Capítulo siete: sábado parte tres

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No supe cuanto tiempo había pasado cuando entre en razón, mi blusa estaba tirada en el piso al igual que la camisa de Sasuke, ya no estábamos en las cajas, ahora estaba recostada en el suelo. Sasuke estaba besando mi pecho, haciendo una cadena de besos hasta mi ombligo y acariciando mis senos, tratando liberarlos del sujetador, creo que fue en ese justo momento cuando caí en cuenta de lo que estaba pasando, estaba apunto de perder mi virginidad con Sasuke Uchiha, en la bodega de la tienda, ¿Que tan patético y vulgar era eso? Así que me armé se valor y lo detuve justo cuando intentaba sacar mi pantalón, el se levantó extrañado aún con la respiración agitada, pero para mi sorpresa en lugar de gritar y pedirme una explicación se incorporó rápidamente sin decir ni una palabra, tomó su camisa, abrió la puerta y desapareció, dejándome sola y a medio vestir.
Me levanté del piso, sintiéndome humillada, tome mi blusa y salí de la bodega, para mi sorpresa ya todo estaba limpio y los chicos se disponían a irse, busque a Sasuke con la mirada, pero solo lo vi irse desde la puerta de la tienda, a través de los enormes ventanales de cristal, iba sobre su motocicleta de pista negra, con una chaqueta de piel marrón y un casco de carreras.
Estaba absorta en mis pensamientos, cuando uno a uno de los chicos comenzaron a despedirse de mi mientras salían por la puerta, cuando al fin me quedé sola comencé a llorar, me sentía tan patética ¿Como es que se había desapareció de esa manera Sasuke? ¿Como no había podido decir nada? Un odio apasionado comenzó a correr por mi cuerpo y pensé que si el bien me había humillado hoy, mañana no le daría la satisfacción de verme afectada, si no quería verme, pues tendría que aguantarse, porque no vería ni una pizca de tristeza o arrepentimiento en mi rostro, no señor, le demostraría a Sasuke Uchiha que está noche tampoco había significado nada para mi, porque yo podía olvidar tan rápido como el, porque después de todo, yo le había rechazado y había herido su orgullo.
Con el corazón latiendo desbocado y llena de motivación me mire al espejo antes de salir de la tienda, me di unas ligeras palmadas en la mejillas para espabilar me y salí de ahí con rapidez y ansiedad por llegar a mi departamento.

Lo prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora