Sara no necesitaba una bola de cristal para saber cuál sería su nota final en la asignatura de la señora Trelawney: un Troll como la copa de un pino. El año anterior lo había aprobado por los pelos, y ahora solo deseaba sacar buena nota en los T.I.M.O.s con tal de quitarse Adivinación de encima. Para colmo, aquella mañana se había quedado dormida y no había llegado a tiempo al desayuno. Es decir, que no solo tenía que soportar una clase que odiaba, sino que además debía hacerlo con el estómago vacío. Sinceramente, había días en los que creía fervientemente que estaba maldita.
Salió cabizbaja, arrugando la nariz por la insufrible pestilencia que impregnaba el aula. Se había pasado toda la hora pensando en comida y en lo deprimida que estaba. Pero ahora era libre, y tal vez pudiese ahogar las penas con algunas de sus amigas aquella misma tarde, si es que no estaban muy ocupadas con sus deberes.
—Cuánto echo de menos meterme un buen sorbete de limón al cuerpo... —murmuró, colgándose bien el bolso donde cargaba los libros.
De pronto, algo llamó su atención. Más bien alguien, un chico que cruzaba el pasillo en dirección contraria al del resto de estudiantes. ¿Era un fantasma? No, no podía ser, pues tenía pies. Pero su rostro se asemejaba mucho al de un alma en pena. Sara creía saber quién era. Sin perderle de vista corrió hacia él, sujetando bien las asas de su bolso, porque no sería la primera vez que se le enganchaban con algo y terminaba por desparramarlo todo por el suelo.
—¡Eh! —No quiso pronunciar el nombre que tenía en mente por si se equivocaba y acababa haciendo un ridículo espantoso, pero como el estudiante de Slytherin no se giraba, tuvo que pensar en otra forma de llamar su atención— ¡Abajo el capitalismo!
Yoongi Min se detuvo como si acabasen de petrificarle y, lentamente, se dio la vuelta. Su cara de pocos amigos se acentuó cuando vio a esa loca con el uniforme de Gryffindor dirigiéndose hacia él.
—¡Hola! Hace tiempo que no nos vemos, Min. ¿Cómo te va?
—¿Tú quién eres?
La sonrisa se congelo en el semblante de la joven. Auch. Sabía que podía llegar a ser invisible, sobre todo para la mayoría de los profesores, puesto que nunca destacaba en nada; sacaba notas normalitas y, si no la obligaban, evitaba participar en clase. Pero que no la reconociese Yoongi cuando acostumbraban a estar casi en el mismo grupo de amigos, le hizo plantearse si de verdad tenía un problema de presencia o si es que al chico se la sudaba todo como decían las malas lenguas. Suspiró. Odiaba identificarse con el nombre que algunos de sus compañeros de clase le habían puesto desde que, en segundo año, arrasó con la tarta de melaza y el pastel de Navidad, pero estaba segura de que solo así Yoongi sería capaz de identificarla.
—Soy la Zampabollos de Gryffindor.
Y bueno, el apodo sugería algo más que su preferencia en la comida. El chico abrió la boca y asintió lentamente con un aire pensativo.
—¿A ti no te echaron de la biblioteca por comer ranas de chocolate? —apostilló.
—Ni confirmo ni desmiento.
El muchacho llevó instintivamente la mano al bolsillo de su túnica, donde escondía uno de sus placeres culpables: bolas de chocolate rellenas de mousse de fresa. ¿Sería posible que aquella chica hubiese olido los dulces? Qué escalofriante. Pero, ¿por qué si no se acercaría a él de la nada? Un sensor que indicaba peligro se activó en la cabeza de Yoongi. No tenía ni tiempo ni paciencia. Quería descansar un rato en la sala común antes de su siguiente clase y, a ser posible, comerse su chocolate para reponer algo de fuerzas. Eso significaba que debía salir por patas de inmediato.
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POLLIRETOS; one shots (+18) (o no)
FanfictionPara todos los kinks, especies y colores, @pollicuarentena