Capítulo 9

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Damien se acerca a mí y me abraza, eso fue lo mejor que pudo haber hecho en este preciso momento, es lo que necesitaba, él logra transmitir tranquilidad a mi ser, seguimos así por unos minutos, yo no digo nada y él tampoco, solamente me abraza y me reconforta moviendo su mano de arriba abajo por mi espalda, yo doy pequeños suspiros cada tanto, ni siquiera me había dado cuenta que sollozaba.

Después de un rato más me separo de él, lo veo a la cara y le sonrió dándole a entender que ya me siento mejor, en ese momento el estira su mano hasta mi mejilla y con su pulgar retira una lágrima traicionera que recorría mi rostro, yo ni siquiera me había dado cuenta de que se me había escapado una lágrima, deja su mano un momento, es tan cálida, luego la retira.

-Gracias-. Es lo único que sale de mis labios.

-No tienes nada que agradecerme-.

-Pues claro que sí, por alguna razón siempre que Samantha está cerca de mí y dice algo hiriente, tú estás ahí y me defiendes, a pesar de que no me conoces-. Digo con una sonrisa tímida en el rostro.

-Rous, ya deja eso, no lo hagas, no eres una mujer débil, que no te importe lo que ella diga, solo lo hace para hacer esto-. Me señala los ojos, que están rojos por las ganas de llorar que tengo, pero que reprimo. -Esa mujer y su madre, no merecen ni una sola de tus lágrimas, ¿Entiendes?-. Dice él tomando mi mandíbula con una de sus manos, haciendo que lo vea directo a los ojos.

-Tú no entiendes nada Damien, ella siempre me ha hecho la vida imposible, ella fue la culpable de que me fuera de casa tan joven, ella es la que hizo que mi padre me odie por no cuidar los intereses de la familia, ella....ella ha sido la causante de muchas cosas malas que han pasado en mi vida-.

-Ya déjate de lamentaciones, tú no eres una mala hija, ni mucho menos-. Puso sus manos sobre mis hombros y las dejo ahí, transmitiéndome unas pequeñas descargas eléctricas por todo el cuerpo. -No dejes que esas mujeres arruinen tu felicidad, no valen la pena pequeña-.

En ese momento deje de pensar en ellas y solo podía pensar en que Damien me había llamado pequeña, y juro por la madre naturaleza que deseé que no solo me dijera de esa forma, por mi mente pasaron tantas imágenes de las diferentes palabras que me gustaría que él me dijese y que salieran por su hermosa boca, me sentía un tanto excitada con mis propios pensamientos.

-Ya sé que no debo sentirme mal por lo que dicen, pero es que muchas cosas sí son ciertas-. Me obligué a hablar, aunque mi tono de voz sonaba un poco grave, si así fue él no se dio cuenta o lo disimulo.

-Vamos Rous, tú sabes que eso no es verdad, tus padres te aman y lo comprobé el día de la cena-. Él me dice con sorna, y vaya que ese día fue extremadamente raro, tan raro que lo amaron y mi padre.......sí, mi padre pregunta que cuando volverá a cenar con nosotros y eso es mucho decir por parte de ese hombre.

-Damien tú no sabes las cosas que me han hecho esas dos mujeres que dicen ser mi familia, por culpa de ellas discutía con mis padres todo el tiempo, y por Katherine mi mejor amigo se fue, no entiendo porque me odia tanto, yo nunca le he hecho nada-.

-Ya no te martirices pensando en que le habrás hecho o lo que no hiciste-. Entre al departamento y detrás de mi Damien, el cerro la puerta tras de él y se quedó parado ahí, estábamos a tres metros de distancia, los dos permanecimos parados observándonos con atención, así que para aligerar el ambiente, proseguí.

-Pero no puedo evitar pensar en eso, si desde pequeña me ha tratado mal, yo no lo entendía en ese entonces, hasta que crecí y me di cuenta, ahí fue cuando las discusiones se hicieron más constantes y fuertes a la vez-.

-Rous, yo sé que eres una gran mujer, y si ella no te quiere, no te preocupes hay más gente que lo hace, ahí tienes a Reynolds, y también a Alisson- ¿Cómo él sabe de Ali?, si yo no le he dicho nada.

Extrañas emociones [Completa] [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora