Capitulo 11

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Suelto un chillido, no de susto si no de preocupación, lo bueno que los profesionales no me vieron, porque están bastante preocupados con la chica que hay que rematar que en mí. Peeta , él me preocupa, y me preocupa lo que puedan hacerle.

-Vamos chico amoroso, ve y remátala tú mismo-dice Cato, el chico del distrito 2

Veo de reojo a Peeta, iluminado por una antorcha, dirigiéndose a la chica de la fogata a rematarla. Recuerdo como sacudió la cabeza para decirme que no fuera hacia la Cornucopia, mientras él se metía entre los profesionales, en mi contra. A veces lo veo como un traidor, que siempre me dijo que me amaba para ganarse mi confianza y matarme en la arena y a veces, como el chico al que yo le gusto y que me tiro pan quemado bajo la lluvia para salvarme incluso antes de la muerte. Pero esto… esto es distinto.

Todo queda en silencio hasta que los Peeta están fuera de su alcance y los tributos profesionales empiezan a hablar en voz baja.

-¿Por qué no lo matamos y ya?

-Deja que se quede. Sabe utilizar el cuchillo

Ah eso no sabía de mi queridísimo amigo Peeta, ¿Que más secretos guardara el panadero?

-Además, es nuestra mejor posibilidad para encontrarla.

Tardo unos cuantos minutos en darme cuenta de que hablan de mí, así que guardo silencio para seguir escuchando la conversación.

-¿Por qué? ¿Crees que la chica se creyó lo de la cursilería romántica?

Entonces lo que dijo Peeta no es cierto. El me mintió, él me dijo que me amaba y no era nada cierto. Creo que si lo lastiman no me molestaría, es un sucio mentiroso.

-Puede. La chica parecía algo tonta. Cada vez que me imagino dando vueltas en el escenario me dan ganas de vomitar.

-Ojala supiéramos como consiguió el once.

-Seguro que el chico amoroso lo sabe.

Guardan silencio al oír que el panadero vuelve.

-¿Estaba muerta?-pregunta Cato

-No, ahora lo está-Responde Peeta. En ese momento suena el Cañonazo-¿Nos vamos?-agrega Peeta.

La manada de los profesionales sale corriendo justo cuando el alba se asoma en el horizonte, y después de unos segundo se llega a estar silencioso, después se empiezan a escuchar lo sonidos de los pájaros y las hojas moviéndose chocando unas con otras. Necesito bajar, pero me quedo tumbada en mi saco de dormir, creo que para pensar en lo que acabo de escuchar, ellos quieren matar a la chica tonta que hay que tomarse en serio porque se sacó un once, porque sabe usar un arco y tiene gran puntería en ello. Eso Peeta lo sabe perfectamente

Sin embargo Peeta no se los ha dicho ¿Estará guardándose la información porque sabe que eso lo mantiene con vida? ¿Estara dandoles pistas falsas para mantenerme ami con vida? ¿Seguirá fingiendo que me ama hacia la audiencia? ¿Qué le pasa por la cabeza? No lo sé y no quiero pensar en ello o en el ahora, tengo que mantenerme con vida en estos momentos, a costa de ellos, a costa de Peeta, acosta  de su vida.

De repente, los pájaros se callan y uno canta una aguda llamada de advertencia. Una sola nota, como la que Gale y yo vimos cuando capturaron a la chica pelirroja. Como desearía estar con Gale en estos momentos, que me guarde la espalda y cuidarme, lo extraño sin duda, recuerdo hace unos días cuando Peeta dijo que era mi novio, aunque lo parecemos no lo somos. ¿Si no fuera elegida por la arena? ¿Si le hubiera respondido que si a sus preguntas de escapar del distrito, hubiera tenido una vida con él? ¿Con Gale? ¿Llegaríamos siquiera a ser novios? No lo sé y probablemente nunca lo sabré.

El aerodeslizador baja y se lleva a la chica que Peeta remato. Después el aerodeslizador desaparece en los cielos y el canto de las aves vuelve.

Salgo como puedo de mi saco de dormir, acomodo mis cosas y me bajo del árbol sin ninguna dificultad.

La audiencia habrá estado como loca, sabiendo que estaba en el árbol, que escuche la plática, de la información que tiene Peeta y lo más desesperante que Peeta está con ellos, será mejor que actuara como que estaba por encima de todos.

Cazo un conejo lo destripo y despellejo, estoy a punto de comerlo crudo cuando recuerdo que la chica muerta había encendido una fogata, corro hacia donde ella estaba y por suerte todavía estaba encendido, así que asó mi conejo y después de unos minutos lo cómo. Encuentro un charco de lodo, con lo cual podre camuflar mi mochila naranja chirriante. Enlodo mi mochila, pero ni con cuatro  capas queda completamente negro, pero me resigno con dejarlo algo café claro. Me pongo mis cosas, echo tierra a las brasa y tomo dirección apuesta a los tributos profesionales.

Tengo que aprovechar mi sueño con toda la inteligencia que tengo, aunque posiblemente preparame para la muerte de mis seres queridos.

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"Antes De Todo" THG [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora