascarrabias que siempre decías? - 

- Bueno... tiene carácter fuerte pero no es mala persona - se encoge de hombros - 

- Y pensar que en algún momento dije que mi tía Marie no era tan mala, ahora que me cuentas eso de tu tío tendré que volver a bajarla a la bruja malvada de siempre - Itachi suelta una carcajada y mira sonriendo al rubio, como extrañaba esos momentos alegres entre ambos - 

- Bueno que para alguien que te dice: "¡No abras la puerta del refri a menos que sea absolutamente necesario!" si que debe ser mala - 

Ambos se ríen sin parar, soltando alguno que otro chiste hasta que llega la hora de clases.

En el receso el blondo no se pudo aguantar el hecho de contarle a Itachi que se encontró con Sasori, pero eso no fue lo que casi hace al pelilargo atragantarse con la comida sino cuando esté le menciona del beso que le dio el pelirrojo, un sinfín de preguntas le surgieron y no se cortó ni un pelo en soltarlas una tras otra, atacando al rubio con ellas hasta ponerlo totalmente sonrojado y sin saber por dónde empezar, por supuesto que omitió la parte en la que el otro le dijo que tenía que superarlo, porque de ahora en más lucharía porque Sasori le perdonara, creía que esto era una segunda oportunidad que la vida le brindaba para corregir sus errores, no pensaba desperdiciarla por nada el mundo. 

Melodías a tu nombre (ShiIta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora