ㅤㅤ«De hecho, los dos somos como los boxeadores, le debemos nuestro éxito a la suma de golpes que recibimos....»
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤ ― "Marcos negros" (2010) Pierre Lemaitre
✸ Parejas: KatsuDeku
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« Mis pensamientos angustiados no tenían más sentido que el zumbido de un mosquito delante de una ventana. » No hay bestia tan feroz (1973), Edward Bunker
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Para cuando la cena con Mina y Toru había terminado, decidimos que veríamos una película. Todos estábamos de acuerdo en que lo mejor era escoger una de comedia pues de esa forma podríamos pasar un buen rato sin tener que pensar mucho en algo en específico.
Habia sido una buena idea. Estar con mis amigas me había distraído de lo que viví antes de llegar al departamento de Mina. Recuerdo que para cuando me vieron, me preguntaron de inmediato que qué me pasaba pues traía el rostro algo rojo y una mirada confusa. Respondí que no era nada, y traté de mentalizarme que realmente era así. Que realmente no era nada. Porque qué Katsuki me besara de la nada no tenía que ser algo importante.
"No lo era. No lo era. No lo era. No lo... ¿Era?"
Claro que no lo era. Él siempre terminaba siendo una gran incógnita para mí, y cada que lo veía reafirmaba más esa idea.
Solo debo dejar de pensar en él, y todo en mi vida estará bien. Con esa idea terminé de ver la película en medio de risas y bromas por parte de los tres sentados en la alfombra del departamento de Mina.
—Ahora una de romance ¿qué dicen? —sugirió Mina mostrándonos la portada de una película con una pareja en ella.
—Mejor una de terror —sugirió Toru y de pronto entre ambas se armó un debate sobre cuál era mejor.
Yo solo me dedique a guardar la anterior película en su estuche y a depositarla luego en su lugar donde otros cientos de películas la acompañaban. Mina era una gran aficionada a las películas y series, aún podía recordar que una vez tuvo el sueño de convertirse en una cineasta profesional. Recuerdo cómo sonreía cada que lo imaginaba, y también como ese sueño al igual que otros se echaron a perder gracias a un error. Un minúsculo error que pondría de cabeza tanto sus sueños como los míos. Acaricie el lomo de todas las películas que estaban a mi alcance, y sin querer, recordé cierta tarde que lo cambiaría todo.
Lluvia, una cámara, una grabadora, una libreta y bolígrafo. Eso era lo único que había en el pequeño bolso que le había pedido a Mina traer aquella tarde, ya que era menos sospechoso que una chica lo trajera consigo a comparación de un chico.
Eran las cuatro de la tarde hace un par de años, cuando nos juntamos en aquel parque cerca de la universidad. Ambos estábamos empapados, pero de igual forma sonreímos cómplices cuando nos vimos la cara. Lo que íbamos a hacer era por completo descabellado, pero nada impediría que lleváramos a cabo nuestro plan.
Ambos unimos nuestras manos con una palma y nos dirigimos hacia el edificio que quedaba a unas calles de allí. El frío me estremecía, mi chaqueta impermeable no llegaba a cubrir por completo mi cuerpo y hasta me rechinaban los dientes, pese a ello para cuando llegamos hasta la enorme puerta de uno de los hoteles más prestigiosos de la ciudad, tanto para Mina como para mí, el frío dejó de ser relevante.
