El palacio imperial se alzaba en su magnificencia, dejando cubrir con su gran sombra apenas un poco del Kioto matutino.
Jack Crawford comía escasamente arroz cocido; la tensión le estaba causando una rigidez importante en los hombros y el estómago se le había hecho un nudo. Había perdido un poco del temple imperturbable que le caracterizaba, pero era algo justo al no participar más en las impiedades de la guerra en realidad. Desayunaba en solitario, esperando la siguiente audiencia con el emperador que dictaminaría su decisión.
—Crawford-tono, el mikado le espera —una doncella se presentó ante él; agradeció la comida y la siguió hasta la estancia de la audiencia anterior, donde el hombre de edad avanzada ya se encontraba tomando el té nuevamente; esto llamó la atención del hombre, pero guardo decoro y evitó mostrar que lo había advertido.
—Ohayô gozaimasu —habló mirándole tranquilo, el vapor de la bebida había dado una tenue capa de humedad y brillo a su piel ligeramente arrugada.
—Ohayô gozaimasu —Crawford se sentó una vez más frente a él, a razón del ademán que había recibido hace unos instantes. Plisó la parte inferior de su yukata e inclinó abnegado la cabeza.
—La nación ha amanecido de buena manera, los brotes se han convertido en tallos firmes que han traído más semillas a la tierra. El suelo volvió a ser fértil, a pesar de lo agorero de las lenguas extranjeras...a excepción de la suya, por supuesto.
—Vi lo que cualquier persona con mis conocimientos hubiera visto; además, no solo los bienes mueven al hombre. Hubiera sido una pena ver a Japón perder por completo su inefabilidad por culpa de los mongoles.
—Crawford, tengo ya una decisión para ti —el hombre de piel oscura detuvo su vista en un punto muerto en la habitación, luego asintió con un apenas audible gesto de su garganta.
—Sea su voluntad, mikado.
—Si cree juicioso disponer de Hannibal Lecter como el siguiente shikken de la región, concuerdo con su voluntad. Pero, habrá ciertas condiciones —el gesto de ambos hombres se endureció.
—Sea su voluntad, mikado.
—Buscarás un consorte para el shikken en ascenso.
—¿Un consorte?
—Si interpreto bien la duda en su tono...sí, Crawford-tono, un consorte varón.
—Sea su voluntad, mikado.
—Deberán estar unidos en matrimonio según las costumbres niponas y nakama antes de que se le otorgue el título, haz que amabas ceremonias sean presenciadas por el campesinado y por los influyentes de la región, invita a los shikken de Tōhoku y Kantō a las nupcias, será bueno que muestren su apoyo. Procura un cortejo y la presentación del compromiso un tiempo después del anuncio de la muerte del antiguo shikken.
—¿Alguna otra condición, mikado?
ESTÁS LEYENDO
Sobre la sangre [Hannigram]
FanfictionJapón antiguo. Tras la victoria japonesa sobre la invasión mongola, la nación ha establecido un nuevo orden. Extranjeros y nativos coexisten en todos los niveles de la vida, desde el humilde arrocero hasta la nobleza política. Hannibal Lecter será...